lunes, 9 de octubre de 2017

RESULTADO DEL QUINTO CONCURSO DE CUENTO Y POESÍA PARA NIÑOS Y JÓVENES

Firma de autógrafos del maestro Gaudencio que tuvo a bien regalarle libros suyos a los niños


RESULTADO DEL Quinto Concurso de Cuento y Poesía para Niños y Jóvenes

San Miguel Cañadas 2017

 

Dedicado este año en homenaje al cronista municipal Gaudencio Neri Vargas

 

Por fin, después de tantas vicisitudes y contratiempos ajenos a nosotros, se pudo realizar la premiación de nuestro concurso que este año cumplió sus primeros cinco años de vida. La ceremonia fue por demás emotiva, la presencia del cronista municipal Gaudencio Neri Vargas fue brillante y los niños y jóvenes quedaron prendados de él.
La escritora Lorel Manzano, el cronista Gaudencio Neri Vargas y el escritor Juan de Dios Maya Avila
 
Gracias pues al maestro y esperamos haya disfrutado este homenaje que emanó del mismo pueblo al que durante tantos años ha amado. Gracias también a la maestra Haydé Vergara, creadora del proyecto Tata Teatro, por de manera espontánea e ilustrativa dirigió tan bonitas palabras a nuestros concursantes. Gracias al señor David Maya Gutiérrez, fundador de El Sitio Maya, por apoyar de manera noble y leal nuestro proyecto. De manera muy especial agradezco la presencia de la escritora Lorel Manzano pues sin su ayuda la premiación habría carecido de luz. Por último, gracias a todos los niños y jóvenes que participaron y una especial felicitación a  Paola Itzel Lana Maturano ganadora de nuestro concurso. Disfruten pues de los textos ganadores:

 
La ganadora del primer lugar, Paola Itzel Lana Maturano, quien a su izquierda está flanqueada por la maestra Haydé Vergara de Tata Teatro


Primer lugar

 

El ánima de la montaña

Por

Paola Itzel Lana Maturano (San Miguel Cañadas)

 

Cuentan qua hace tiempo vivía una familia a las afueras de un pueblo cerca de las montaña. En esa época hubo una guerra y el padre de la familia tuvo que salir a pelear y dejó a la familia conformada por su esposa, sus dos hijas, la mayor y la menor, y su único hijo hombre, el más pequeño de la familia. Aunque tristes por la partida del padre, salieron adelante. Pasaron los días y pasaron los días. La hija mayor y la menor ayudaban a su madre en los quehaceres de la casa y el muchacho se encargaba de cuidar las ovejas. Unos días después pasaron junto a la muchacha unos soldados. Uno de ellos vio a la muchacha mayor tan linda y encantadora como siempre y se le acercó e intentó besarla, pero ella no se dejó. Se enojó tanto el soldado que le dijo que se iba a arrepentir. Transcurrieron dos días y el soldado regresó. La mamá y la hija menor habían salido al pueblo y el muchacho se encontraba pastando a las ovejas. Así que la muchacha se encontraba sola. El malvado soldado aprovechó e hizo de las suyas pues violó a la muchacha y la joven quedó embarazada y pasaron nueve meses y el bebé nació. Ella se alegró mucho pero a la vez entristeció pues no sabía cómo lo iba a tomar su papá, así que decidieron esconder al bebé. Llegó el día esperado y el padre regresó. Le dieron de comer y beber pero de pronto se escuchó el llanto de un bebé. El papá se levantó y caminó hacia el cuarto de la muchacha y vio al bebé. Preguntó de quién era y la muchacha contestó que era de ella. El padre se enojó tanto que no dejó que le dieran una explicación. Agarró a su hija y al bebé y los amarró con un lazo y amarró el lazo a su caballo y los arrastró por toda la montaña hasta que no quedó nada de ellos pues murieron. Desde entonces se dice que se oyen los llantos del bebé y los lamentos de la madre. Se dice que es el ánima de los dos mejor conocida como el ánima de la montaña.

 

Juan el Peludo

Por

Paola Itzel Lana Maturano (San Miguel Cañadas)

 

Era un niño que desde pequeño era muy peludo. Su mamá no sabía que nombre ponerle así que pensó ¡Ah, pues le pondré Juan el Peludo! Así pasaron los días, los años, los meses y por fin fue el gran día. Juan el Peludo fue a la escuela y ahí conoció muchos niños pero los niños de quitaban sus pelitos y Juan el Peludo los acusaba con el maestro pero el maestro no le hacía caso. Así era siempre hasta que Juan le aventó una viga al maestro y su maestro se murió. Y Juan siguió y siguió creciendo hasta que se hizo un jovencito y lo invitaron a una fiesta. Llegó a la fiesta y conoció dos muchachos. Un muchacho le dijo “yo me llamó Cierra Barranca” y le preguntó Juan el Peludo “¿porqué te llamas así?” Le contestó Cierra Barranca: “Yo me llamo así porque cierro una barranca de una patada”. Y el otro muchacho le dijo “Yo me llamo Arranca Pino” y le preguntó Juan el Peludo “¿Porqué te llamas así?” y el muchacho respondió: “Porque arranco un pino de raíz a raíz”. Y le preguntaron los dos amigos “¿Tú cómo te llamas?”. Y Juan respondió “Yo me llamó Juan el Peludo porque desde pequeño soy muy peludo”. Pero como Juan el Peludo no le creía a los muchachos  fue con Cierra Barranca y él con una patada cerró una barranca y luego fue Arranca Pino y arrancó un pino de raíz a raíz. Y luego Juan el Peludo iba a enseñarles sus pelitos pero en eso llegó un señor todo de negro y también su caballo era negro y le dijo Juan el Peludo “¿Cómo te llamas?”. Y el hombre dijo “Yo soy el diablo y quiero invitarlos a una gran fiesta, va a ser en la mansión encantada”. Y así fue, llegaron a la fiesta y hubo muchas peleas y el diablo peleó también y ni los amigos de Juan pudieron ganarle al diablo. El premio para quien ganara las peleas era una doncella. Pero nadie podía ganarle al diablo. Hasta que al final peleó Juan el Peludo y le ganó al diablo pues le quitó una oreja y el diablo le dijo “Dame mi oreja”. Y Juan le dijo “No te la voy a dar hasta que liberes a la princesa y a mis amigos”. Así fue, Juan le devolvió su oreja y la princesa y Juan se casaron y vivieron felices para siempre.

 

 
Daniel Morón Quijada, autor de El Diablo

Segundo Lugar

 

El Diablo

Por

Daniel Morón Quijada (San Miguel Cañadas)

 

Había una vez un señor que siempre iba por su leña como a las cinco de la mañana y se decía que iba con un caballo cargado de leña y que este señor en realidad era el diablo. También traía su perro que era grande y que se oía que arrastraba unas cadenas. Un día un niño se fue a cuidar a sus borregas y se veía que iba a llover. Por eso el niño se quedó en una cueva para no mojarse. Llegaron sus tíos a la casa y le preguntaron a la mamá del niño que dónde estaba el niño. Lo fueron a buscar y no lo encontraron. El niño que estaba en la cueva, se levantó a las cinco de la madrugada porque escuchó el ruido de unos hachazos y se asustó y se quedó donde estaba. Después se fue a su casa y llegó aterrado y le dijo a sus tíos que escuchaba ruidos en el cerro a las cinco de la mañana. Un día primero de noviembre, día de muertos, se decía que era un día en que salían las brujas a bailar. Los tíos del muchacho decidieron ir a ver la cueva en la madrugada y vieron que alguien tumbaba un árbol y fueron donde se había caído el árbol y allí encontraron a un caballo negro y no se dieron cuenta que el señor llegó por detrás de ellos y los agarró y los metió a su cueva. Los tíos vieron que era el diablo y que no se iban a salvar. Cuando no regresaron, el niño, que se llamaba Casimiro, abandonó el pueblo de San Miguel Cañadas, donde todo esto sucedió.

 
Anette Lucero Barreto, ha sido premiada con anterioridad en nuestro concurso. Un gran talento


Pasa y verás

Por

Anette Lucero Barreto (San Miguel Cañadas)
 

Pasa y verás

Un perico cantar

A las orillas del mar.

No te acerques demasiado

Al tigre voraz

Que jamás han podido domar.

Sube a la montaña

Y no creerás

Que hay una laguna

En medio de la luna.

Sube más, más arriba

Pero no intentes llegar a la cima

Que te estrellarás con la aurora boreal.

Ya sientes ese respirar

O es la campana repicar

Ya es la hora de cenar

Corre que las perderás.

Tómate un buen vaso de tequila

Bajo la luna brillarás.

Suena el grillo,

El murmullo empieza a cesar,

La noche comienza a llegar,

La paz reinará otro día más.

El sol sale detrás de la montaña,

El gallo ya canta

Otro día más

Que hay que celebrar.

 

Tercer Lugar

 

La maestra Haydé brindó unas tiernas palabras para los terceros lugares
 

El Hada de la noche

Por

Yurely Vázquez Rueda (San Miguel Cañadas)


Hace mucho tiempo atrás, cuando en la tierra comenzaron a habitar los primero hombres, ya existían bestias temibles que dominaban la oscuridad y sembraban el temor a su paso. Por fortuna, también existían seres buenos y compasivos como las hadas que sirvieron al hombre y le protegieron de todo peligro. Así, para que los primero habitantes de la tierra no murieran de frío en el crudo invierno, el Hada de la luz les regaló el fuego. Y para que pudieran defenderse de los grandes monstruos, el Hada de los metales les regaló espadas y escudos.

Todas las hadas tenían algo que obsequiar a los hombres, todas menos el Hada de la noche, que a pesar de ser generosa no podría encontrar un regalo que pudiera se de utilidad. Un buen día mientras descansaba en la orilla de un río, el Hada de la noche se encontró con un muchacho que temblaba de frío a los pies de un árbol. Cuando le preguntó porqué estaba así el triste chiquillo sólo pudo explicarle que había perdido todo en la vida y que un furioso dragón había devorado su casa, su caballo y su gato. Con el corazón arrugado, el Hada buena quiso compensarle con un noble detalle y agarró un trozo de vestido hecho de la noche más oscura y dibujó con él una silueta exacta del muchacho. Seguidamente la colocó sobre el suelo y se llenó de alegría al ver que la silueta imitaba todos sus movimientos. Entonces el Hada de la noche recorrió el mundo entero regalándole a cada hombre su propia sombra hecha con los retazos de su vestido para que jamás volvieran a sentirse solos en el mundo.

 

El niño de la bandera y la invasión extranjera

Por

Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San Lorenzo Tepaltitlán, Toluca)


Chico, irás al colegio militar. Te impondrán disciplina rigurosa. Serás un hombre, porque hijo, aventándose de borracho nadie ha llegado a ser héroe nacional.

 

Por ella

Por

Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San Lorenzo Tepaltitlán, Toluca)

 

Neta, no lo aguanto ¿cómo te puede gustar? ¡Ah, ya andan! Bueno, allá tú y tus gustos culeros. No lo critico, es que creo que eres mucho para un imbécil como él. Bueno, es cierto, no es mal plan. No, sí, me cae gordo. Es que, sí es buena onda, pero no sé. Hoy me cayó muy bien, es divertido. Sabes, quizá lo juzgué mal, ya cuando lo tratas es chido. Neta, me cae muy bien, ojalá duren mucho. ¡Ay, es súper lindo tu novio! ¿Ah, ya no andan? ¿Por qué? ¿Hey, no sabes nada de él? Me ha llamado un par de veces. Ayer lo encontré, platicamos un rato… ¿Sonreír? ¿Yo? Estás loca.

 

Con Él

Por

Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San Lorenzo Tepaltitlán, Toluca)

 

Dios mío, ¡santificado sea tu nombre! Gracias por todo lo que tengo

Dios mío, cúmplase tu voluntad

¡Ay! Dios mío, ayúdame, por favor, ¡te juro que…!

¡¿Dios mío por qué me castigas, he cometido algún mal?!

¡¿Dios mío, me estas probando?!

¡Dios mío, yo no merezco todo esto!

¡Dios, qué ojete eres conmigo! 

¡Dios, hijo de puta! Te odio

No, no, no. Ni menciones a ese cabrón. Esto no fue deseo de nadie, no debía ser así, no es parte de un plan.  Esta miseria tiene nuestro nombre.

 
*Nota final: Aún quedaron dos trabajos por publicar. Desafortunadamente sus autores se llevaron los textos. En cuanto los recuperemos se subirán a la página.

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