domingo, 3 de marzo de 2024

Seis niños (un mundo). Obra ganadora del Undécimo Concurso Estatal Pensador Mexicano

 



Con la noveleta Seis niños (un mundo), Amada Garcia (Karla Mayrin García Cruz) originaria de Toluca, se hizo acreedora al PRIMER LUGAR de nuestro UNDÉCIMO CONCURSO ESTATAL PENSADOR MEXICANO DE LITERATURA ESCRITA POR NIÑOS Y JÓVENES 2023.



SEIS NIÑOS (UN MUNDO)

Noveleta en dieciséis capítulos



 

Índice

 

Capítulo 1: OTIRA

Capítulo 2: EL RÍO

Capítulo 3: FAMBEZIA

Capítulo 4: LAS CELEBRIDADES DE FAMBEZIA

Capítulo 5: UNA LARGA HISTORIA

Capítulo 6: ENTRENAMIENTO ELEMENTAL

Capítulo 8: REALES SECRETOS

Capítulo 9: PRIMERA MISIÓN

Capítulo 10: SALVADOS POR UN BARCO

Capítulo 11: EL ELEMENTO ELIMINADO

Capítulo 12: HISTORIAS INCOMPLETAS.

Capítulo 13: LA PROFECÍA

Capítulo 14: BATALLA MEDIO GANADA

Capítulo 15: CINCO MINUTOS EN ALERIAS

Capítulo 16: LA ULTIMA PARADA DE NEVEL

 

 

 

En un mundo donde la tecnología y las redes sociales nos rodean, podemos encontrar muchas pruebas de que los seres mitológicos existen ¿Cuántas veces no hemos visto un título como SIRENAS REALES CAPTADAS EN CÁMARA? O infinidad de videos que dicen reconocer seres míticos a nuestros alrededores. Pero ¿Qué nos asegura que esto es verdad y no solo un trabajo de inteligencia artificial? ¿Cómo nos garantizan que de verdad podemos encontrarnos un ciclope en el bosque, por ejemplo?

Nadie puede dar un argumento totalmente seguro de que existan o no estas criaturas, ya que, basados en la lógica, sabemos que personas semiacuáticas no pueden vivir en los mares ya mil veces explorados, o que si quiera sean capaces de reproducirse o adaptarse a los cambios que día a día se sufren en la naturaleza.

En fin, no estás aquí para que discutamos largamente sobre este tema. Realmente no importa mucho la razón por la que estás leyendo esto, si es por entretenimiento o por obligación, el caso es que llegaste, que este escrito cayó en tus manos, y ahora estas a punto de descubrir una historia más, y dependerá de ti creértela o no. Yo sí creo, porque lo viví. Y tu ¿Lo crees?

Ahora, ponte cómodo o cómoda, porque estas a punto de conocer la primera parte de una historia que tardo muchísimo en formarse, y que aún hoy, no ha terminado. La testigo de todo esto fue una amiga mía.

 

Capítulo 1: OTIRA


Un viernes en la mañana, me levante a toda prisa, estaba muy emocionada por ir al museo. Papá sabía cuánto me gustaban la ciencia y los cuentos de hadas, así que en cuento supo de la nueva exposición que estaba ofreciendo mi museo favorito, no dudo en comunicármelo. Así es, soy un poco rara, la fantasía y la realidad me apasionan al mismo tiempo y por igual.

Empecé a preparar todo lo que llevaría en la mochila, y luego intenté hacernos el desayuno, pero era muy pequeña para alcanzar los tazones de la última repisa, entonces esperé a que la ayuda llegara.

- ¿Lista tesoro? - dijo papá cuando por fin entró en la cocina

-Sip, solo me faltan los platos

Después de comer a toda velocidad, salimos al museo, ya que la primera función empezaba al medio día.

-Oye ¿por qué la prisa, pequeña? – me pregunto mi padre al ver que corría. - aún falta media hora.

-Tenemos que alcanzar un buen lugar, papá – le contesté jalándolo del brazo para llegar más rápido a la entrada.

Unos asientos en la décima fila estaban libres. Si bien no era el lugar perfecto para ver todo con claridad, la verdad no esperaba llegar a la tercera fila (estaba llena de estudiantes de filosofía y ciencia). De pronto, la sala entera se obscureció, y me inundé de un sentimiento que no sabía si eran nervios o ansias:

-Bienvenidos sean todos, al Museo de Ciencias de Nueva York. – anunció una voz masculina desde el escenario – después de mucho tiempo tratando de averiguar si estas criaturas son reales, les hemos traído por fin una prueba cien por ciento segura de la existencia de mitología a nuestro alrededor. Habían visto brujas captadas en cámara, pero a que nunca habían visto un hada delante de ustedes.

Las cortinas del escenario se corrieron, y en frente de nosotros, una gran caja de cristal con un intenso fulgor azul dentro apareció en escena. Cuando mis ojos se compusieron después del cambio de iluminación, pude verle mejor forma a aquella luz añil que estaba dentro del cristal: una mujer diminuta (no más grande que mi antebrazo) nos miraba. Me pareció extraño que aun viéndose cautiva en medio de tantos humanos se mantuviera calmada. Un hada, un hada de verdad.

Después, se hicieron los típicos y aburridos discursos de adultos, en los que explicaban cómo, según los estudios de un mitógrafo, la magia y la realidad convivían todos los días. Obviamente yo no les presté atención, mi interés entero estaba en el hada. Desgraciadamente, esta fue trasladada a otro lado poco después de ser exhibida, así que, durante un buen rato, no tuve razón para estar en la sala.

Al término de la conferencia, mi padre se dirigió a mi:

-Pequeña, olvide decirte que me voy a encontrar con unos colegas en la cafetería del museo. Tenemos asuntos del trabajo que resolver y acordamos vernos aquí para luego llegar a la oficina

Me pidió que me mantuviera cerca de él, pero sus esfuerzos por intentar que me estuviera quieta fueron en vano, estar ahí esperando mientras escuchaba cifras me aburría. Entonces vi cómo se abría una puerta cerca de la cafetería, y dentro estaba el cubo de cristal. Mi curiosidad me ganó. Seguí a los trabajadores del museo a esa sala de “solo personal autorizado”. Ahora, vamos a saltarnos el sermón de que no debí hacerlo, pues de haber sido así, usted no tendría lectura para un rato. La habitación estaba completamente vacía, salvo por la gran caja de vidrio que llevaba dentro al hada.

-Hola…soy Marlet – tartamudeé.

Ella se asustó al verme, pero luego de tranquilizó.

-Se quién eres – me dijo.

- ¿Cómo lo sabes?

-Lo sé todo, las hadas somos espíritus omniscientes.

-Entonces también sabes a que vine. – le dije retándola a usar sus poderes místicos para verla más en acción.

Se quedó callada, solo me miró, como intentando descifrar la razón de mi llegada; leyendo mi mente y posiblemente mi pasado. Me emocioné.

-No. – respondió por fin. –Tu aura es demasiado poderosa para mí, y en este mundo mis poderes están limitados. Deduzco que saldrás de aquí con más información de la que buscas, pero aun no entiendo por qué.

-Entonces… ¿Eso significa que me responderás a todas mis preguntas? – por lo que había alcanzado a comprender, ella necesitaba estar un poco más de tiempo conmigo para entender por qué la había ido a visitar. Solo le estaba jugando una pequeña trampa para que pudiera contestarme todo, pero no imaginé lo que diría de mi en los días siguientes.

-No. No eres alguien para que pueda tener esta conversación contigo.

- ¿Alguien como quién? – la reté.

-Eres solo una niña, y aunque tu aura es poderosa, no veo en ella mucho potencial.

-Aun no. – le dije. -Quizá solo necesitas conocerme mejor.

-La vida no es tan fácil como te la pintan, pequeña. – me respondió. – Podré ganarme en ti una amiga, pero no una aliada.

- ¿Aliada?

-Por si no te has dado cuenta, yo no debería estar aquí. Necesito salir, necesito buscar…

- ¿Salir? – la interrumpí. No sabía lo que estaba diciendo, ¿Bien? – Si quieres escaparte del museo, yo te puedo ayudar. – (realmente no tenia idea de que haría si aceptaba mi trato) – pero a cambio quisiera que me contestaras algunas preguntas.

El hada solo guardo silencio. Me preocupaba que estuviera analizando el futuro, observando si en realidad la ayudaría a escapar. Al final no resulto tan malo.

-Me veo obligada, tanto por mi como por ti – me respondió. - sospecho que así averiguaré por qué estás aquí y como escaparé yo.

Sinceramente, no había entendido muy bien lo último, pero me dio igual, después de todo, podría hablar con ella. Me puse cómoda y empecé a formular mis dudas:

- ¿Por qué no eres como en las películas?

-Me temía que fuera esa clase de preguntas. - ¿Acaso esperaba que le interrogara sobre otras cosas? ¡Tenía diez años, por Dios! - Eso tiene una explicación bastante lógica, nosotras no habíamos salido a la luz hasta ahora, por lo que el cine no tenía idea de cómo somos realmente, y nos retrataban como podían.

- ¿Cómo se reproducen las hadas?

-Es una forma muy cruel, no quisieras averiguarlo todavía.

-Creí que las hadas eran muy alegres en todos los aspectos.

-No exactamente, solo volamos escuchando chismes en todos lados – me sonrió, y yo sentí que ya estábamos conectando.

- ¿Cómo acabaste aquí? – al instante, su sonrisa se borró, tuve miedo de haber preguntado algo malo y que decidiera dejar de responderme.

-También fue una forma cruel.

Tenía otras preguntas que hacerle al respecto, pero por su contestación, decidí cambiar de tema. Igual tenía tema para un largo rato.

- ¿Cómo te llamas? ¿Tienes un nombre?

-Si, Otira. En nuestro idioma significa “la que fue traicionada”

-Perdón, pero creo que tu nombre tiene algo que ver con cómo acabaste aquí. – le dije temiendo que ahora si me desapareciera de su vista.

-Yo también – me dijo – igual como sospecho que tú tienes algo que ver

Me asusté, ¿Ella creía que yo la había encerrado? Si, era humana, la raza enemiga, pero no era para que se cargara el odio contra toda mi especie.

-Creo que me puedes sacar de aquí, a mí y a todos

- ¿A todos?

-No soy la única criatura que el museo tiene cautiva. – dijo con una mirada de tristeza profunda.

- ¿Quieres… que les ayude a escapar?

-Algún instinto en mi pasado me dice que lo harás

No podía creerlo, un hada me estaba pidiendo ayuda (como si no se la hubiera ofrecido yo al inicio), siempre creí que sería al revés. Sin pensarlo dos veces, suspiré y le contesté que estaba dispuesta a ayudarla a ella y a todas las otras criaturas:

-Necesitaré que me expliques todo. Me encantará ayudarte, pero enserio quiero el contexto

-De todas formas, no creo que puedas liberarnos sin la historia. – me contestó suspirando.

Y así, Otira empezó con su relato:

-Hay personas que no creen que somos reales, pero hay oras como tú, que lo saben y aun así buscan pruebas.

- ¿Yo y quién más?

-Alex Magnus

 

Capítulo 2: EL RÍO


Alex Magnus creía más que nadie que los monstruos, los duendes y las hadas existían; eso lo convirtió en blanco de burlas durante toda la escuela. Su familia lo toleró un poco, porque ¿Qué niño de 8 años no tiene una imaginación así?, pero cuando cumplió 13 años y seguía hablando de eso, comenzaron a pensar que estaba loco, fue así como decidió ya no hablar del tema. A partir de la secundaria, Alex Magnus no tenía nada de especial, o así lo veían todos, solo hablaba de eso muy de vez en cuando con sus mejores amigos Jacob y Kristen, a quienes conocía desde que eran pequeños, y que, a pesar de todo, se mantuvieron fieles a él hasta los dieciséis años. Fue justo el interés de Alex lo que lo llevó a ese mundo para protegerlo.

En el tercer semestre de preparatoria, la profesora de biología organizó una excursión al desconocido valle de Mathnam en las fronteras más remotas de Chicago para conocer y recolectar la exótica flora del lugar. El espacio de exploración era amplio, podía verse a dónde iban los alumnos, mas un punto del valle estaba rodeado por frondosos árboles. No podían pasar para allá, pero una vez terminados sus informes, el equipo de Alex, Kristen y Jacob se dispuso a vagar por todos lados.

- ¿Qué tal si vamos a ese espacio? -propuso Jacob.

-Oye, no sería mala idea. – contestó Alex con un aire de impulsividad. Era la magia atrayéndolo.

- ¿Mala? ¡Horrible! No quiero que me reprueben por ir allá. – dijo Kristen advirtiendo a sus amigos.

-Ya tienes las mejores calificaciones de la clase, solo te quitarían un punto, no seas exagerada. -Alex tendía a tranquilizar a su amiga con sus formas.

-Además solo será un paseo, ¿Qué podría pasar?

-Los adolescentes tienen ideas raras, pero a veces me pregunto si ustedes son pubertos o niños todavía.

-Mi mamá es más permisiva que tú.

-Y no me sorprende que estés como estés, Jacob – le volteó Kristen.

Era una chica muy hábil con las palabras y con sermones de ese tipo, así solía convencer a sus amigos de que no hicieran alguna tontería, pero esa vez no le funcionaría.

-No somos bebés o niños pequeños, tranquila, sabremos cuidarnos.

- ¡No pudiste cuidar ni una cucaracha la semana pasada Alex, y por eso te bajaron calificación! ¿Quieres reprobar por hacer esto?

-Ya, tranquila, serán solo unos minutos.

-Tu vida puede depender de solo unos segundos. – fue la inteligente respuesta de la chica.

-Actúas como si hubiera demonios del otro lado.

- ¿Qué tal que hay ninfas? ¿eh? – hubo una pausa después de ese comentario.

-Bueno, entonces vamos a descubrirlo. – dijo Alex adentrándose en los árboles. Jacob fue tras él y Kristen no tuvo más opción que seguirlos. Era eso o que su profesora viera que ella estaba sola y creyera que no estaban haciendo nada; en cambio, si se iba con ellos, la excusa perfecta sería que estaban investigando más.

- ¿Lo ves? No hay nada de este lado, más que in insignificante riachuelo. – dijo Jacob a su amiga.

-Muy bien, ya venimos, ya vimos, ya vámonos. – dijo Kristen.

-No duras ni quince segundos. – declaró Alex acercándose a la orilla.

-Alex por favor, si te caes, no te vas a molestar en repetir el año.

-Tranquila. – le respondió Magnus a su amiga – se cruzar ríos. – exclamó listo para saltar al otro lado.

- ¡No! ¡No lo hagas! – le gritó Kristen, aunque demasiado tarde, ya ambos niños estaban en la otra orilla.

- ¡Vamos, Kris! Ven – le gritaron los dos chicos.

-Ni aunque me pagaran saltaría para allá. No llego a la mitad si quiera. – anunció Kristen con mucha decisión.

- ¡No seas miedosa, cuatrojos! Ven. – Kris odiaba ese apodo, especialmente porque viniendo de Jacob era una indirecta que decía “muñequita cobarde y nerd”.

Enfurecida, la chica retrocedió para tomar impulso, y brincó con todas sus fuerzas la corriente.

- ¿Lo ves, cuatrojos? Sabía que podía… ¡Auch! – las palabras de Jacob fueron interrumpidas por un puñetazo en la boca que venía de Kristen. Él era muy alto, y ella chaparra, así que Jacob tenía que agradecer que el golpe no le dejó un ojo negro. - ¿Y eso por qué fue?

-Por decirme cuatrojos, Señor Lengua Larga.

- ¿Lengua larga?

-Si no hablaras de más, no te ganarías premios como esos.

-Aquí en la orilla no vamos a encontrar nada interesante, hay que ir al bosque. – dijo Alex con entusiasmo.

-Alex, esto no es un campamento de verano. Si quieres irte de vacaciones a una montaña, lo mejor será que esperes a que acabe el semestre – dijo Kristen.

-Mis padres no querrán llevarme a ningún lado sabiendo que busco trolls. – en ese momento, se escuchó un trueno muy potente a la distancia.

-Nosotros te llevaremos, pero este no es momento. – cuando acabó de hablar Kristen, un rayo iluminó el cielo que se ponía de un gris muy obscuro; luego, un trueno bastante fuerte resonó sobre sus cabezas; el viento sopló enloquecido, y grandes gotas empezaron a caer.

-Alex, amigo, por mucho que me duela la boca al decir lo siguiente, creo que esta vez Kristen tiene razón -dijo Jacob, que empezaba a preocuparse.

El ambiente comenzó a nublarse, hasta el punto en que ya era muy difícil ver con claridad.

-Pero tu propusiste venir, Jacob – le demandó su amigo.

-Si, lo sé, pero...

- ¡Alex, Kristen, Jacob! – gritaban tres voces alarmadas desde el otro lado, fue fácil reconocerlos, eran compañeros que habían estado con el trio desde años atrás.

- ¡Son Nevel, Zack y Rosé! ¡Chicos, por acá! – gritó Jacob. Pero algo misterioso pasó; mientras la tormenta crecía a pasos gigantes, el suelo comenzó a temblar, y, por imposible que parezca, el río comenzó a hacerse más ancho cada vez.

- ¿Qué sucede? – se le escuchó a Rosé gritar aterrorizada

- No lo sé, pero manténganse quietos en donde están o la corriente se los podrá llevar. – dijo Zack con la voz más alta que pudo para hacerse oír en medio de la tormenta.

Kristen trató de retroceder porque estaba muy a la orilla, y en una sacudida brusca de la tierra, los seis chicos saltaron involuntariamente y cayeron sentados a dos metros de cada orilla. Como si la situación no fuera ya muy rara, Alex alcanzó a ver algo sin sentido en el río: su fondo parecía estar a kilómetros más abajo, como si no fuera más que un pedazo de cielo de un inmenso valle. De pronto, se formó un remolino con el agua, y alcanzó la altura de los árboles más grandes. Empezó a arrancar rocas gigantes y pinos de raíz, hasta tomar fuerza suficiente para absorber a los seis chicos. Después, la tormenta desapareció y el tornado de agua empujó a los adolescentes al interior de la corriente, el río se hizo angosto hasta retomar su anchura original. Lo que había en el interior del agua no era una ciudad marina, si no un valle cualquiera con árboles, aire, cielo, nubes y animales.

Alex, Jacob, Kristen, Zack, Nevel y Rosé aterrizaron por fin en tierra firme, en un campo de girasoles para ser exactos. Cuando miraron hacia arriba, un fragmento de cielo en forma de una interminable serpiente de un color más obscuro que el resto del cielo se comenzaba a cerrar hasta ser una línea curva larga y angosta. Eso era el río por el que habían caído a un mundo completamente normal, o algo así.

 

Capítulo 3: FAMBEZIA



- ¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? – preguntó Rosé cuando logró recuperarse de la caída.

-Esto no tiene sentido, va contra las leyes de la naturaleza. – dijo Nevel levantándose, y parecía más enojado que asustado.

- ¡Te dije que era peligroso ir al otro lado, Alex! ¡Se los dije a los dos, pero ¿Alguno me escuchó? Esto es peor que repetir el semestre. – dijo Kristen mirando con furia a su equipo de trabajo.

- ¿Entonces para que saltaste el río, Kristen? Nadie te obligó. – le dijo Jacob con reproche.

-Para darte ese golpe que tenías bien merecido ¡Y tú me obligaste de echo!

-Esto no puede ser real, es una simple pesadilla. – dijo Rosé para calmar a los demás, pero especialmente a ella.

- ¿Pesadilla? Si, claro. Me avisas cuando sean las 7 porque no quiero llegar tarde a la escuela – le dijo Nevel sarcásticamente.

- ¡Chicos! ¡Ya basta! Lo que pasó allá arriba no tiene explicación, todos estamos asustados, pero esa no es razón para pelear. Nadie tiene la culpa de lo que haya pasado, sea o no un sueño, aunque claramente sabemos que es real. Necesitamos respuestas, y si nos quedamos aquí no vamos a encontrarlas. Debemos buscar a quien nos ayude. – dijo Alex, que más que asustado estaba ansioso.

- ¡No seas tonto, Alexander! ¿Quién crees que viva aquí que nos pueda ayudar? - exclamó Zack.

-Pues si nos quedamos aquí no vamos a averiguarlo ¿O sí?

Al final no fue tan difícil convencer al grupo de que avanzar era la mejor y en realidad única opción. Caminaban mirando arriba, como esperando que el cielo se abriera y se presentara la oportunidad de regresar a la realidad. Rosé parecía sumergida en sus pensamientos, seguramente tratando de convencerse de que todo era un sueño y que iba a despertar. Nevel examinaba con la vista cada cosa que se cruzaba en su camino; y le pareció que varias plantas, al igual que bichos, no los había visto nunca en su vida: unos desprendían fulgor, otros eran demasiado pequeños, unos parecían hechos de luz y nubes; al final se sacudió la cabeza temiendo que todo fueran alucinaciones suyas. Zack tenía siempre la vista en frente, sabía que todo eso no era normal, y que debía estar atento a cualquier cosa que pasara; si el río se los había tragado, solo faltaba que se abriera un árbol y de allí saliera un dragón bailando tap. Kristen parecía enfurecida, y caminaba como se dirigiera a hacer alguna tarea cansada y difícil. Jacob miraba continuamente a su amigo, ya le parecía que todo lo que estaba pasando era de fantasía y mucho temía que las cosas de cierta forma tuvieran que ver con él, y no en todo se equivocaba. Alex caminaba sin quitar la vista de enfrente, sabía que muchos ojos a sus espaldas lo estarían

mirando, probablemente echándole la culpa de lo que había pasado, y la primera en la lista de rencor era Kristen; simplemente no quería voltear a ver las miradas de desapruebo que le estarían dirigiendo. A pesar de todo, se encontraba emocionado por lo que podía pasar; al igual que Jacob, tenía el presentimiento de que aquello tenía que ver con la magia y la mitología, ya que obviamente no había sido obra de la naturaleza, era su momento de probar que no estaba loco, y se decía para sus adentros “son reales y deben estar aquí”.

Después del campo de girasoles, seguía un largo valle por el que caminaron antes de llegar a un bosque que parecía abrazar una cadena de montañas que se extendía a 20 kilómetros a lo largo aproximadamente, y que, a su vez, hacía alusión a estar rodeando algo.

Los muchachos se adentraron en el bosque, y mientras más avanzaban, más obscuro se veía, la razón por la que podían ver, eran los rayos de luz que se infiltraban entre algunas ramas de los árboles, pero llegó una parte en la que ya casi no se veía nada, se escuchaban los ruidos de los chicos al caminar y de las ramas pequeñas que se rompían cuando sus pies las pisaban.

Y aunque no se divisaba casi nada, los muchachos pudieron identificar unos árboles moviéndose, las ramas más altas llenas de hojas se sacudían alocadamente, y con el silencio que reinaba en el bosque, ese escándalo enloquecía y asustaba a cualquiera, en especial a los animalitos pequeños, que pasaron por los pies y cabezas de los chicos. De pronto, de entre los árboles, una figura descomunal y aterradora apareció frente a ellos:

-Perezoso gigante - pronunció Nevel. Pero al animal pareció ofenderle el título, porque rugió con tanta fuerza, que los jóvenes tuvieron que taparse los oídos, y luego empezó a perseguirlos.

El grupo corrió con velocidad en línea recta, rogaban que se acabara el espeso bosque para correr sin tener que saltar ramas, tener un poco de luz y ver con claridad a la monstruosa cosa que los correteaba en plan de ser la cena. Al fin, se aclaró la vista, pues el final del paraje obscuro estaba cerca. Al salir, la bestia vociferó otra vez, y los muchachos solo voltearon la mirada para ver que criatura podía hacer tanto ruido, pero se volvieron con el rostro lleno de terror para correr más rápido.

- ¡Sigan, al frente hay una cueva donde no puede pasar! – gritó Rosé llena de pánico.

Todos se dirigieron hacia esta, pero era más alta de lo que parecía, y el perezoso pudo entrar encorvado para seguirlos. Allí dentro, estaba lleno de agua que les llegaba a las rodillas, y al animalote apenas a los tobillos. Llegaron al otro lado del túnel, y cayeron rodando en el suelo inclinado cubierto de césped. Por alguna razón, la bestia no pudo cruzar, dejando a los seis adolescentes sanos y salvos. Sentados ahí, en el pasto, recuperaban el aliento mientras veían caer chorros de agua. Entonces, Kristen miró al frente de ella, y le pareció que las flores se movían, tomó una, y de inmediato la soltó mientras daba un gritito:

- ¿Estás bien? – le preguntaron

- ¿Dónde nos metiste, Alex Magnus? – fue la respuesta de la chica que miraba perpleja lo que tenía en frente.

Delante de ellos, un mundo místico se alzaba glorioso, y las flores en realidad eran mujeres minúsculas de color verde con sombreros coloridos en la cabeza, eran flores vivientes. Todos se levantaron lentamente, mientras contemplaban a las criaturas que habitaban el valle mágico. Gigantes hechos de ramas y raíces caminaban a paso lento, centauros corrían a la distancia, arriba de las montañas varios unicornios posaban victoriosamente, ninfas jugaban con los animales, sátiros hacían crecer plantas con sus flautas, hadas de diferentes colores hechas con luz aparecían y desparecían. Entonces, uno de estos espíritus de fulgor añil hiso su aparición frente a los aterrados chicos:

-Bienvenidos, jóvenes creyentes, a Fambezia, hogar de la magia y sus elementos, yo soy Otira, la guardiana del futuro – les dijo mi amiga.

 

Capítulo 4: LAS CELEBRIDADES DE FAMBEZIA



- ¿Qué demonios eres tú? – exclamó Rosé

-Será mejor que no use ese término así, señorita Peterson. Aquí la palabra demonio significa poder, no grosería ni insulto – le reprendió Otira

- ¿Cómo sabes mi apellido?

-Lo se casi todo de ustedes.

-Entonces debes ser una clase espíritu omnisciente. – examinó Alex - ¿Qué eres exactamente?

-Soy un hada, ¿Que no parece?

-La verdad… no

-Joven Magnus, no porque no tenga alas significa que no lo soy. El concepto es el mismo, sea como sea la criatura.

- ¿Qué hacemos aquí? Y ¿Cómo llegamos? ¿Por qué? – preguntó Zack con la intriga que lo estaba matando.

-Tendrán todas sus respuestas si me acompañan a ver al rey de Fambezia, fiel sirviente de ustedes, protectores de la magia.

Todos se quedaron con cara de no entender nada, pero Jacob y Kristen veían a Alex con una expresión que estaba entre la decepción y el enojo, sus ojos decían “¿Qué nos ocultas Alex?”.

Cruzaron todo el valle mientras las criaturas los miraban, las ninfas murmuraban entre si con mirada juzgona, y todos volteaban a verlos mientras pasaban. Momento incomodo. Del lado derecho del valle, había unas escaleras que subían hasta la cima de la colina más pequeña. Este camino llevaba a un castillo que tenía aires de haber salido de un cuento de hadas: era de un liso color blanco, los techos de las torres en forma de cono eran de un suave color vino, y varias enredaderas con flores rosas decoraban algunas ventanas y muros. Se veía hermoso. En la entrada, dos elfos con armas custodiaban el palacio; a diferencia de otros seres, los elfos no los vieron como “algo que no sucede todos los días”, si no como si se encontraran humanos a diario. Entrando, una luminosa estancia con dos tronos en el fondo los recibía.

-Su majestad los atenderá en un momento – dijo Otira mientras desaparecía.

- ¿Es todo? ¿Nos dejarás así? ¡No sabemos cómo tratar con sus majestades! – dijo Kristen a la leve luz que se iba apagando poco a poco.

En eso, sonaron unas cornetas reales desde un punto desconocido del interior del castillo:

-Presentando a su alteza real, Aeneas, rey de Fambezia: hogar de la magia y sus elementos.

Las trompetas prestaron silencio para dejar hablar al heraldo, pero luego volvieron a sonar mientras un hombre de aspecto orgulloso aparecía por el lado izquierdo. No era bajo, pero tampoco alto de estatura; llevaba barba ya algo canosa, al igual que su pelo, vestía un espléndido traje de tonos rojos y dorados, que la verdad se veía muy estorboso y pesado.

-Alteza, nosotros… - empezó a hablar Kristen, pero fue interrumpida por las cornetas que sonaron después de una pausa de cinco segundos.

-Presentando a su alteza real, la princesa Tarot. – entonces, del lado derecho, una hermosa chica no mayor que el grupo hizo su aparición. Tenía la piel casi blanca, unos hermosos ojos esmeralda, y un largo y lacio pelo del color de la miel dorada.

Esta vez, Kristen aguardó a que ya no sonaran los instrumentos para hablar:

-Majestad, mi nombre es…

-Ya se cómo te llamas. – cortó el rey – me lo ha dicho mi consejera.

-Oh – fue la tímida respuesta de Kris.

-Con quien me interesa hablar es con usted, joven Magnus – dijo como aguardando una respuesta.

-Majestad, primero quisiera que nos aclarara unas dudas a mis amigos y a mi. - dijo Alex con mucha formalidad y respeto.

-Adelante – fue lo único que dijo el rey acomodándose en su silla, posiblemente pensando “esto va para largo”

- ¿Por qué estamos aquí? ¿Esto lo hice yo? ¿Sabe algo del rio? ¿Qué sucede exactamente?...

Para evitar que el chico hiciera más preguntas, Aeneas levantó la mano y Alex se calló al instante:

-Bien, parece que usted y yo no vamos a poder hablar de lo que me importa por ahora. – dijo el monarca algo irritado - No me corresponde a mi responder todas esas dudas, pero un viejo amigo va a ayudarlos. – se levantó de su silla a la par de su hija y se arregló la capa; extendió la mano en señal de invitación para que lo siguieran.

Los chicos se miraron unos a otros, dudando colectivamente si les convenía avanzar con el rey o no, pero siguieron a sus altezas por un pasillo construido únicamente de piedras, el cual parecía eterno hasta que por fin salieron y la luz del sol les bañó la cara. De nuevo solo pasto plano había frente a ellos; y a unos metros, una torre hecha en su totalidad de roca gris los esperaba. El rey, la princesa, los seis chicos y dos guardias reales se metieron a la fría guardia. Las altas y pesadas puertas de hierro se abrieron rechinando, dejando ver una escena de acción en el ruedo de arena, donde un gigante calvo y moreno peleaba contra un alto hombre de pelo algo largo y rubio, cuya faz reflejaba una edad de no más de 40 años. El gigante combatía con una jabalina, mientras que el fornido hombre con una espada y un escudo.

El gigante giraba y movía su arma con mucha agilidad, tanto que el rubio muchas veces tuvo que cubrirse con un escudo; además, el gran tamaño le daba ventaja al fenómeno. La pelea continuó con golpes y maniobras de protección, hasta que por fin el guerrero consiguió derribar al gigante.

-Tauro. – lo llamó Aeneas. El hombre volteó y retiró su espada del cuello de su oponente que estaba tendido en el suelo

-Majestad, que agradable sorpresa. – contestó el varón posicionándose al lado de Aeneas. El tipo era tan alto y musculoso, que el rey se mostró intimidado.

-Espero que tengas listas buenas tácticas de guerra para enseñarles a estos jóvenes. – dijo el monarca con un tono seco.

-Si, alteza, lo tengo todo resuelto. – dijo el hombre llamado Tauro completamente seguro.

-Bueno – dijo el rey acomodándose una vez más su atuendo antes de comunicar su despedida. – perfecto, supongo que es momento de retirarme.

El rey, su hija y sus elfos acompañantes salieron de la torre dejando al guerrero con los muchachos.

- ¿Escuché mal, o dijo “tácticas de guerra para enseñar a estos chicos”? – comento Jacob después de una incómoda pausa.

-Así es. Están aquí por una razón, y es defender al reino de la mitología. – contestó con orgullo el alto y fornido hombre.

-Perdón, pero… ¿Qué no para eso hay orejones con arco y flecha? – dijo Nevel sin el más mínimo respeto.

-Los elfos solo vigilan la seguridad de los habitantes de Fambezia. Y creo que deberían empezar a dirigirse con más respeto a los seres que viven por aquí, ya que se quedarán un largo tiempo. – lo regaño Tauro.

- ¿Largo tiempo? – preguntó Rosé con alarma.

-Si, ¿Qué guerra dura menos de un año? – respondió el guerrero con muchísima calma.

- ¡¿Guerra?! – exclamó Ros aún más preocupada, según su punto de vista, las cosas no podían empeorar.

- ¡No nos quedaremos aquí más de una semana, señor! – protestó Kristen tan asustada como la otra chica.

-Me temo que sí, señorita. Nadie aprende a dominar tan rápido la espada. – dijo el hombre con un tono ligeramente burlón, luego con una voz más seria agregó – Y tampoco es tan sencillo descifrar los misterios de Fambezia, aunque de echo eso le corresponde al señor Alexander Magnus.

Eso, justo esas palabras eran las que Kristen y Jacob necesitaban para estallar, y confirmar que, en efecto, era por Alex que estaban allí y que se quedaran mucho más de lo que querían; fuera cual fuera el contexto.

-Así que si estamos aquí por mi culpa. – susurró Alex cayendo en cuenta al mismo tiempo que Kris y Jacob, algo preocupado por lo que pasara después.

-Jóvenes, no lo tomen a mal sin conocer la razón. – los tranquilizó el fuerte pero sensible señor.

-Hablando de eso, ¿Podría respondernos algunas preguntas? Creo que el rey se refería a usted cuando dijo que un viejo amigo podría ayudarnos. – comentó Zack, más atento que nadie a lo que sucedía.

-Por supuesto. – dicho esto, el guerrero de armadura griega se dirigió escaleras arriba; y, viendo que no tenían opción, los seis chicos lo siguieron hasta el último cuarto en el piso más alto.

-Por cierto, ¿Quién es usted? – preguntó Rosé algo incomoda, recordando que no conocía bien a nadie de allí.

-Mi nombre es Tauro. Soy un vikingo del campamento de Arnezia, que le juró lealtad a su majestad, el rey Aeneas hace mucho tiempo, y le sirvo aquí en la torre de guerra. – todos se quedaron sorprendidos ante tal respuesta que parecía sacada de una película. Pero ¿Qué esperaban de un hombre que vivía en el “Reino de la Mitología”? ¿Qué contestara algo como “soy Tauro, Tau para los amigos”?

-Vaya, usted tiene una historia que contarnos, señor – dijo Zack.

-La mía no es de la que deben enterarse, niños. Supongo que querrán saber cómo llegaron aquí, ¿cierto?

-Si, por favor. - dijo Rosé con mucha impaciencia de encontrar respuestas.

-Entonces, pasen – dijo Tauro abriendo una puerta, invitándolos a la habitación.

 

Capítulo 5: UNA LARGA HISTORIA



Entraron en una estancia reducida pero bien iluminada; no había más que una ventana por donde entraba el sol, una mesa redonda repleta de cosas y una puerta a la derecha de madera y metal que parecía bastante pesada. Justo en medio del escritorio, rodeado de mapas, cartas y dibujos en papiro, había un ancho libro azul; llamaba la atención el símbolo que tenía, un círculo dorado formado por diferentes figuras: un octágono, un barco, un hada, una pirámide y una calavera.

- ¿Me repiten su edad? – dijo Tauro mientras todos se colocaban alrededor de la mesa.

-Dieciséis años. – dijo Alex. Su voz parecía normal, pero para quienes más lo conocían, era señal de que estaba asustado. Entonces Kristen tuvo un poco de compasión por él y se colocó a su lado para acompañarlo en un momento que sería difícil para él y para todos.

- ¿Sabían que su historia comenzó antes de su nacimiento? – dijo entonces el vikingo para dar inicio al relato. Los chicos intercambiaron miradas como preguntándose si tenían que responder, pero nadie dijo nada. – Fambezia fue fundada hace no mucho por personas como ustedes, creyentes de la magia…

-Perdón por interrumpirlo, pero nosotros teníamos una vida normal y no creíamos en las hadas; creo que tiene al grupo equivocado. – dijo Nevel sin paciencia restante.

-Nevel Marshall, deje que continue para aclararles sus dudas. – Después de una breve pausa en la que Tauro y el chico intercambiaron miradas irritadas, el vikingo continuó.

-Todo comenzó varios años antes de Cristo; las civilizaciones griega, romana, egipcia, mesoamericana y nórdica comenzaron a formularse preguntas sobre todo lo que les rodeaba, tenían más creatividad de la que muestran las fuentes históricas, y eran muy inteligentes. Fue así como empezaron a surgir las dudas sobre quien creo el universo, y de ese modo, iniciaron a crearse dioses, uno por cada cosa o fenómeno que consideraban divino. Con base en ellos, también se fueron formando leyendas que explicaban situaciones cotidianas; es allí donde entramos nosotros, las criaturas místicas. Se decía, por ejemplo, que las hadas y sus dones eran las responsables de los cambios de estación y controlaban la naturaleza o parte de ella. Muchos de nosotros fuimos reales, pero después de un tiempo desparecimos y solo existimos para contar historias de antaño. Criaturas como los krakens, fueron reales y atormentaron a los marineros durante siglos, pero debido a la falta de comida se extinguieron. La cultura vikinga cayó cuando otros vinieron a gobernarnos, pero mi nombre se utilizó para contar leyendas inspiradas en un hombre fuerte que amó contra viento y marea; por eso estoy aquí, porque al ser el hombre más fuerte, me convertí en el protector de Fambezia…

-Estoy confundida – dijo Rosé – ¿son los elfos, o es usted, o somos nosotros los protectores de Fambezia?

-Me alegra que este atenta, Rosé Peterson. – dijo Tauro ante la sorpresa de la chica, que creyó no estar entendiendo absolutamente nada. – los elfos cuidan el interior de Fambezia, controlan el equilibrio de la magia y la paz dentro del pueblo, yo lo defiendo de enemigos externos como criaturas de otras sociedades, y ustedes de un enemigo todavía más poderoso contra el que ningún ser mitológico puede luchar.

- ¿Así que hay más pueblos llenos de animalitos mágicos?

-Así es, Jacob Carol, son cinco pueblos en total. – mientras decía esto, Tauro buscaba un mapa, y cuando al fin lo encontró, lo extendió sobre la mesa y todos se acercaron a mirarlo, pues les iba a señalar cada uno, – Fambezia, Arnezia, Turtón, Alerías y Jenastras. De dos de ellos somos enemigos, y he luchado contra sus guerreros más fuertes, pero todos nos unimos en una sola alianza cuando se trata de pelear contra un enemigo en común, nuestro rival más fuerte. La unión entre pueblos es una virtud con la que nos formó nuestro creador.

- ¿Quién los creo? Y ¿Cuál es su enemigo en común? – preguntó Kristen con una curiosidad tan grande y nueva en ella que a todos sorprendió.

-El fundador de nuestra realidad alterna fue Alejandro Magno, creo que saben quién fue.

-Fue un líder militar de la antigua Grecia ¿No? - Dijo Alex. Curiosamente, era lo único de lo que se acordaba de sus clases de historia.

-Me alegra que no lo hayas olvidado, Alex. – le respondió Tauro con una mirada que combinaba el orgullo con la tristeza. De nuevo, nadie entendió nada, y comprendieron que lo mejor era dejar que el relato acabara.

-Alejandro Magno fue un líder griego muy inteligente, con una gran habilidad para el gobierno y las armas, pero especialmente, una gran imaginación. Adoraba mucho a sus dioses, y respetaba a las criaturas mitológicas a tal nivel de hacerles un hogar ficticio, una realidad en donde pudieran vivir a salvo y seguir existiendo a pesar de que lógica los extinguiera poco a poco. De allí que nuestro enemigo común sea la ciencia, aquí conocido como “Bruma extintora”

Hubo un gran silencio. Tauro parecía esperar una reacción u otra pregunta del grupo. Los adolescentes, por su parte, estaban analizando toda la información. Por fin, Jacob habló:

-De acuerdo, nos ha dado muchos datos que al parecer van a ser importantes, pero faltan algunas dudas por aclarar…

-Si… - dijo Tauro, aguardando las preguntas

- ¿Por qué el perezoso no nos siguió hasta acá? ¿Ustedes lo detuvieron?

-A los alrededores de las cinco civilizaciones existen rondando criaturas sin origen definido, pero las hadas para protegernos crearon una barrera que cubre a cada pueblo para que no nos puedan atacar. Aunque en el hipotético caso de que la barrera se rompiera, estaremos listos para defendernos. ¿Alguna otra pregunta?

-En realidad son varias… para empezar ¿Qué se supone que vamos a hacer nosotros aquí? ¿Quién o que nos trajo? – dijo Zack dándose cuenta de que realmente esa era la única respuesta que estaban buscando y la única que no les habían dado.

-Y ¿Qué tiene que ver Alex con todo esto? – dijo Kristen algo preocupada. Pero su inquietud fue muy evidente, así que cambió de tono. – digo… porque parece el protagonista de todo esto.

-Me sorprende que no haya entendido todavía, Kristen, aun con todo lo que les expliqué. – se detuvo un instante para ver qué hacía Kristen, y como no hubo más respuesta de la chica que un enrojecimiento de la cara por la vergüenza, Tauro suspiró e intentó iniciar desde cero – tal vez debería explicarlo más a fondo. Alejandro Magno creó una realidad alterna para nosotros, los seres místicos, y este lugar nos ha estado protegiendo cuando la lógica afuera asegura que no existimos. Pero Magno no iba a vivir para siempre, por lo tanto, dejó sucesores, los cuales tampoco son eternos, así que cambian con el tiempo, y usted, Alexander Magnus, verdadero creyente de la magia, es el nuevo sucesor de Alejandro Magno, gobernante y protector de nuestro mundo.

La sorpresa de los chicos fue exagerada, mostrando una mirada de estupefacción tan real, que no tenía precio.

- ¡¿O sea que siempre estuviste interesado en esto y nunca nos dijiste nada?! – le reclamó Rosé a Alex con un tono de voz verdaderamente molesto.

-Yo… - empezó a decir Alex, pero incluso a él le había tomado por sorpresa aquel suceso, no sabía cómo actuar

- ¿Por qué crees que tendría la confianza de decirles a ustedes, querida? Solo se lo confió a sus mejores amigos. – dijo Kristen, fastidiada por la forma en la que Ros le habló a su amigo, aun sabiendo que ella se había dirigido de peores formas hacia Alex.

-No lo sé, ¡¿Quizá porque lo conocemos desde la secundaria?! - protestó Zack.

-Bueno, y en todo caso ¡¿Qué hacemos nosotros aquí?! – se quejó Jacob.

-Calma jóvenes. – exclamó Tauro al ver que sus supuestos héroes no estaban dispuestos. – el rio de su mundo es algo normal para las personas comunes, pero ustedes son especiales, para ustedes es distinto. Los trajo aquí a los seis porque todos son parte importante de esto. Cuando los identificó los transportó, los necesitamos.

- ¿De qué forma? – preguntó Zack.

-Para formar nuestro mundo, Alejandro Magno ocupó ocho elementos espirituales que se reencarnaron en ustedes. Pero lo curioso es, que solo seis están aquí, los otros no han podido ser identificados en mucho tiempo, y es necesario que ustedes los encuentren, ya que solo así nuestro mundo estará totalmente seguro para siempre. – hizo una pausa para mirar a la ventana, el atardecer había llegado más rápido de lo normal. – pero ya es tarde, mañana seguiremos con esto y empezaremos con su entrenamiento para ir a la búsqueda. Mientras tanto es hora de dormir, les mostraré sus habitaciones.

-Alto, no. – dijo Jacob. – de verdad cree que estamos dispuestos a todo esto ¿no? Cree que después de contarnos una larga historia de la que “formamos parte” vamos a ser los héroes que usted quiere ¿Qué le hace pensar que vamos a querer participar así de fácil? ¿Qué le hace pensar que ya estamos convencidos?

- ¿Disculpe, señor? – dijo Tauro bastante indignado.

-Chicos, piénsenlo, ¿de verdad debemos hacer todo eso? – Jacob se volvió a sus compañeros. – es decir, no nos pueden obligar. Nada de esto nos lo teníamos planeado, yo sigo intentando creer que es un sueño ¿vamos a dejar que hagan con nosotros lo que quieran? Porque para eso nos buscaron, para tratarnos de sus marionetas y que entreguemos nuestras vidas por un mundo que ni si quiera nos pertenece ni formamos parte del él. Quizá parezca que en nosotros hay un aire de esperanza y de poder, pero realmente de nosotros depende de si queremos ayudarlos o no. Entonces ¿por qué estamos cediendo así de fácil? ¿por qué nos interesamos tanto en esto si sabemos que no nos afecta?

El grupo se quedó callado, pensando en cuanta verdad tenía el argumento de Jacob. Unas horas antes, eran estudiantes trabajando en un proyecto escolar como cualquier adolescente normal de su edad; y de un momento para otro, eran los únicos que podían salvar un mundo entero; obviamente no estaban preparados para recibir una noticia así, y mucho menos para acceder a todo lo que ese título conllevaba ¿realmente valía la pena sacrificarse por ellos?

A pesar de la falta de comprensión que mostraron los chicos, Tauro les tuvo mucha paciencia, y en lugar de arremeter contra Jacob ante tal comentario, decidió hacer lo posible para que no se negaran a ayudarlos:

-Me parece que no ha entendido nada, Jacob… – le dijo bastante decepcionado de que su larga y elaborada explicación no fuera entendible para todos. Estaba a punto de hablar de nuevo, pero alguien más lo hiso por él.

-La única forma de que salgamos de aquí es terminando las misiones o lo que nos pongan a hacer. – dijo Nevel que había permanecido callado. Luego observó a sus compañeros, desilusionados de haber entendido lo más importante hasta ese momento – si no lo vamos a hacer por este mundo, hagámoslo al menos por el nuestro. Queremos regresar a nuestra casa, ¿no es cierto? Con berrinches y quejas no vamos a lograr que nos devuelvan.

-Una parte es correcta, Nevel. – confirmó Tauro. – la única forma de que la magia los devuelva a donde pertenecen, es que terminen lo que tienen predispuesto a cumplir. No estoy muy de acuerdo con que lo hagan solo por ustedes; deberían ser empáticos y ponerse en nuestro lugar, ¿Qué no harían porque su mundo estuviera a salvo? Por favor, deben entender nuestra desesperación al pedirles que se queden y que nos ayuden. Somos criaturas poderosas, y nosotros mismos podríamos hacerlo si en nuestras manos estuviera, pero no es así, ustedes son los únicos que tienen el poder para alejarnos de nuestro enemigo. Nuestras esperanzas están puestas en ustedes.

Tauro parecía tan triste y desesperado al decir aquello, que a los chicos se les ablandó un poco en corazón. Aun no estaban del todo convencidos de querer ayudar, pero si era la única forma de regresar a Chicago, lo aceptarían.

-Bueno. – cortó el vikingo al ver que se estaba mostrando débil, tenía que ser un ejemplo de fuerza para ellos, ya que lo que se venía no iba a ser fácil – ¿Qué harán, muchachos?

Los chicos se miraron entre sí. Nadie dijo nada, pero al final todos asintieron con la cabeza, concluyendo que, en efecto, todos se arriesgarían porque se trataba de asegurar dos mundos.

-Supongo que lo tenemos que intentar; es por el bien de todos. – dijo Alex y Tauro sonrió con alivio.

-Bien, pues si ya no hay más preguntas ni comentarios, creo que están listos para continuar, acompáñenme por aquí. – y Tauro salió de la habitación, incitando a que lo siguieran.

-Vamos. – dijo Alex a sus nerviosos y preocupados compañeros. – hay que tratar de ayudarlos, puede que después le agarremos gusto a esto.

-Es fácil para ti decirlo. – le contestó Zack caminando hacia la puerta. – tu esperabas que llegara este momento.

 

Capítulo 6: ENTRENAMIENTO ELEMENTAL



En lugar de ir hacia las habitaciones, siguieron a Tauro hasta el patio redondo de la torre de piedra. El ruedo de arena en el que antes hubo batalla estaba completamente vacío; el gigante se había marchado, y ahora la arena de combate parecía la de una hermosa playa, serena y blanca.

Tauro tomo un cofre dorado que brillo mucho cuando se expuso al brillo plateado de la noche: -Aquí se han guardado las insignias que simbolizan a cada elemento. – dijo el vikingo abriendo el cofre.

Los chicos no pudieron ver lo que la caja tenía dentro, era como si todo fuera sorpresa, o les estuvieran ocultando algo más.

-Rosé Peterson, tu simbolizas el optimismo. Tienes energía dentro de ti, tú eres quien ilumina, la que mueve al grupo. – y le entrego, una insignia con forma de rayo plateado. Ros contempló lo que tenía en sus manos, nunca hubiera imaginado

que ella sería la más positiva del grupo - Zack Byrne, usted es el fuerte, el que resiste por todos; pero en especial, el que ve fuerza en los demás. – dijo mientras le daba la silueta de un león dorado. – Nevel Marshall, la inteligencia se reencarnó en ti, se requiere de ella para que las criaturas puedan coexistir juntas. – al mismo tiempo que hablaba le acercó la insignia con forma de hoja hecha con jade. – Jacob Carol, la lealtad y la amistad son tus principales características, eres tú el que se preocupa por los demás y el que se encargará de que la paz brote en este mundo. - un corazón de rubí fue la insignia de Jacob. – Kristen Maxwell, la creatividad se apoderó de ti, serás indispensable en esta misión para pensar como lo haría la fantasía; tú serás la que proponga las mejores soluciones a los dilemas. – dicho esto, Tauro le entregó una estrella cuyo metal fue el diamante. – y, por último, pero jamás menos importante, Alexander Magnus, el liderazgo está en ti; tu eres el que guiará al equipo y luchará por nuestros mundos. – la insignia de Alex tenía la forma de una espada, hecha de cobre resistente.

Todos contemplaron sus elementos. Cuando se colocaron las insignias en el pecho, sintieron lo último que esperaban en ese lugar: valor y pasión, era como si al colocarse aquellas insignias, estuvieran aceptando ser parte de ese mundo y salvarlo a toda costa.

-El séptimo elemento no ha sido descubierto, pero mañana empezaremos su entrenamiento para ir en busca de él. Por lo mientras vayan a dormir, busquen la puerta con su signo y pasen allí la noche. – dijo su entrenador al término de la sesión.

- ¿No había dicho que existían ocho elementos? ¿Qué pasa con el último? – preguntó Zack.

-Esa respuesta es parte de lo que van a buscar en la primera misión, temo que no puedo responderlo ahora. – le contestó el vikingo muy firmemente.

Con estas indicaciones, los seis jóvenes se fueron a descansar, cada uno en su dormitorio, todos con sus mentes inquietas, pero Alex fue el único que no pudo dormir en toda la noche. Para empezar, su cuarto parecía el de un príncipe griego; en una pared había un estante con pergaminos, en otra, una tabla con armas muy superficiales, la ventana completamente descubierta dejaba entrar ruidos fastidiosos; pero, sobre todo, sus pensamientos le mareaban la cabeza. Él era un líder, él era la causa de que estuvieran ahí, y de cierta forma, de ahora en adelante, todo dependía de él. Si no lograban salir, la culpa seria de Alexander Magnus.

Kris tampoco durmió muy bien. Reflexionó sobre lo dura que había sido con Alex, y pensó en cómo pedirle perdón al día siguiente. Su cuarto era bonito, pero podía ser abrumador; había esculturas griegas, las paredes estaban cubiertas de jeroglíficos, pinturas y planos, desde su ventana se veían nada más que estrellas.

Jacob se sentó junto a la ventana pensando en lo que había pasado y en lo vendría a continuación, y llegó a la conclusión de que, en lo profundo, nunca había valorado lo suficiente a Alex, y sus cualidades que lo hicieron único desde antes de su nacimiento. ¿Quién hubiera dicho años atrás cuando lo conoció, que él sería el dueño y creador de todo un mundo? Miró a su alrededor, su habitación era una colección de pinturas; en un muro, una pintura representaba una escena de romance de una leyenda azteca; en otra, se veían ocho jóvenes luchando codo a codo en medio de una espesa nube gris; y una última era una representación de Psique cumpliendo las pruebas de Afrodita para estar con Cupido. Se detuvo en esa última, y se recordó lo poco que había luchado por lo que quería, llevaban años juntos y muy poca oportunidad había tenido hasta ese momento. Se juró a sí mismo, con la mirada puesta en Psique, que haría lo posible por demostrarse un héroe.

Nevel fue el que mejor durmió. Tardó unas horas en asimilar todo, pero al final terminó aceptando su trabajo como “el cerebro del grupo”, y se propuso hacer lo que fuera necesario para lograr salir de esa locura, aunque eso significara tener que dormir en su cuarto, un auténtico salón de clases, donde había mapas, pizarrones, y constelaciones a lo largo de todo su techo.

Zack no estaba seguro de si realmente era él la reencarnación de la fuerza. Tampoco logró dormir al instante; tenía sueño, pero quizá su habitación era mucho para él. Había armas por todos lados, y sus paredes estaban adornadas con pinturas que representaban a héroes y dioses de la mitología.

Rosé calló dormida rápidamente, pero se despertaba muy seguido, cada vez con un nuevo pensamiento, estaba asustada. Su habitación no era distinta a las demás, gozaba de pinturas que mostraban energía, alegría. Además, había varios artefactos extraños, y no tardó en descubrir que su objetivo era producir luz en diferentes formas. Vaya indirecta para ella, un triste recordatorio de que lo único que tenía que hacer dentro de ese equipo no era lo suyo.

Todos trataron de dormir, pero nadie amaneció con fuerzas ni actitud suficiente para el día siguiente. Aun así, se reunieron temprano en el ruedo para su primer entrenamiento.

-Muy bien jóvenes, empezaremos desde hoy. No debemos tardarnos mucho, porque el rey Aeneas ordenó que la búsqueda iniciara lo más pronto posible. Para iniciar, les voy a hacer un examen. Tomen el arma que gusten, comenzarán todos contra mí.

Los chicos obedecieron. Alex tomó una espada, Jacob una jabalina, Kristen una lanza, Zack algo que parecía un hacha, Nevel un martillo gigante, Rosé un arco y Tauro solo un escudo. El entrenador dio la señal y todos se abalanzaron contra él, pero en cuanto llegaban a atacar, Tauro los mandaba lejos. El primero fue Nevel, esquivó el escudo del maestro y lo golpeó en su casco vikingo, pero como reacción Tauro lo empujó y Nevel salió volando. Después llegó Zack por sorpresa del otro lado y clavó su hacha en el escudo de su oponente, de modo que ya no mudo sacarla y lo hicieron retroceder con un empujón. Kristen fue la siguiente peleando con el entrenador; con su lanza le dio varios golpes al escudo y las extremidades de Tauro, pero se tropezó con su propia arma y cayó haciendo que sus lentes rodaran por la arena. Zack y Nevel ya se habían recuperado y, junto con Jacob, lograron acorralar a Tauro, uno por cada lado mientras lo amenazaban con sus armas. Alex por fin se metió al combate; el entrenador supo que había llegado el momento, dio un pisotón en el suelo y los chicos que lo rodeaban cayeron de espaldas, arrancó el hacha que tenía en su escudo y se dispuso a la batalla con Alex. Tauro lanzaba golpes maestros, Alex solo se defendía con la hoja de su espada, y cuando veía la oportunidad, daba uno que otro rasguño a la piel de su oponente.

Rosé estaba alterada, todos sus compañeros se encontraban tirados y ella no sabía qué hacer con lo que tenía, le ganaba el miedo de ser fácilmente la siguiente en el suelo. Finalmente, Tauro consiguió que Alex también cayera, y por el susto, Ros dejó que se le fuera una flecha del arco y se dirigiera en línea recta al pecho del profesor de combate. De no ser por la armadura que portaba, la flecha le hubiera llegado al corazón de Tauro.

-Usted realmente quiere matarme, señorita Rosé ¿Cómo lo hizo? ¿Ya practicaba el tiro con arco? – dijo el vikingo con satisfacción de ver que casi lo mataban.

-No… en realidad no tengo idea de lo que pasó. – dijo Rosé todavía incrédula.

-Esos son reflejos de guerrero. Su talento empieza a manifestarse en usted.

Rosé solo bajó el arco asintiendo con la cabeza.

-Muy bien, muchachos, es hora del desayuno, después continuaremos. Acompáñenme afuera, las hadas les han preparado su primer festín. – anunció Tauro para alivió de todos, estaban hambrientos.

Salieron a la parte trasera de la torre, donde una gran mesa de madera estaba puesta para ellos; las hadas volaban con gracia de un lado a otro llevando charolas con alimentos.

- ¿Toda esta comida es para nosotros? – preguntó Zack saboreando lo que tenía en frente.

-Así es, ¿Es demasiado?

-No, es suficiente, señor Tauro. Gracias. – dijo Alex sentándose a la mesa junto con Kristen y Jacob.

-Me alegra. Entonces, buen provecho. – dijo Tauro mientras se daba media vuelta.

- ¡Esperé! – le gritó Rosé - ¿Usted no va a comer?

-Yo tengo el privilegio de comer junto a sus majestades. – fue la alegre respuesta del vikingo. Luego se retiró para dejar que los adolescentes engulleran todo.

Los chicos se acabaron casi todo lo que había en la mesa, no habían comido nada en más de doce horas, y el bufé que las hadas habían preparado para ellos estaba delicioso; nunca habían probado ninguno de esos alimentos, pero con hambre no dudaron ni un segundo en tomar absolutamente todo.


Capítulo 7: FUERTES Y DEBILIDADES



Tauro dedicaba una semana entera para enseñarles a dominar cada una de las armas que los chicos usarían en sus misiones. Lo primero fue lanza; era complicado, pero al final todos lograron manejarla bien, sin embargo, la estrella de esa clase fue Kristen, movía la herramienta con mucha agilidad, y logró hacer maniobras difíciles que los demás no habían entendido.

-Felicidades, nena. – le dijo Jacob al final del día.

-Se que me crees débil, pero mira que sé manejar un arma mejor que tú. – respondió Kristen para callar sus burlas.

-Claro, siéntete orgullosa de eso, porque es lo único en lo que vas a ser mejor que yo.

Después tocó combate cercano, empezando con hacha y martillo gigante. Las armas eran muy pesadas, así que se requería mucha fuerza para cargarlas, y aunque en eso no tuvieron problema los hombres, las chicas terminaron demasiado cansadas como para jugar con ellos más tarde.

- ¿Qué tal si practicamos un poco, Alex? – dijo Zack tomando de nuevo el hacha con la que había estado entrenando.

-Claro, veamos quien puede más.

Los golpes de hacha con hacha resonaban en todo el ruedo, Alex y Zack chocaban sus armas demostrando que su habilidad era grande. Sin embargo, después de unos minutos jugando, Alex terminó en el suelo, completamente cansado.

-No es justo. – le dijo riendo con el sudor resbalándole por la cara. – tu eres la fuerza, a ti no te pesan las armas.

-Claro, como diría Tauro “mi talento se está manifestando en mi” – dijo Zack imitando la voz de su maestro.

Todos soltaron la carcajada.

A la semana siguiente, Tauro empezó con clases de esgrima, y cuando sus aprendices tenían los conocimientos base, ordenó que cada uno tuviera una pareja para aprender a pelear contra otra persona. Rosé hacia dueto con Nevel, y entre todos los estudiantes, ella parecía no haber aprendido nada, la espada se le caía continuamente, hacia los movimientos al lado equivocado y muchas veces estuvo a punto de ser lastimada por mano de su compañero al no saber protegerse.

- ¿Qué pasa, Ros? Yo sé que tú puedes. – le susurraba Nevel cada que cometía un error.

Pero nunca mejoró, entre todas las herramientas de combate, era la que más coordinación requería, y lastimosamente, Rosé carecía de eso.

Al final de la semana, Tauro felicitó públicamente a Alex, quien había demostrado que la espada era lo suyo, y que sin duda esa sería el arma con la que el protagonista lucharía.

-Es increíble el talento que usted tiene, Alex Magnus. Me alegra que pueda manejar tan fácilmente la espada, es algo que todo líder desea, ya que eso les suele ayudar mucho en las batallas. Alejandro Magno le ha heredado el poder, no lo use para el mal ¿De acuerdo?

-Está bien, creo que no soy capaz de aprovecharme de mi mismo. – respondió Alex con una sonrisa.

Rosé ya no aguantaba otro segundo más en la torre. Salió directo al campo de flores bajando la colina. Trataba de recordarse que lo hacía por su bien, que todo valdría la pena para no morir en medio de una pelea. Enfrente de ella, un enorme valle la tentaba a escapar.

Tauro notó su ausencia y salió a buscarla, necesitaba hacerla entender algo, pero sería difícil conociendo su temperamento. Cuando la encontró, se acercó lentamente, pero era imposible no sentir su presencia.

-Nos pone a entrenar, pero… ¿Para qué exactamente? Jamás pensé que esto existiera, estaba muy asustada cuando llegué aquí, y luego usted nos dice sin más que somos parte importante de este mundo ¿Qué esperaba de nosotros… qué esperaba de mi si desde un inicio no estaba dispuesta? – comenzó Rosé una vez que Tauro se puso justo al lado de ella.

-Este mundo no es tan ajeno a usted, Rosé, tiene sus raíces aquí.

La chica no respondió nada, solo se quedó mirando al frente como había estado haciendo desde antes de que llegara Tauro.

- ¿Sabe? No es tan diferente a la primera persona que reencarnó el optimismo, ambas esforzándose mucho, más de lo que necesitan.

- ¿La magia siempre ha escogido a humanos para reencarnar a los elementos?

-No, al principio la humanidad no fue necesaria; el poder de los seres mitológicos era suficiente para vencer a la bruma, pero con el tiempo ha crecido más, entonces la magia los empezó a buscar a ustedes porque son los que saben convivir con la ciencia, lo hacen todos los días.

-Se que tal vez fue un reflejo o un accidente, pero… ¿por qué pude ser tan exacta con el arco y con la espada no?

-Porque su fuerte es el tiro a la lejanía y la precisión, no el combate físico. Puede desarrollarlo, pero tirar con arco usted lo puede hacer hasta dormida. Yo veo en mis estudiantes lo que los hace fallar y qué los fortalece dentro y fuera de la guerra.

-Supongo que ha entrenado a todos los que reencarnan los elementos ¿no?

-Así es. Me enorgullece lo que logran, porque siempre terminan salvándonos al precio que sea, aunque presiento que pasará algo diferente con ustedes.

- ¿Por qué? ¿Enserio nos vemos tan mal?

Tauro se rio.

-Nunca dije que me terminarían decepcionando, pero los veo y noto que son muy diferentes a las generaciones pasadas.

- ¿En qué?

-En que es más fácil conectar con ustedes. Me he llevado bien con todos mis discípulos, pero ustedes aún son niños, se abren con más facilidad. Por lo general me cuesta trabajo entender a los jóvenes que reencarnan a los elementos, y por eso al final descubro muchas cosas que de haber sabido antes, les hubiera evitado desgracias.

-Entonces ¿Esto implica muertes constantes?

-En la mayoría de los casos. Aunque no tiene por qué preocuparse si está preparada para sobrevivir.

-Uf, no veo eso cercano a mí.

-No sea tan negativa, solo es cuestión de práctica.

- ¿Le duele cuando mueren? Porque al parecer usted es eterno.

-Uno se acostumbra, pero creo que si me gustaría verlos vivir una vida plena después de su servicio. Muchos terminan en muy mal estado. No precisamente muertos, pero si muy mal.

-De eso tengo miedo. – susurro la chica. – Si se muere, pues simplemente pasa y ya, no tendrás que vivir más. En cambio, si se sobrevive, los recuerdos y las experiencias te perseguirán hasta matarte. Es en estas situaciones cuando prefiero morir, y quizá por eso mi cuerpo no esta reaccionando a las armas: prefiere desaparecer a vivir con dolor.

-Entiendo. Pero en este mundo las cosas son diferentes. Aun muerto tienes memoria.

Nadie volvió a comentar nada en un rato, solo estaban contemplando el paisaje, y en el caso de Tauro, buscaba las palabras correctas para dirigirse a la chica nuevamente.

-No debe sentirse mal por fallar en una práctica, Rosé, creo que ya le he dicho suficiente como para que entienda una cosa: la magia te escoge por tus virtudes, y ella es la que te da el talento para algo. Formar parte de este equipo es como armar un rompecabezas, todas las piezas son importantes, pero cada una es diferente y cada una tiene su lugar y su momento ideal para encajar. Se que no hace esto por mi mundo, pero cada que se encuentre en una situación así, piense en sus compañeros, ellos la necesitan para poder terminar esto, y usted también va a necesitarse a sí misma.

-Si vamos a quedarnos aquí un largo tiempo, empezaré a tratarlo como amigo y no como maestro. – le dijo Rosé con un tono más amigable, al parecer esa charla le había ablandado el corazón.

-Estoy de acuerdo. - dijo Tauro con una sonrisa al ver que había logrado conectar con su alumna. – tienes más potencial del que tú crees, Rosé Peterson, te lo digo para que descubras lo que vales, fuera de que seas un elemento.

Pasaron varios días de entrenamiento, cada vez más difíciles e intensivos. Después de espada continuó tiro a la distancia. Jacob, Nevel y Rosé presentaron mucha destreza en esto, cada uno con algo diferente, pero su puntería era tan precisa, que pronto lograron dominar arco, ballesta, resortera y dagas a la perfección.

Ocurrieron así otras semanas; los muchachos se volvían cada vez más buenos y tenían más confianza en sí mismos, pronto empezaron a ver a Tauro como su amigo, confidente y compañero, tal como había dicho Rosé, ya no eran solo entrenador y alumnos. A veces incluso bajaban al valle y se divertían con las criaturas, fue así como comenzaron a hablar más con Otira.

En poco tiempo, cada uno desarrolló los talentos que su elemento les brindaba, y a pesar de que seguían teniendo fuertes y debilidades, ahora aprovechaban eso y lo veían como una oportunidad de salir adelante como equipo, completándose unos a otros.

Un buen avance para el grupo que en un inicio no quería hacer nada.

 

Capítulo 8: REALES SECRETOS



- ¿Cómo observas su avance? – dijo Aeneas una vez que estuvo solo con Tauro en el palacio.

-Es su primer mes de entrenamiento, señor, me temo que aún es bajo.

-Pero supongo que ya pueden defender al reino ¿no?

-Majestad, para enfrentar a la bruma se necesitan más que armas, y el tiempo que llevo con ellos me ha servido para darme cuenta de que les costará trabajo identificar su escudo.

- ¿Cuánto crees que te tardes en enseñarles?

-Trataré de no mucho.

-El problema es que ya no hay tiempo, Tauro. La bruma crece día con día y ellos son los únicos que pueden detenerla. Mientras más tarden en aprender, menos tiempo quedará. Sabes cuanto perdimos solamente en identificarlos y traerlos.

-Lo sé, pero son adolescentes, eso nunca había pasado, siempre son mayores de veinte años…

-Otra cosa que nos complicará todo…

-Tendré que emplear nuevas técnicas con ellos.

-Lo que vayas a hacer, hazlo ya. Mientras más pronto emprendan la búsqueda de ese elemento, mejor.

-Procuraré que sea así, alteza.

-Ma te vale. Porque si continúas aplazando la fecha para mandarlos a la misión, yo aplazaré la flecha para entregarte tu recompensa.

Tauro se retiró del palacio, y caminó lento hacia la torre donde los estudiantes lo esperaban para más lecciones de combate. Las últimas palabras del rey penetraron en lo más profundo de su alma, dejando ver cuál era su debilidad, lo dejaron pensando en lo que realmente quería, lo que los nuevos alumnos le recordaban. Y así, entrando en el ruedo, los vio más orgulloso que nunca en esas semanas.

Unos días después, cuando había finalizado la ultima hora de entrenamiento, los chicos se encontraban hablando en el ruedo sobre todo lo que habían experimentado esos meses en Fambezia. Se dieron cuenta de que se estaban concentrando demasiado en entrenar para poder irse, y ya ni si quiera tenían tiempo para ellos.

-Deberíamos recordar lo que realmente somos. – dijo Jacob.

- ¿A qué te refieres?

-Vamos, las lecciones nos mantienen muy ocupados como para volver a jugar como los adolescentes que somos.

-Ciertamente ya no podemos hacer las travesuras que solíamos hacer en el mundo real, pero es porque tenemos que tomarnos estas cosas enserio si queremos regresar. – dijo Zack – aunque sería bueno que nos relajemos un poco. ¿Qué tienes en mente, Jacob?

- Yo digo que exploremos el palacio, quizá nos podamos encontrar a sus altezas y charlar un poco con ellos; después de todo, no los hemos vuelto a ver desde la fría bienvenida que nos ofrecieron. Nos la pasamos aprendiendo a sobrevivir en el campo de batalla para salvarlos y ni si quiera nos visitan para darnos las gracias o apoyarnos.

-Jacob, por favor, la última vez que fuimos a explorar acabamos metidos en un lio enorme. – le advirtió Kristen, pero en el fondo ella también sabía que las consecuencias no podían ser tan graves, tomando en cuenta que el rey no podía encarcelar a sus salvadores que estaban a punto de irse a la primera misión.

-Su majestad no sale mucho del castillo, es probable que lo encontremos, y… esta todo rodeado de elfos, será difícil que nos dejen entrar. – dijo Nevel recordando a la guardia que conocieron el primer día cuando llegaron al palacio.

-Oí que el rey Aeneas y Tauro habían salido al bosque al Bosque Negro con la escolta real, así que supongo que estará despejado – argumentó Jacob.

- ¿Qué me dices de la princesa? – dijo Rosé. – es tan delicada, dudo que haya salido con su padre sin su propia guardia.

-En todo caso estará en su alcoba ¿no? Vamos, chicos, ¿qué puede pasar?

-Yo creo que en realidad nada, Jacob tiene razón – dijo Alex. – sabemos perfectamente que las reuniones de su alteza con Tauro duran eternidades, tendremos tiempo de sobra para ir y venir. Vamos al palacio, exploremos un poco; después de todo, tenemos derecho a conocer el lugar donde están decidiendo nuestro futuro.

-El líder a la orden para el desorden. – suspiró Kristen – vayan ustedes, yo me quedaré.

-Ven, Kris ¿Hace cuanto no hacemos algo así?

-Yo hace mucho, prefiero dejarlo así…

-Déjala, Jacob. – dijo Zack a punto de salir de la torre. – ella puede estar atenta por si viene alguien.

Kristen se quedó sola en el ruedo, mientras que Zack, Nevel, Rosé, Alex y Jacob se dirigían al castillo. Ciertamente, estaba vacío y completamente silencioso, casi abandonado; sin la presencia de los monarcas y la guardia.

- ¿Qué de peligroso habrá en el Bosque Negro para que el rey se llevara a toda su guardia? – se preguntó Nevel.

-Mejor no saberlo… - dijo Rosé.

En el primer piso no había mucho que ver, así que subieron para explorar la planta alta. Se encontraron muchas puertas, la mayoría estaban cerradas, así que no las exploraron todas, pero pudieron entrar a la cocina y al comedor real, donde los chicos entraron a comer manjares que no habían probado en su vida, ni si quiera en los fabulosos desayunos que tenían. Pero Zack no comió nada, al parecer fue al castillo a otra cosa.

Salió del comedor, y pudo ver a la princesa que bajaba las escaleras con dos mujeres.

-Señora, insisto en acompañarla. – le dijo una de sus damas, evidentemente muy inquieta.

-Gracias Krista, pero no es necesario…

-Pero majestad, a su padre no le gusta que esté afuera sola… ¡podría desaparecernos a Kaira y a mí! Bien sabe que tiene el poder…

-Calma Krista, mi padre no estará un buen rato por aquí, no sabrá nada, y en el caso de que se entere, me encargaré de que no les castigue por mi culpa.

-Señora por favor, sea razonable. Fuera de que su padre nos pueda reprender, es peligroso, ella podría encontrarla y…

-Krista, quédate en mi alcoba con Kaira. Es una orden.

La princesa salió sin decir nada mas ni dejar que su dama de compañía le dijera otra cosa. La mujer llamada Krista se quedó un rato mirando al enorme portón, como si estuviera preocupada de que, al salir Tarot, el mundo fuera a explotar.

Zack sintió un impulso para seguir a Tarot, no podía dejar que se diera cuenta de que seis adolescentes estaban en su castillo, tomando comida ilegalmente. Por suerte, ella no se dirigía a la torre de entrenamiento, la encontró en un jardín a un costado del palacio.

-Alteza, que milagro verla fuera de su hogar.

La princesa se volvió hacia él, asustada.

-Es bueno salir de mi fuerte de vez en cuando.

-Por lo que sé, su padre sale al Bosque Negro muy seguido ¿Por qué no va con él?

-Es un lugar muy peligroso para mi…para toda criatura que se acerque en realidad

- ¿Qué hay ahí?

-Demonios, brujas, espíritus malignos…

-Y entonces ¿Por qué su padre se arriesga en ir allá? ¿Hay algo de importancia?

-Ya le he dado información de más, lo siento.

Hubo un incómodo silencio en el que Zack no supo si retirarse o entretenerla un poco más.

-Creo que no nos hemos presentado formalmente… - dijo por fin. – soy Zack Byrne.

-Un placer, puede decirme Lady Tarot.

-El placer es mío, a los demás les hubiera encantado charlar más con usted…

-Hablando de sus compañeros, ¿Dónde están? Me gustaría presentarme bien con ellos.

A Zack le empezaron a sudar las manos, ¿Cómo le explicaba que no podrían atenderla en ese momento? Era la princesa, merecía respuesta inmediata, pero no podía decirle la verdad.

-Por… el momento no van a poder presentarse, majestad. Están… ocupados con algo, creo que entiende.

-Si – dijo Tarot algo decepcionada. – comprendo que puede ser pesada esta tarea, no los culpo por no tener tiempo.

En ese momento, llegaron el resto de los chicos haciendo escándalo y con las bolsas llenas de bocadillos y galletas, echando el plan de su compañero a la basura.

- ¡Hey, Zack! ¿A dónde fuiste? Por qué no… - Rosé se interrumpió al ver con quien estaba el chico. – majestad, que vergüenza, no sabe cuánto lo siento.

-No hay problema, señorita – le respondió Tarot – creí que estaban ocupados…

-Lo lamento, Lady Tarot… - dijo Zack al ver que estaba expuesto de su mentira.

-No hay cuidado. – le respondió la princesa sin mostrar enojo o confusión. – Me ha agradado verlos de nuevo, pero creo que es hora de que nos despidamos. Luego continuaremos hablando, Zack.

-Pero…

-Es una orden

-Bien – dijo Zack. – vámonos chicos. Se disponía a regresar a la torre, cuando Tarot lo llamó.

-Zack – el chico se volvió hacia ella. – por favor, no le digas a mi padre que estuve sola afuera, y yo no diré nada sobre lo que hicieron en la cocina.

Zack solo asintió con la cabeza.

Mientras tanto, Jacob ya llegaba a la fortaleza de entrenamiento, donde encontró a Kristen en su habitación.

- ¿Por qué no quisiste venir?

-No tengo buenas experiencias con ese tipo de travesuras.

-Tú te lo pierdes, estuvo increíble, tomamos la comida del rey y no nos podrán decir nada.

-Bandidos, deberían comportarse como lo que son

- ¿Adolescentes?

-Héroes

-Oh, vamos, no me digas que ya te estás tomando todo esto en serio. Solo somos chicos intentando regresar a casa, Kris.

-Creo que deberías empezar a entender lo que esto significa. Deben aprender a comportarse, y en tu caso, madurar…

-Kristen, por favor. – suspiró Jacob sentándose junto a ella en la cama - déjame tratar de pasarla bien en este mundo. Solo intento estar bien.

Ambos permanecieron callados por un rato, tratando de bajar la tensión que habían generado.

-Y pensar que todo esto fue por “un paseo de solo unos minutos” – dijo Kristen citando a Jacob, mientras intentaba mostrar una sonrisa.

-Solo digamos que, de no ser por mí, nunca te hubieras dado cuenta de lo importante que eres. – dijo Jacob con tono de orgullo.

-Siempre supe que era importante, pero no a este nivel, ni en otro mundo.

-Siempre serás importante, más de lo que crees.

- ¿Desde cuándo te interesa alentarme?

- ¿Y quién dijo que te estoy alentando? – se burló Jacob. – solo quiero llevarme bien contigo y evitarme un golpe como el que estoy seguro de que me pondrás cuando acabe esta frase.

-Grosero – le dijo Kristen golpeándolo efectivamente con una almohada.

En la noche, Zack no conseguía dormir bien. Cuando ya no escuchó ruido a su alrededor, salió de la torre y se dirigió nuevamente al palacio, pero para su mala fortuna, Tauro y Aeneas volvían del bosque, tenía entendido que su visita debería de ser lo más rápida posible. Con mucha dificultad, porque no veía bien en la obscuridad, logró divisar la ventana por la que quería entrar; aprovechó las enredaderas para subir hasta el balcón y entró al cuarto.

- ¿Qué haces aquí? – dijo Tarot, que al parecer sabía que iba a llegar.

-Bueno, quería agradecerle por cubrirnos…

-No fue nada, ustedes también lo hicieron. – Tarot hizo una pausa para examinar el rostro de Zack. – supongo que tienes una pregunta que hacer.

-Si, en realidad sí. Escuché que su dama de compañía estaba muy preocupada porque usted saliera, como si le fueran a hacer algo. ¿Realmente por qué no sale del castillo?

La princesa suspiró antes de contestar.

-Todo el mundo sabe lo que soy, a nadie le gusta verme fuera de estos muros.

-No entiendo… ¿A qué se refiere?

-Como ya le dije, Zack, no puedo revelar cierta información. Algunos datos los va a conocer en un futuro, pero prefiero que la pregunta que me acaba de formular se mantenga sin responder.

- ¿Por qué?

-Apenas y nos hemos visto, hoy fue la primera vez que hablamos, no quisiera revelarle todos mis secretos a un extraño.

-Bueno y ¿Qué tal sI fuéramos amigos?

-Esa propuesta me suena a traición. No se ofenda, pero puedo deducir lo que hará con mis datos una vez que los descubra.

-Pero ¿Qué argumentos tiene para decir eso?

-Experiencia, señor Byrne. He vivido en este mundo muchísimo tiempo, conozco cada leyenda de mujeres que resultan afectadas por lo que un hombre de poder puede hacer con ellas; no quiero que sea mi caso.

-Le aseguro que tengo el honor suficiente como para que pueda confiar en mi…

-Y ¿Que pruebas me da de eso? Cubrirme no es una; de hecho, es deshonesto, y aunque se lo agradezco, ojalá no vuelva a pasar.

- ¿Sera prueba suficiente que haya aceptado esta misión aun cuando tenía una vida perfecta en el otro mundo?

-Aunque me ofendió, creo que su argumento es válido, supongo. Considero que se requiere mucho valor para acceder a proteger este mundo.

-Entonces ¿Puede contarme?

-Una vez más le digo, que no abandonaré todo lo que soy en un desconocido.

-Y qué tal si me diera la oportunidad de presentarme. Le prometo que no dejaré cosas sin decir.

Tarot lo dudó un momento, pero distinguió la mirada de honestidad con la que Zack le decía todo aquello. No quería arriesgarse, tantas veces que se lo había recordado a ella misma, pero quizá esa vez podría hacer la excepción, quizá por esa vez, y solo por esa vez, podría confiar y conseguir un amigo, conseguir alguien quien la escuchara.

-Yo no le temo, alteza. – le dijo Zack mientras ella pensaba con la mirada perdida.

-Espero que no cambies de opinión una vez que lo sepas todo. – le dijo Tarot con una sonrisa tierna.

-Entonces ¿Podremos ser amigos?

-Me encantaría poder confiarle a alguien todo el peso que he cargado sola tanto tiempo.

-Bien – contestó Zack, satisfecho de recibir un sí. – porque si corre algún riesgo fuera de este palacio, puede confiar en mi para brindarle protección. Quizá no estoy tan capacitado como los guardias de su palacio, pero aprendí mucho de manejo de armas en estas largas semanas.

-Debería preocuparse más por la seguridad de mis súbditos, no tanto por la mía. Yo tengo guardia personal, ellos no tienen cómo protegerse.

- ¿Qué le hace pensar que no vemos también por los seres mitológicos?

-Sé que están haciendo esto más que nada para regresar a su mundo, no tanto por nosotros.

-Hasta una parte es cierto. Pero créeme, también estamos conscientes de lo mucho que nos necesita tu pueblo, Tarot, no somos tan apáticos como nos describe tu padre. Además, creo que no tiene nada de malo que me preocupe también por el bienestar de la princesa. Si vamos a luchar, lucharemos por todos.

-Se lo agradezco mucho Zack, de echo… - en ese momento, se escucharon voces cerca del palacio, eran Tauro y Aeneas.

-Supongo que es hora de irme, gracias por escucharme, lady Tarot. Estaré dispuesto a hacer lo mismo por usted cuando lo necesite.

Dicho esto, Zack salió por donde había entrado. Su entrenador y el rey caminaban en su dirección, pero no lograron verlo gracias a la obscuridad que cubría el reino entero; Zack pensó que, de haber estado en Chicago, las luces lo hubieran delatado y hubiera sido una vergüenza explicar el por qué estaba ahí.

Pensó en huir a la torre, pero se dio cuenta de que una figura corriendo en la penumbra si sería sospechoso aun sabiendo que podría ser cualquier otra criatura, no quiso correr riesgos, y se escondió detrás de un pilar del castillo a esperar a que le dejaran el campo libre, pero Aeneas y Tauro se detuvieron justo delante de él para discutir.

-No sé por qué cofias tanto en ella. – dijo Tauro evidentemente irritado- fue de las primeras criaturas en vivir en este reino, está retrasada milenios de información sobre la ciencia. No es como nosotros, que convivimos con los humanos

cada que bajan, ella se queda en su bosque esperando que vayamos a cuestionarla, incluso podría estar inventando la información y nosotros adelantando todo. Por eso los chicos llegaron demasiado jóvenes.

- ¿Por qué estaría inventando la información? Ella podrá alejarse de las generaciones cada que llegan, a nuestra diferencia, pero no deja de ser una criatura como tú y como yo, ¿crees que ella quisiera ver este mundo arder?

-Es una bruja…

-Igual que Aries, sin embargo, en ella si confías. – le reprochó el rey, y Tauro tensó el rostro – Pero a diferencia de ese demonio al que tu tanto quieres, Delaney es útil; es la única en todo este mundo que tiene el don de ver el avance de la bruma, si ella dice que la misión se está retrasando, yo le creeré, no importa lo que digas. Te daré una orden y tú tienes que seguirla, ¿Me entiendes?

-Aeneas, no quiero ponerlos en riesgo todavía…

-Te has encariñado mucho con esos chicos, Tauro, en especial con esa señorita Rosé Peterson. No cambiará el cómo te sientas, lo sabes, y también sabes lo que pasa cuando no los quieres dejar ir.

-Pero son muy jóvenes, no piensan bien las cosas, y comparados con las otras generaciones, han estado muy poco tiempo en entrenamiento, me parece demasiado pronto para mandarlos.

-Pero ya escuchaste a la vieja, Tauro – explotó el rey. – no tenemos opción. Me desagrada tener que recordarte cuál será tu recompensa cuando no fracases en esta misión; eres igual a ellos, eso no te lo niego, solo estás haciendo esto para tu beneficio.

Tauro se mantuvo en silencio.

-Manda a los elementos a la búsqueda, es una orden.

Con estas palabras, Aeneas entró al palacio, dejando tanto a Tauro como a Zack sin palabras. El vikingo parecía haber estado hablando muy en serio cuando decía que le preocupaba mandar a los chicos con tan poco tiempo de preparación. Por su parte, Zack estaba asustado ¿qué acababa de pasar? ¿qué pasaría al día siguiente? ¿Tauro tendría el valor para decirles lo que había sucedido? Sin pensarlo dos veces, corrió hacia la torre, no le importo que Tauro lo llamara, ni el escándalo que hiciera al entrar en la fortaleza, necesitaba respirar.

 

Capítulo 9: PRIMERA MISIÓN



Por la mañana, Tauro convocó a una reunión en el primer cuarto al que entraron los jóvenes cuando recién llegaron a Fambezia. Su mirada reflejaba la tristeza y preocupación del día anterior, aun así, trató de no demostrarlo tanto para transmitir confianza y seguridad.

-Estoy muy orgulloso de cuánto han avanzado en sus lecciones, niños, y creo que ya podrían estar listos para la misión.

- ¿Qué misión? – preguntó Nevel.

-Les explicaré. Para que los seis elementos ya identificados puedan cumplir su deber, es importante que el líder pase por tres pruebas: el reconocimiento y el trabajo en equipo; la prueba de sus conocimientos individuales, y la prueba de sus habilidades. Para la primera de ellas, el liderazgo necesita a su equipo para demostrar que son una generación capaz de trabajar en grupo y seguir al líder, así que todos irán con Alex.

-Y ¿De qué trata la primera prueba?

- El séptimo elemento aún no ha sido reconocido por las criaturas, pero la magia ya tiene seleccionada a su reencarnación. A través del tiempo, cada generación ha obtenido pistas sobre la partícula faltante; y, según una profecía, ustedes son la última reencarnación, ya que, durante su viaje, recibirán la pista final que los llevará a averiguar cuál es el séptimo elemento. Su primera prueba consiste en visitar a los cinco pueblos mitológicos, y en cada uno, recibirán una característica del elemento que luego reunirán para descifrar qué es lo que les hará falta en las siguientes pruebas.

-Usted nos dijo cuando llegamos que existían ocho elementos, ¿Qué pasa con el octavo? – preguntó Alex. - ¿No es importante que lo busquemos también?

-No es importante ahora. – dijo Tauro algo incómodo. – lo conocerán, pero eso será en el transcurso de su viaje; no tengo derecho de mencionar todo eso yo.

-Supongo que entonces eso será parte de las pistas que nos darán en los pueblos…

-Así es, Jacob, parte de las pistas.

-Bueno, pero ya estamos en Fambezia ¿no? Se supone que, si en cada pueblo nos darán información, ¿este reino que nos ofrece? – preguntó Kristen.

-Yo les expliqué las bases de todo esto el primer día que llegaron, creo que con eso es suficiente, ¿no?

- ¡Partirán ahora mismo! – anunció una voz desde la puerta. El rey, su hija y dos guardias entraron en la estancia, reduciendo todavía más el espacio que tenían.

-En realidad, yo pensaba que lo mejor era que salieran mañana, alteza – dijo Tauro con un fuerte aire de competencia que inmediatamente tensó el ambiente.

-Tauro, ¿Quién es el rey aquí? – dijo Aeneas con pocas ganas de abandonar su idea.

-Esperen… ¿Entonces pretenden enviarnos ya? – dijo Nevel con evidente preocupación.

-Supongo que entre más pronto mejor… - dijo Rosé algo dubitativa.

-Pero no estamos tan preparados… bueno, yo no me siento lista aún. Creí que entrenaríamos un poco más…

-Pero tus eras la que no quería quedarse meses aquí, Kristen – le recriminó Zack.

-Si vamos a hacer esto, al menos hay que hacerlo bien para no morir en el intento.

-Estoy de acuerdo. – dijo Alex defendiendo las ideas de su equipo - Tauro, no podemos irnos tan pronto.

-Calma, chicos, yo sé que están listos para esto. He entrenado una tras otra generación, soy capaz de ver cuando ya pueden ir al combate. – les dijo Tauro. – Tengo confianza de que lo lograrán, pero estoy de acuerdo en que hay cosas que tienen que digerir, por eso he optado por que salgan mañana…

-Tauro, la orden que te di ayer fue distinta. – le dijo el rey, quien empezaba a perder la paciencia.

-Majestad, hay que discutirlo en privado. – sugirió el entrenador. No parecía muy seguro de poder ganarle a su alteza, pero lo iba a intentar, al menos por sus estudiantes.

-Tauro, te di la estricta indicación de que mandaras a esos chicos a la misión cuanto antes. – comenzó Aeneas una vez que estuvieron afuera de la estancia.

-Y yo obedecí lo más pronto que pude, alteza, pero no estaba en el trato enviarlos justo después de comunicárselos.

-Pero yo insisto en que salgan ahora, es deseo del rey

-Con todo respeto, Aeneas, tu no sales de tu palacio más que para aclarar asuntos conmigo de los cuales solo yo tengo información. Tu podrás ser el rey, pero entre nosotros yo soy el guerrero con experiencia en misiones y batallas; yo he entrenado a estos chicos, y tengo las razones suficientes para deducir que no entenderán ni realizarán correctamente este trabajo si no lo digieren y comprenden todo lo que significa.

Estaba claro, Tauro había ganado la discusión, y el rey no tuvo más opción que permitirle hacer con sus estudiantes lo que quisiera. Adentro, se guardaba silencio, y así se conservó la habitación hasta que los dos hombres entraron por la puerta.

-Jóvenes, he llegado a un acuerdo con su entrenador, y lo mejor será que partan mañana temprano – dijo el monarca a regañadientes.

-Gracias a eso, podremos aprovechar el día de hoy para repasar los combates en los que sientan debilidad, ¿Está bien Kristen? -dijo Tauro.

-Si, muchas gracias, creo que en algo ayudará.

El rey salió de la habitación sin decir nada más. De igual forma, se retiró de la torre de la torre con mucha indiferencia, mientras que su hija caminaba con la mirada baja y un semblante vacío.

Después de pasar toda la tarde entrenando, los muchachos se fueron a sus habitaciones para relajarse un poco antes del largo viaje que tendrían que hacer al día siguiente, pero Zack prefirió ir a buscar a la princesa para hablar con ella antes de partir.

- ¡Zack, me da gusto verte antes de que te vayas! – le dijo en cuanto lo vio entrar a su cuarto.

-A mí me da gusto verte bien. Te mirabas muy triste cuando saliste de la torre…

-No niego que así lo estoy, pero llorar no es la única forma de desahogarse.

-Entones ¿quieres que hablemos de algo antes de que me vaya? Tomando en cuenta que posiblemente no pueda regresar.

-No digas eso, sé que volverán con bien. – pero Zack pudo notar la inseguridad en la voz de la princesa.

- ¿Es peligroso, cierto? – le dijo en un tono muy comprensivo.

-Demasiado, no saben a lo que se enfrentan; entrenar contra Tauro es muy diferente a enfrentarse a un monstruo de verdad. Estoy de acuerdo con la señorita Kristen sobre esperar un poco más, pero no puedo discutirle nada a mi padre, siempre me recuerda que ya llegará mi día, pero mientras él sea rey, todo Fambezia seguirá sus órdenes, incluso los elementos… incluso yo.

- ¿Entonces el rey nunca deja que la princesa tome decisiones que le afecten a su pueblo?

-Jamás. Ayer que intenté hacerlo entrar en razón, me dijo que era una inmadura por proponer eso. Dijo que al parecer solo él entendía la importancia de mandarlos lo más pronto posible a la búsqueda. La verdad es que está muy preocupado, la única forma de que vuelva a ser como antes es que esa bruma desaparezca; pero mucho me temo que aún falta para eso.

-No te voy a decir qué hacer, mi lady, pero creo que deberías enfrentarte a él y decir lo que piensas. Eres la heredera al trono, algún día tú serás quien tome las decisiones. Y no te preocupes por el carácter de tu padre, creo que entiendes lo que se siente estar bajo tanto peligro.

Tarot bajó la cabeza, evidentemente preocupada por no poder hacer nada para evitar que su único amigo padeciera en la batalla.

-Hoy no puedo tomar decisiones como reina. – dijo intentando cubrir su tristeza. – pero no significa que no pueda hacer nada por ti. Quiero darte este regalo. – pronunció mientras se descolgaba algo del cello. – es uno de los varios regalos que me dio una amiga; estoy segura de que a ella le gustará mucho ver su tesoro en el cuello de un héroe como tú.

Zack observó cuidadosamente el collar. Era una cadena hecha completamente de oro con la figura de una apetitosa manzana en el centro, una manzana dorada que parecía brillar con la misma intensidad que los ojos de Tarot.

- ¿Estás segura de que a tu amiga no le molestará que lo lleve? – preguntó Zack sonriendo, intentando hacer que la princesa se sintiera más confiada.

-No, te aseguro que se sentirá orgullosa de los dos. – aunque Zack no entendió muy bien esa parte, tenía el presentimiento de que el collar tenía algún significado que él ignoraba. – llévalo contigo, será de la suerte.

 

Capítulo 10: SALVADOS POR UN BARCO



Muy temprano en la mañana, los chicos se reunieron en el ruedo para recibir las ultimas indicaciones de Tauro antes de partir. Su entrenador empezó a repartir un arma a cada uno tal y como lo había hecho con las insignias. Alex obtuvo una espada real con una larga y filosa hoja que brilló a la luz del sol cuando la pusieron en sus manos. Kristen recibió una lanza algunos centímetros más alta que ella, tenía un filo bastante agudo y el símbolo de su elemento tallado en el mango de madera. A Jacob le dieron un juego de dagas de diferente tamaño y filo con mangos de cuero. Nevel consiguió una resortera griega y una bolsa de tela cargada de piedras mágicas que soltaban un gas toxico, dejando inconscientes a las víctimas que lo inhalaran. A Zack, le otorgaron un hacha gigante, muy parecida a la que él había usado en el examen inicial. Y, finalmente, Tauro le entregó a Rosé un arco de plata y un saco mágico que hacía aparecer flechas de manera infinita.

-Esas son sus armas, muchachos, úsenlas con respeto y valor, sin olvidar que el escudo tienen que ser sus elementos trabajando en equipo. – dijo Tauro mirándolos muy orgulloso. – por último, quisiera darles este mapa, muestra la ubicación de los cinco pueblos, pero si colocan esta lupa sobre alguno de ellos, podrán ver su estado en tiempo real.

Después de recibir sus herramientas, el rey los acogió en su palacio para darles una bendición: “Que la magia y la fantasía los guíen y les permitan cumplir con su misión sin sufrir más daño del previsto”. Aunque los chicos querían protestar por lo último, Tauro les hizo una seña de que se mantuvieran callados, pues era un momento serio.

Partieron pues, con dirección al primer pueblo que visitarían, según las ordenes de su entrenador. “No puede ser tan diferente a Fambezia”, pensaban los adolescentes mientras caminaban, pero no se imaginaron nunca que su vida cambiaría mucho después de haber salido del pueblo que los guardó durante meses.

Arnezia, según Tauro, era el pueblo más conveniente para iniciar la búsqueda, ya que los vikingos como él conocían bastante sobre las reencarnaciones, y sabían que era lo único que les faltaba a los elementos para encontrar a su séptimo compañero. Pero para llegar a Arnezia, tenían que cruzar un mar helado, eso no lo habían previsto.

-Hay… que… hacer… una pusa – jadeó Nevel después de varias horas de caminata.

-Vamos, chicos, ya casi llegamos a la bahía, aguanten un poco más y ya. - dijo Alex.

-Tauro dijo que siguiéramos el río hasta mar abierto. – recordó Rosé- pero sinceramente no le veo fin a esta corriente. Ya casi va a atardecer y aun no estamos cerca de la costa.

-Y cuando lleguemos a la playa ¿qué? No creo que haya una lancha esperándonos. – comentó Nevel, fastidiado porque hicieron caso omiso a su comentario.

-No sean pesimistas, muchachos. – dijo Zack -cuando estemos en la orilla podremos descansar un poco, no debe faltar mucho, el agua se ve cada vez más fría.

Caminaron otro tramo de gris arboleda hasta que el aire empezó a oler a agua salada. Por fin, llegaron a la playa, donde en lugar de arena blanca, había pequeñas piedras negras cubriendo el suelo, y la niebla ocultaba todo el panorama, impidiendo ver el agua con claridad. Cuando por fin encontraron botes, estos estaban desechos.

-Genial. – suspiró Jacob. – están hechas trizas, ¿cómo se supone que llegaremos a Arnezia?

-Y ¿Cómo se destruyeron? – se preguntó Kristen. - ¿creen que haya sido una criatura?

-Bueno, dudo que haya sido una persona… - dijo Alex.

-Pareciera que no hubieras visto a Tauro. – susurró Jacob con ironía.

-Tampoco fue una fuerza humana. – dijo Nevel analizando las rupturas de la madera. - pero no hay que perder la cabeza, pudo ser una tormenta muy fuerte. – vio el rostro inexpresivo de sus compañeros, posiblemente intentando creerse el hecho de que no hubiera sido un monstruo, si no cualquier otra cosa. - Lo que sea es peligroso, pero si el riesgo está lejos de nosotros, no veo razón para preocuparnos; solo necesitamos encontrar la forma de navegar.

-Y ¿Cómo? – dijo Rosé titiritando de frío.

-Necesitaremos ramas y lianas para armar una canoa….

- ¿Te crees capaz de construir un bote en cinco minutos? – le dijo Zack.

-No estoy diciendo que lo haré en cinco minutos, probablemente media hora o más, pero el punto es que tengamos cómo llegar a Arnezia.

-Por favor lo más pronto posible. – respondió Rosé casi congelada.

El grupo se separó, buscando los materiales para construir su transporte. Nevel y Rosé se acercaron a las montañas nevadas para juntar ramas gigantes que se habían caído misteriosamente de algunos pinos. Entonces, se escuchó un ruido ronco y agudo desde lo alto.

- ¿Oíste eso? -dijo Nevel.

-Parece mi hermana desafinada. – dijo Rosé, intentando parecer serena y ocultando que estaba a punto de sufrir un ataque de temblor por culpa del frío y del miedo.

-O podría ser un águila. – corrigió Nevel.

Se callaron un momento, esperando a que se repitiera el extraño sonido, y, en efecto, el ruido empezó a escucharse más cerca cada vez, acompañado de un molesto aleteo; y, finalmente, la criatura hizo su aparición. Era un ser con cuerpo de león, largas y horribles garras en las patas traseras, cuartos delanteros de ave, alas de águila y un descomunal tamaño. Estuvo a punto de lastimar a la pareja, pero se agacharon justo antes de recibir un golpe o algo peor.

- ¿Qué es esa cosa? – gritó la chica sin disimular su terror.

-No lo sé. – dijo Nevel casi igual de asustado, solo que él no parecía un pequeño a punto de mojar sus pantalones. – dale con lo que tengas.

Pero el chico tuvo que elegir bien sus palabras, ya que su compañera tomó lo que tenía literalmente en las manos: una rama grande y gruesa. Cerró los ojos y golpeó lo más fuerte que pudo al bulto que volaba hacia ella.

- ¡Saca tu arma! -le gritó Nevel al ver lo ridícula que parecía la chica.

Rosé reaccionó y tomó sus flechas; su puntería no le falló y le dio en el pecho al monstruo, pero esto solo lo enfureció más y comenzó a perseguirlos hasta la costa donde estaba el resto del equipo. Cuando llegaron con el fenómeno detrás, todos sacaron sus armas justo a tiempo para defenderse, y rodaron en diferentes direcciones para desorientar a la criatura.

-Alex, atácalo por atrás y yo iré por enfrente. – Alex obedeció la propuesta de Zack, y los otros chicos aprovecharon para rodearlo. La bestia se confundió y lanzó otros de sus aullidos. En un feroz batir de alas, levantó a los jóvenes por el aire cual si fueran polvo, mandándolos a todos en una misma dirección.

Cuando los tuvo a todos de espaldas contra el suelo, les dio un fuerte alarido en la cara con las alas extendidas como diciendo “la victoria es mía”. De pronto, el aullar del monstruo fue interrumpido por el grito de ataque de otro individuo que saltó sobre su lomo y le colocó un palo en la garganta, de modo que el águila-león retrocedió intentando librarse del agarre. El vikingo bajó del animal con su arma en mano y su equipo acorraló a la bestia. Ocho hombres fuertes y altos como Tauro rodearon al monstruo con lanzas y martillos de gran tamaño. El ave estaba confundida y no supo a quién aventarse; al principio los adolescentes se quedaron paralizados, pero luego se levantaron y tomaron sus armas. Los

guerreros se acercaban cada vez más a la colosal criatura que se asustó y salió volando de regreso a su nido en las montañas. Rosé le lanzó flecha con su arco y el animal soltó otro alarido de dolor, pero ya no volvió.

Cuando los chicos se volvieron para agradecer a sus salvadores, estos les lanzaron dardos tranquilizantes que los hicieron caer sin fuerzas lentamente al suelo rocoso. Lo último que vio Alex antes de quedar desmayado, fue una embarcación al estilo medieval con velas rojo sangre.

 

Capítulo 11: EL ELEMENTO ELIMINADO



Cuando Alex se despertó, una luz comenzó a brillar. Al revisar el mapa, se dio cuenta de que una mancha dorada parpadeaba sobre un título en letras cursivas. “llegamos a Arnezia”, pensó. Estaban en una habitación baja pero suficientemente ancha, cubierta de cálidas y cómodas pieles; era el único que estaba recostado sobre una superficie que pudo ser una cama, los demás descansaban en el suelo alfombrado con telas encima. A la choza, entró una mujer musculosa con vestido corto color verde; portaba una armadura femenina que solo le protegía el torso, llevaba unas botas cálidas y el pelo rubio peinado en una trenza larga hasta la cintura.

- ¿Qué es este lugar, y quién es usted? – dijo Alex poniéndose de pie.

-Tauro tenía razón. – le contestó la mujer sin si quiera voltear a verlo – tienen más curiosidad de la que necesitan.

- ¿Conoce a Tauro?

-Así es, joven Alex. Antes vivía entre nosotros… - en ese momento, el grupo despertó en gemidos.

- ¿Dónde estamos? – preguntó Rosé en medio de un bostezo. La vikinga volteó a ver a la chica.

-En Arnezia, antiguo hogar de Tauro. – dijo Alex mientras se acercaba a sus compañeros y les mostraba el mapa que brillaba.

-Pero ¿Cómo llegamos? No recuerdo haber remado. – comentó Kristen.

-Se desmayaron, y los guerreros los trajeron aquí. -respondió la mujer llevándoles la comida a medio cocer.

-Gracias. – respondieron con extrañeza Zack y Nevel.

-Y ¿Quién es usted? ¿También estuvo en la emboscada? – preguntó Jacob justo antes de que los ocho hombres de la costa entraran amenazantes en la estancia.

-Abelone, ¿Qué hacen ellos aquí? – exclamó uno de ellos casi gritando.

-Gregos, son solo niños… - respondió la vikinga suplicando paz con la mirada.

-No me interesa, no sabemos quiénes son…

- Si nos permite presentarnos, señor. – interrumpió Jacob. – mis compañeros son Kristen, Rosé, Zack, Nevel, nuestro líder Alex y yo soy Jacob.

Todos lo miraron estupefactos por la imprudencia de sus palabras, temiendo que el hombre llamado Gregos les fuera a hacer algo por la interrupción.

- ¡Que nombres tan patéticos! – fue, en cambio, lo único que soltó el vikingo. – y ¿Qué hacéis aquí?

-Buscamos una pista sobre el séptimo elemento. – dijo Alex, sorprendentemente mucho más tranquilo que los demás.

- ¿De qué está hablando, Abelone? – dijo Gregos dirigiéndose a su mujer.

-Tauro me envió este telegrama ayer por la mañana. – respondió la dama con un poco de nerviosismo en su voz.

- ¿Ahora qué querrá ese hombre? – exclamó el guerrero con el ceño fruncido. Después leyó el papel con detenimiento y se mostró ligeramente más tranquilo y serio.

-Preséntense como es debido, elementos de la magia. – dijo al término de su lectura.

-Alex Magnus, liderazgo.

-Kristen Maxwell, creatividad.

-Jacob Carol, lealtad.

-Zack Byrne, fuerza.

-Nevel Marshall, inteligencia.

-Rosé Peterson, optimismo – respondió cada uno lo más serenos que pudieron.

- ¿Y dónde está el séptimo? – rugió el señor.

-Por eso están aquí, querido – dijo Abelone.

-Pero yo no sé qué decirles sobre eso, ni si quiera quiero volver a tocar el tema después de lo que pasó con Tauro…

-Si, cariño, ya entendimos. - lo interrumpió la mujer. – tengo que hacerlo yo entonces.

- ¿A qué te refieres?

-Quiero que salgas de aquí para que pueda hablar con los muchachos. – la voz de la vikinga sonó tan firme, que el sujeto no dudó en salir acompañado por su guardia.

Una vez sola con los chicos, la mujer se mostró más relajada.

- ¿Qué tal una historia? – dijo. – tiene todos los datos que necesitan para seguir. – los chicos asintieron y se dispusieron a escuchar.

-Me parece que Tauro los entrenó; lo hizo bien, como siempre, pero creo que no ha tenido tiempo de contarles algunos detalles. – hizo una pausa y luego continuó. – Hace varios milenios, se creó la historia de un vikingo que luchó contra sus enemigos, pero al perder a su familia, se tuvo que poner al servicio de cierto rey para recuperar su felicidad y sus dones. Salió de su hogar y fue leal a su nuevo líder; pero entonces llegó la bruma por primera vez, y la magia escogió a ocho criaturas para poder defender el hogar que creó para nosotros Alejando Magno. Tauro y una persona muy querida por él fueron elegidos para representar a dos elementos. Pero como varios guerreros, la reencarnación de optimismo murió en batalla; Tauro sufrió mucho la pérdida de ese miembro, se volvió débil ya falló en su deber como protector de la magia, dejando a la bruma más cerca de lo que ya estaba, y debilitándonos a todos. Como castigo, su majestad el rey Aeneas, líder del pueblo que resguarda a los elementos, eliminó el representado por Tauro, y lo condenó a muchos siglos de entrenamiento a las futuras generaciones. Pero a la magia no le agradó la acción de Aeneas, así que hizo desaparecer otro elemento, borrándolo de la memoria de todos, de modo que volverá a aparecer en cuanto se terminen las tres pruebas. Desde entonces, solo se conocen seis elementos espirituales de la magia: liderazgo, creatividad, lealtad, fuerza, inteligencia y optimismo; ya que desapareció uno y el otro fue eliminado.

-O sea que Tauro formó parte de una reencarnación.

-Así es, Alex

- ¿Cuál era su elemento? ¿O de él tampoco hay recuerdos?

-El sacrificio. Tauro dejó su hogar, a su familia y su libertad; la magia te escoge por tus virtudes.

El grupo se quedó mudo, no supo cómo reaccionar, tantos datos desconocidos hasta el momento, pero aun había dudas que aclarar.

- ¿Dijo que Tauro tuvo algo que ver con nuestra llegada a aquí? – dijo Jacob.

-Algo así. Yo era amiga de Tauro, y siempre quise representar a algún elemento, pero nunca fue mi turno, por más que me esforzaba; aun así, él sabía que yo sería importante para su misión, y me envió un telegrama la mañana de su partida para que fuera a recibirlos a la costa, pero mi esposo dijo que su guardia iba a ir de caza por esa zona, así que no pude ir a buscarlos. Sin embargo, el equipo de Gregos encontró a seis niños sospechosos en la playa; los desmayaron, subieron al barco, y cruzaron varios kilómetros marinos antes de llegar a nuestra isla: Arnezia, hogar de las criaturas extintas. Los reconocí en cuanto los vi, y traje sus cuerpos aquí antes de que se congelaran en el frío.

-Se lo agradecemos, señora Abelone, me parece que se llama así. – dijo Zack

-Es cierto. Ahora prepárense, muchachos; tienen un largo recorrido que hacer hacia Turtón. – dijo Abelone poniéndose de pie.

Como aún estaban algo adormecidos, nadie dijo nada, pero más tarde se dieron cuenta de algo. Entonces ¿Cuál era la primera característica del séptimo elemento?

 

Capítulo 12: HISTORIAS INCOMPLETAS.



Después de alistarse y de comer un poco de lo que Abelone les había preparado, salieron a buscar a su anfitriona. Afuera, la niebla era abundante, incluso más que en la playa; miles de vikingos pasaban con troncos, armas y su cacería al hombro. Divisaron a Abelone en la orilla de la isla; se pusieron en camino hacia ella, pero por donde pasaban parecían estorbarles a los ciudadanos. Por fin, llegaron al muelle y se toparon con la mujer.

-Abelone, nosotros… -comenzó Alex.

-Hola chicos, espero que ya estén listos, estaba arreglando unas cosas con Gregos para que los llevara a Turtón pero…

-No se preocupe señora, nosotros podemos ir solos. – dijo Kristen para evitar que ese irritante señor los acompañara -solo necesitamos que nos presten un bote para cruzar el agua. Pero…

-La verdad es que no le simpatizan mucho a mi marido, así que no está dispuesto a prestarles una de sus embarcaciones – interrumpió la vikinga.

- ¿Quiere decir que cada barco que hay en este pueblo es suyo? – dijo Nevel con cierta indignación.

-Gregos es el líder de Arnezia, supongo que tiene derecho – dijo Abelone.

-Entonces ¿Cómo nos iremos? – preguntó Alex preocupado por que los hicieran nadar kilómetros de agua congelada.

-Mi esposo acepta llevarlos hasta costa cálida en su nave mayor, después tendrán que seguir solos hacia Turtón. – el plan no sonaba tan mal. – pero a cambio, desea que vayan al bosque y casen a Lenos, un lobo gigante que continuamente entra en el pueblo y destruye cosas.

Nop, definitivamente no era un buen plan.

- ¿Y si no lo casamos? – preguntó Rosé. Después de lo que pasó con la última criatura que se encontró, no se veía capaz de cazar algún animal.

-Lamento decirlo, pero tendrán que buscar otro modo de ir hacia la siguiente parada. – le contestó la vikinga. – intente hacer más, pero es difícil cambiar la opinión de Gregos.

-Supongo que tendremos que casarlo. – suspiró Zack. – pero ¿dónde están nuestras armas?

-Están en aquel baúl. – les indicó Abelone señalando una gran caja negra.

Los chicos tomaron sus herramientas y se dirigieron al bosque para buscar al animalote. Claramente, no iba a ser una de sus mejores experiencias; tenían sueño, hambre (puesto que el pájaro medio cocido los había hecho vomitar en vez de llenarlos), morían de frio y no conocían el bosque ni por donde pudiera estar aquella bestia; además, tomando cuenta su última vez peleando contra una criatura, posiblemente eso acabaría en desastre o algo peor.

En el bosque, la niebla bajó una considerable cantidad, aun así, tardaron un largo rato en encontrar al lobo. Empezaban a pensar que era una trampa para deshacerse de ellos, cuando a lo lejos se escuchó un aullido; como la bestia no apareció, los adolescentes siguieron caminando, pero de pronto, detrás de un arbusto, saltó un lobo de un metro y medio de altura y aproximadamente 2 de largo. El grupo se colocó al ataque con sus armas listas, pero entonces, algo inesperado pasó.

- ¿Por qué quieren atacar? – habló el lobo.

- ¿Tu eres Lenos? – preguntó Alex bastante asombrado.

-Soy yo ¿Por qué quieren atacar?

-Creo que no te debería importar… - dijo Rosé, consciente de que, en su caso, también quisiera saber el por qué seis jóvenes desconocidos la quisieran matar de la nada.

-Entiendo que sean guerreros, pero hay mejores formas para conseguir lo que quieren ¿Aun no han aprendido que la violencia no es siempre la mejor solución? – mientras hablaba, todos alrededor murmuraban “está hablando”

-Pareces muy sabio. – dijo Nevel. – sería una pena matarlo. Pero, en todo caso, ¿Cómo cruzaremos el mar? Son kilómetros de agua helada antes de costa cálida.

-Síganme, y les ayudaré a llegar hasta donde quieran. – aseguró el lobo parlante.

-Espera, ¿Cómo sabemos que no nos llevarás a una muerte segura? Según los vikingos eres un…

-Señor Magnus, por favor, ¿Ya olvidó la naturaleza con la que fui creado? Lejos de lo que les haya dicho mi antiguo amo, no soy un animal feroz, jamás me atrevería a lastimar a alguien; nunca lo he hecho con intensión.

- ¿Tu antiguo amo? ¿De quién hablas? – observó Zack, ya eran suficientes misterios para entonces.

-Acompáñenme, les daré el contexto de todo esto y los ayudaré a salir de aquí sin tener que matar a alguien. – dijo Lenos antes de darse la vuelta. Una vez más, nadie entendió nada, y una vez más, tuvieron que seguir a un desconocido para que les aclarara sus dudas.

-Nunca nos pueden dar una historia completa, nunca. – murmuró Nevel mientras caminaba detrás del lobo, era difícil perderle el rastro, pues era enorme.

-Yo era mascota de Gregos y su consejero personal, pero me expulsó de su pueblo por conceder la mano de su hija en matrimonio. El joven era muy bueno, se decían muchas cosas sobre su gran habilidad para el combate, y su amor por Mayte era realmente grande. Pero Gregos tenía la esperanza de que se convirtiera en la futura líder de su pueblo, así que me mandó lejos, y he estado intentando entrar al pueblo para arreglar las cosas con él, no para atacar, porque sabía que Mayte me daría una segunda oportunidad cuando ella fuera la jefa; sin embargo, cuando me enteré de que falleció, dejé de intentarlo. – fue la triste historia que salió de Lenos.

-Y Gregos ¿No tenía más hijos con la capacidad para ser líderes de su pueblo? – preguntó Kristen. Le parecía una tontería que, en todo caso, Gregos se hubiera comportado inmaduro al no aceptar lo que su hija elegía para ella, aun sabiendo que ella era una versión opuesta a la tal Mayte con sus padres: viviendo la vida que ellos habían soñado para ella y renunciando a sus verdaderos sueños.

-Justo con él vamos. – dijo Lenos, sacándola de sus pensamientos y regresándola a la realidad.

Después de un tramo de nublado bosque, llegaron a una parte donde había una casita y el suelo era un taller de carpintería; se escuchaban los choques de las olas contra las rocas de la isla. Un joven cortaba troncos cerca del acantilado; no tenía pinta de ser vikingo: en lugar de brazos en forma de piedra, parecían fideos, pero con suficiente fuerza para sostener un hacha; no llevaba armadura de ninguna clase, solamente una ropa cálida para evitar el horrible frío que congelaba a los seis chicos.

-Lenos, volviste ¿Qué no ibas a ver a mi padre? – dijo el muchacho en cuando los vio.

-Bueno señor, hubo un cambio de planes. Fui a buscar a estos jóvenes, los debe reconocer. – respondió Lenos con respeto, pero con aire de una verdadera mascota.

-Los seis elementos. - dijo el chico después de analizarlos unos breves segundos. – y ¿Qué puedo hacer yo por ustedes?

-Necesitan un barco para partir hacia Turtón.

-No hay problema, tengo uno aguardando en la costa, no lo he usado en mucho tiempo, y será un honor que lo lleven ustedes. – dijo el hijo de Gregos con mucho entusiasmo de poder servir a sus salvadores, no como Aeneas, por ejemplo. – pero por ahora, deberían entrar a mi fuerte, está haciendo mucho frio y no me gustaría que murieran aquí afuera.

-Eres muy gentil. – dijeron las chicas realmente agradecidas.

-Por favor, díganme Thinos. – dijo el joven con un gran gesto de bondad. - ¿cuáles son sus nombres?

Después de presentarse cada uno, los seis chicos pasaron un largo rato en la casa de Thinos, calentándose con mantas y bebidas tibias, hasta que a Kristen se le ocurrió que Gregos podría salir a buscarlos luego de un rato sin volver y no querían poner en riesgo su seguridad y la del refugiado de su hijo. Todos estuvieron de acuerdo con partir, y Zack se ofreció para salir a informárselo a Thinos; lo encontró sentado en el risco, contemplando la costa.

-Thinos – lo llamó, pero no hubo respuesta. Se acercó porque pensó que no lo había escuchado.

-Muchas veces quisiera salir de Arnezia e ir a explorar otros lugares. Ustedes tienen la fortuna de viajar a todas partes, aunque no sea por elección – dijo Thinos al sentir la presencia de Zack sin quitar la vista de enfrente.

- ¿Por qué no nos acompañas? – le sugirió el chico.

- ¿E intervenir en la misión que les ha sido encomendada? No.

- ¿Por qué no?

-Al igual que muchos vikingos, considero el reencarnar un elemento como un deber sagrado; los arnezianos esperábamos ser nosotros los que representaran esos elementos, y nos decepcionamos de que no fuera así, de que la magia eligiera a los mas sencillos mortales para defendernos. Creíamos… creemos (con todo respeto) que nosotros podemos más.

Zack no quería tocar ese tema; para él y sus amigos, más que un don, ser un elemento un castigo, un reto imposible. Cambió de tema antes de que Thinos se pusiera sentimental:

-Oye, ¿Sabes algo? Durante absolutamente toda nuestra estancia en este nuevo mundo, nos han brindado una infinidad de historias, pero ninguna completa; Nevel se está quejando de eso. -dijo intentando reír, pero le salió muy forzado. Thinos trató de seguirle la corriente, pero era evidente que ninguno se encontraba de humor para bromear. - ¿crees que puedas contarme algo?

- ¿Qué quieres que te explique exactamente? – dijo Thinos, convencido de que no podría pedirle algo incómodo o que resultara una pesadilla de explicar, pero se arrepintió al instante de haber pensado aquello.

- ¿Por qué no empezamos contigo? – le respondió Zack, ignorando el revuelo que estaba causando en los órganos de su acompañante.

- ¿Conmigo? ¿Por qué?

-Bueno, quisiera saber cómo acabaste aquí, ¿Tiene algo que ver con tu padre o…?

-Vamos, Zack, mi historia no es importante para su misión, ¿por qué te molestas en obtener respuestas sobre mi vida?

-Porque mi deber como elemento es proteger y ayudar a todos los habitantes de este mundo, y no podré hacerlo contigo si no me dices qué es lo que necesitas.

- ¿Crees que necesito algo? – dijo Thinos, intentando disimular que no estaba gritando por dentro “¡Si, muchas cosas!”

-Todos necesitamos algo. Y no es por nada, pero no debes ser muy mayor a nosotros; en mi experiencia como joven que se ha alejado de su familia y a la vez no, sé que algo debes de querer, algo que nadie más excepto la magia, te podrá dar.

-Zack, no deberías abusar del hecho de ser un representante, el poder de los elementos es demasiado… -dijo Thinos bastante serio, pero eso no fue suficiente para intimidar al otro chico o hacerlo cambiar de opinión.

-Y yo exprimiré ese poder hasta ver que lo he usado de manera satisfactoria. Digo, una vez que ya no puedo deshacerme de él al parecer; si estoy condenado a ser un elemento el resto de mi vida, al menos quiero aprovecharlo.

- Está bien, y en todo caso, ¿por qué crees que me harás hablar? – dijo Thinos, aceptando que Zack tenía algo de razón, y que tan si quiera no estaba pensando en usar ese poder para el mal como otros creían.

-Porque conseguí el cariño de una princesa a un día de hablar con ella, usando el mismo método que estoy empleando contigo, ¿hay algo que no pueda hacer?

Thinos soltó una carcajada, mostrando que aún quedaba alguna alegría en él, pero rápidamente su semblante regresó a estar serio.

-No es una historia que me guste mucho contar. – dijo, como preparándose para confesar su mayor secreto. - ¿seguirás insistiendo? – Zack solo asintió, con completa decisión. Thinos suspiró, vencido.

-Bien, pues parece que tendré que aceptar mi derrota. – por dentro, esperaba que Zack cambiara de opinión, pero, obviamente, eso no pasó. - Me gustaría que no me dolieran algunas escenas de mi vida, especialmente porque se supone que los vikingos no somos débiles, pero haré un esfuerzo. Mis padres tuvieron un matrimonio feliz, y esperaban hijos que heredaran el gobierno, pero la mayor fue mi hermana Mayte, y diez años después llegué yo. Mayte siempre demostró ser la persona que padre quería que fuera, era muy hábil en todo lo que yo no: armas, combate, hablar frene a un público, dirigir a un equipo; en fin, pasaron los años y entonces sucedieron los eventos más desafortunados de mi vida, todos seguidos. Para empezar, mi padre anunció a su guardia que, contrario a lo que dictaban las leyes de Arnezia, su hija mujer sería quien los comandara, no yo, su hijo que por género estaba predispuesto a ser el siguiente. A pesar de eso, nunca llegué a odiar a Mayte, Lenos y ella eran todo mi apoyo, pero cuando Lenos concedió la mano de mi hermana en matrimonio, todo se empezó a quebrar más, Mayte se casó y no la volví a ver. A mi padre le enfureció más que a nadie, porque una vez casada, su hija no podría dirigir al pueblo, y se rehusaba a pensar que yo era su única opción, así que se negó a retirarse y expulsó al único amigo que me quedaba en toda Arnezia y posiblemente en el mundo. Intenté ser fuerte, y demostrarle a Gregos que yo era capaz de hacer todo lo que él necesitaba, pero cuando mi madre murió en batalla, perdí toda mi fuerza e inspiración. Mi padre volvió a casarse con una mujer mucho más joven que él, pero no es lo mismo tener una madrastra a una madre. Sin nadie que me apoyara, decidí huir; corrí y corrí, pero me di cuenta de que no podía alejarme mucho de mi hogar, así fue como terminé aquí. Lenos me encontró y vivimos escondidos desde hace mucho tiempo. – se le hizo un nudo en la garganta, y se dio cuenta de que ya no podía continuar más. Las lágrimas se le escaparon de los ojos, y recibió una palmada en el hombro por parte de Zack. Enseguida se recompuso e intentó no darle importancia a su dolor como llevaba haciendo años. – mi vida es un desastre, si encuentran al séptimo elemento, espero que sea la tragedia y que me escojan a mi para reencarnarlo.

Cuando Thinos acabó de hablar, Zack había terminado tan sorprendido, que ni si quiera le prestó atención al chiste que acababa de hacer el entristecido vikingo. Había entendido todo a la perfección, y armó las piezas en el lugar correcto. Se dio cuenta de que no se necesitaba ser la inteligencia para entender todo aquello.

-El elemento al que deberías representar es la fuerza, tú has pasado por tanto…

-Tener fuerza no significa que pases por problemas y los superes, significa estar listo para enfrentarlos de la mejor forma cuando se presenten; yo me acobardé y hui de mi hogar. A pesar de que tu no has pasado por problemas tan grandes

como los míos, estás listo para enfrentarlos, Zack, considérate afortunado de que no has perdido a nadie de tu equipo hasta ahora.

Zack sabía que Thinos tenía razón, y se preguntaba cómo se sentiría si llegara a morir alguien en esa misión, pero disipó el pensamiento para no atraer cosas malas, y le dijo muy suavemente a Thinos que tenían que retirarse, este confirmó que quizá ya era hora de dejarlos ir, y bajó a la costa para preparar su barco.

En la choza, todos se preguntaban por qué su compañero se estaba tardando tanto si solo había ido a dar un aviso.

- ¿Qué tanto te dijo? – le preguntó Rosé a su amigo mientras iban abordando el majestuoso barco de Thinos.

-Tengo algo que contarles. – respondió Zack, listo para soltar la historia que había escuchado de cuatro bocas. Esperaba que su equipo lo entendiera, tarde o temprano.

-Solo cuídense de grifos, ¿Está bien? – les gritó Thinos mientras despedía con la mano al bote que se alejaba poco a poco en la corriente.

- ¿Qué es un grifo? – le preguntó Kristen con el volumen de voz más alto que pudo para hacerse oír.

- La criatura que los atacó en la costa cuando mi padre los salvó.

- ¿Cómo sabes eso? – le gritó Jacob.

-Lenos y yo estamos enterados de todo. – fue la última respuesta que logró escucharse desde el puerto.

Cuando perdieron de vista Arnezia, Zack reunió a todos en el estribor del barco para contarles lo que había estado haciendo con Thinos, deseando poder escuchar más historias como esas.

 

Capítulo 13: LA PROFECÍA



Después de varias horas navegando, por fin empezó a sentirse el clima tibio de una playa arenosa y cálida, donde el grupo desembarcó dejando el bote en puerto. Una vez asegurada el ancla en tierra, se dispusieron a caminar por la orilla, generándose nostalgia por las playas de su mundo real.

-Si les soy sincero, lo único que extraño de Fambezia son los baños que nos dábamos en el río Osiris. – decía Jacob mientras se quitaba la sudadera por el calor.

-Solo han pasado dos días, aguanta un poco.

-Vamos, Ros, reconoce que tú también lo extrañas… - le reclamó Zack.

-Yo lo que añoro son los desayunos. Vaya que nunca me he sentido tan satisfecha después de comer.

-Yo extraño a mis padres. – dijo Kristen con la mirada baja tras escuchar la conversación.

-Pero eran horribles. – comentó Alex. Desde que tenían memoria, los padres de Kristen habían vivido bajo peleas, y la chica tenía que soportar verlos discutir porque nunca llegaban a acuerdos; las únicas veces que tenían momentos armoniosos, era cuando su hija llegaba de la escuela con un diez en todas sus libretas. Por eso se estaba esforzando tanto en conseguir buenas notas, aunque eso fue en vano: cuando llegaron a Fambezia, los padres de su amiga se estaban divorciando, y ella se había mostrado afectada desde varios meses atrás.

-Si, pero ¿No se han preguntado qué fue lo que seguramente pasó después de que desaparecimos? – todos se quedaron callados, realmente no, no lo habían pensado. Desde que llegaron a ese mundo, tuvieron otras cosas de qué preocuparse, y no consideraron hasta ese momento, lo que sus familias sentirían o el castigo que le pondrían a la señorita Oderon cuando la escuela se enterara de que seis jóvenes no habían regresado de esa excursión.

Zack era hijo único, y estaba consciente de lo mucho que significaba para sus padres. Estarían solos, lo habían estado durante los meses que llevaba lejos, y tenía miedo de que cuando volviera (si es que lo lograba) sus padres ya se

hubieran cansado de esperarlo. Rosé tenía otras dos hermanas, y aunque sus padres les prestaban mucha más atención a ellas, Ros extrañaba el tiempo que le brindaban sus compañeras de cuarto. Ella estaba intentando volver por sus hermanas, quizá ellas si estuviesen preocupadas; aunque, de cualquier forma, quizá lo mejor era no crearse esperanzas. Nevel realmente no tenía mucha angustia por su familia, desde años atrás aprendió a ser independiente porque su mamá y su pareja nuca estaban en casa, así que era de esperarse que las añorara poco. Aun así, no deseaba pasar más tiempo en aquel lugar que tanto fastidio le había causado y que lo estaba volviendo loco. Jacob vivía solo con su madre y su abuelo. Su carácter frio y sarcástico le permitía ocultar sus verdaderos sentimientos hacia las personas, y, en este caso, su preocupación por los únicos parientes que tenía; pero en el interior, deseaba con todas sus fuerzas poder acabar lo más pronto posible con esa pesadilla. Alex si extrañaba a su familia, pero realmente (seamos sinceros) prefería estar en donde siempre soñó, a vivir en donde solo era uno más. Y de Kristen ya mejor ni hablamos.

Cada uno sumergido en sus pensamientos, no se dieron cuenta cuando llegaron a los límites de una ciudad griega rodeada por palmeras. El mapa brilló, señalando que habían entrado a un pueblo nuevo: Turtón.

-Bueno. – dijo Jacob, tratando de disipar los pensamientos que lo mantenían distraído - ¿listos para más?

-No invoques a los problemas. – suspiró Kristen, esperando que su amigo no tuviera razón.

Las casas eran de piedra obscura, casi del mismo tamaño que las de Arnezia. Este último no era tan diferente al pueblo en el que se encontraban en ese momento: ambos eran muy lánguidos a su parecer, a pesar de la belleza de sus paisajes o de la historia que tuvieran detrás.

Las pequeñas construcciones rodeaban a un edificio grande parecido a un templo antiguo; pero estaba lejos de ser uno, puesto que incluso desde afuera se escuchaba bastante ruido del interior.

- ¿Deberíamos entrar? – se cuestionó Nevel sin muchos ánimos de cumplir con lo dicho, no tenía buenas experiencias pasando por fortalezas.

-Supongo que en ningún otro lado nos darán la pista. – observó su líder.

Subieron pues, las escaleras, contemplando el pulcro mármol blanco y las gigantescas columnas que los recibían como imponentes guardias. No había puertas, tal vez era eso por lo que se escuchaba tanto ruido. Al entrar, podía verse una escena que bien podemos describir como un mercado: miles de puestos con gente detrás y delante de ellos; pero en lugar de vender frutas, vegetales, carnes o ropa, se ofrecían amuletos, velas, figuras de muerte y otras cosas que en el mundo real hubieran sido mal vistas; en cambio, en un mundo donde la magia y los hechizos eran normales, esa mercancía podría resultar peligrosa incluso. Mas de una vez se escucharon preguntas como: “¿A cuántos espíritus expulsa?” “¿Cada cuánto debo traerlo al templo?” “¿Lo pueden usar mis hijos?” “¿También cura la peste?”. Y un millar de cuestiones que al parecer eran necesarias para adquirir cosas como esas.

-Si, claro, aquí vamos a encontrar la pista. – dijo Rosé mirando a su alrededor, como tratando de adivinar de qué forma podrían ayudarlos ahí. ¿les regalarían algún amuleto que les permitiera teletransportarse o algo así?

- ¿Dónde está su optimismo, señorita Peterson? – dijo una voz femenina en las alturas que hizo guardar silencio a todas las criaturas presentes.

-Otira, ¿Qué haces aquí? – dijo Alex. - ¿No deberías estar en Fambezia?

-Estoy aliada con Fambezia y le sirvo a su majestad Aeneas como consejera, pero este es mi pueblo natal. Bienvenidos a Turtón, hogar de los espíritus proféticos. – la sala continuaba en silencio, así que no era un buen lugar para discutir el tema. – Ciertamente, aquí no se encuentra la pista que necesitan para continuar; pero si me acompañan por aquí recibirán ayuda.

Otira salió del templo seguida a la fuerza por los adolescentes, que de nuevo se quejaban por el constante suspenso que los hacían pasar las criaturas a las que visitaban:

-Es irónico que seamos los seis más poderosos de este mundo y siempre estemos detrás de alguien. – dijo Kristen poniendo los ojos en blanco.

-Será temporal hasta que puedan deducir las cosas por su cuenta. – expresó Otira al escuchar el comentario de la chica. – por ahora necesitan nuestra ayuda.

-Se supone que para eso existe el elemento de la inteligencia, ¿no? – expresó Jacob.

-Aún no termino de digerir el hecho de que soy un elemento, no esperes que entienda a la primera todo. – le reclamó Nevel. Mas tarde, llegaron a una construcción pequeña hecha de piedras grises y blancas, a unos cuantos metros del templo. Sobre la desgastada puerta de madera, se hallaba el signo de un sol dorado.

-Como Tauro les dijo, su elemento se irá manifestando poco a poco, sin embargo, uno de ustedes lo tiene más desarrollado que el resto. – dijo Otira una vez que estuvieron frente a la pequeña capilla. – Nevel Marshall, alcanzas a entender cosas que tus compañeros no; por eso tu elemento es muy importante en esta búsqueda. Debes entrar ahí y averiguar qué prosigue en esta misión.

- ¿Yo? Pero…- Nevel se disponía a protestar, cuando Rosé lo jaló del brazo y le susurró que no le convenía quejarse y que más le valía poner atención a lo que le dijeran si es que quería regresar a su casa. Hasta ese momento, el muchacho no comprendía por qué la lógica sería importante en ese mundo de ficción, cuando la propia ciencia era la que estaba destruyendo su cultura; pero, por lo visto, si era necesaria. La puerta se abrió ante él; el chico entró despacio a la obscura habitación y la entrada volvió a cerrarse.

-Creo que no han comido bien últimamente. – dijo el hada una vez que Nevel estuvo dentro del pequeño edificio. -vengan, necesitan energía para continuar el viaje.

No se alejaron tanto de donde estaban. Otira insistía en dejar solo a Nevel, pero los chicos desconfiaban de lo que pudiese pasar, así que pidieron no estar tan lejos para poder asegurarse de que su amigo estaba bien. Se sentaron en una acera con la vista fija en la casita en donde había entrado su compañero.

-No se preocupen por él, muchachos, es necesario que participe de esta forma en la misión. – les dijo Otira cuando se dio cuenta de que el ambiente se volvía demasiado tenso. – Mis hermanas les proporcionarán todos los cuidados y atenciones que no han recibido últimamente.

-Bueno, tampoco es como que no podamos vivir sin ello. De donde venimos no se acostumbra a tratar demasiado bien a las personas. – dijo Kristen.

-Pero sinceramente nosotros ya estábamos acostumbrados a que nos trataran así. Dos meses aquí y ya parecemos niños mimados. - jugó Zack, pero al parecer el comentario no agradó a todo el mundo. Otira soltó una pequeña risita de labios y desapareció al tiempo que llegaban otras hadas.

-Nos incluirán baño, ¿verdad? – preguntó Jacob y Kristen le dio un codazo como acostumbraba cuando el chico decía cosas tontas - vas a dejar de golpearme.

-Claro, cuando dejes de ser un inmaduro. - le respondio su amiga

-Está bien, Kris, se lo merecen. - le dijo Otira con mucha calma. - han trabajado mucho para hacer las cosas bien. Dejaré que vayan al arroyo a darse una ducha; está a dos kilómetros de aquí pero estoy segura que después de su pequeño almuerzo podran caminar un largo rato. Solo procuren no acercarse tanto a la orilla, la cascada en la que desemboca la corriente es demasiado peligrosa.

-Gracias, Otira. - dijo Kristen, pero en su voz se notaba que realmente quería decir ‘’no me ayudas a disciplinarlo ‘’

Mientras tanto, Nevel estaba en la oficina griega, perdiéndose los extraños, pero deliciosos bocadillos que sus compañeros estaban comiendo. Todo en el cuarto estaba obscuro, pero de la nada, un fulgor verde iluminò la estancia; las velas que estaban en el suelo se prendieron, y al fondo de la sala, una momia verde con los ojos blancos se movía

lentamente, como si tuviera intensiones de pararse, pero solo se acomodó para dirigirle unas palabras al chico que estaba paralizado a poca distancia de ella, pensando si salir o intentar quedarse.

-Dime que prosigue en esta misión. - articulo la pregunta indicada por Otira.

La momia expulso humo verde, como si estuviera fumando algún tipo de cigarro, movió la cabeza y el sonido salió de su boca, aunque los labios permanecían abiertos y no se movían al hablar.

- ‘’A pesar de todas las señales, no encontraras lo que buscas, la última pieza del rompecabezas en el que participas aparecerá cuando hayas culminado tu parte. Sigas o no mi advertencia, uno padecerá en manos de nativos, y será reemplazado por un sucesor en dos ocasiones. Pese a todo lo malo, vendrán cosas buenas para el grupo, sus constantes cambios les permitirán que la misión se torne junto con ustedes. Al final depender de uno solo de ustedes que la magia sobreviva ‘’ - dicho esto, las velas se apagaron, el oráculo callò y regreso a su posición original. Nevel estaba entre sorprendido y asustado. Una vez que se aseguró de que la momia ya había acabado, salió de la casilla y se dirigió a donde estaba su equipo. Para entonces, las frutillas que Otira les había dado para comer ya casi se acababan. Se acerco a donde estaban Zack, Jacob y Rose aun comiendo, y vio como Alex y Kristen charlaban alejados del resto.

-No entiendo por qué Nevel entro y yo no. Se supone que soy el líder, si yo tengo que dirigir esto, quiero al menos hacerlo bien - decía Alex.

-Ya lo dijo Otira, Alexander, él es la inteligencia, entiende las cosas mejor que nosotros. Es, digamos, el cerebrito del grupo, dejemos que haga su trabajo.

-Sonare un poco egoísta, pero se supone que yo soy el protagonista en todo esto, o al menos eso es lo que dijo Tauro, y no he hecho nada relevante hasta ahora. Quiero actuar como debería hacerlo un líder, Kris, pero la misión aun no me deja.

-Solo piensa en lo que dijo Tauro, si tanto te gusta recordar sus palabras: quizá tu elemento no se manifieste ahora, pero dará frutos tarde o temprano. Alex, las pruebas están sobre ti, nosotros solo hemos venido a ayudarte.

-No quiero sentirme aquí de la misma manera que me sentía allá arriba, quiero ser de utilidad, en este mundo y todos los demás

-Magnus, ¿de que estas hablando? no eres un inútil, ni mucho menos - Zack los llamo después de un rato para irse al tan esperado rio.

-No comiste casi nada, Nevel, ¿seguro que estas bien? - le pregunto Rose al ver a su amigo pálido como un muerto y sin ánimos para probar más frutas.

-La verdad es que se me fue el apetito. - le respondió Nevel sin ganas de hablar del tema.

Llegaron al arroyo que les había mencionado Otira; el agua se veía fresca, y el abrumador sol la tibiaba de modo que al meterse estaba perfecta para un buen nado (claro, en ropa interior). Al principio fue incomodo el hecho de estar todos juntos, ya que en Fambezia solían darse sus baños por separado, pero después se volvió algo divertido que todos disfrutaron mucho hasta que llego la tarde y tuvieron que volver a vestirse para continuar con la misión. Fue el único momento que pudieron disfrutar juntos como adolescentes normales, sin contar la aventura en el castillo días atrás.

 

Capítulo 14: BATALLA MEDIO GANADA



El sol se estaba ocultando tras las montañas, formando un lindo y cálido paisaje; los elementos caminaban distraídos hacia Turtòn. El momento se gozaba, uno pensaría que el día debía acabar bien, pero un héroe no está en paz por mucho tiempo, debían agradecer que las criaturas los dejaron tener es momento en el rio. Nevel ya estaba más tranquilo por su profecía, pero sabía que en cualquier momento saldría a conversación (de hecho, le sorprendía que aún no le preguntaran nada), y eso lo inquietaba. Fuera de eso, todo estaba tranquilo, hasta que Jacob vio un montículo de tierra bastante grande al que se subió como si fuera un niño pequeño jugando a ser el rey del mundo.

-Miren, desde aquí puedo ver Turton. - anuncio a sus compañeros, señalando en dirección a la ciudad griega que no se veía muy lejana. De pronto, el bulto comenzó a moverse, Jacob pensó que era la tierra cayéndose, pero cuando intentó bajarse, esta se tambaleó como barco en altamar, lo cual, obviamente, no era natural. Al final, un movimiento brusco, como si alguien estuviera absorbiendo la tierra, hizo que el chico cayera sentado hacia atrás, con una mirada de temor que compartìa con todos. Rose y Kristen ahogaron un grito ante la espantosa figura que se levantaba ante ellas.

- ¡Una titanoboa! - grito Nevel al tiempo que el monstruo rugía.

- ¿Por qué siempre nos atacan estas cosas? - vocifero Ros mientras se disponía a preparar su arma y retrocedia un poco.

La serpiente gigante media aproximadamente diez metros de largo y la mitad de su cuerpo permanecía erguido con el hocico abierto, mostrando los largos y filosos colmillos.

-Comiencen a rodearla. - grito Alex a su equipo. - se desorientará un poco

-Claro, como eso funciono tan bien con el grifo. – farfulló Jacob.

-Pero háganme caso esta vez ¿está bien?

- ¿Ya le viste los colmillos, Alex? están más filosos que tu espada y más grandes que Kristen. - dijo Zack. - un mordisco y quedamos muertos.

-Oye, de mí no vas a estar hablando. - le reclamò la chica, que no por nada se había ganado el título a la más chaparra del grupo.

- ¡Chicos! menos charla, más pelea. - grito Nevel.

El animalote comenzó a latiguear con su cuerpo, intentando atrapar a uno de los chicos entre sus fauces. Kristen se lanzó al ataque, clavándole su lanza cerca de la cola de cascabel; la serpiente aulló de dolor y se volvió para arrojar lejos a su agresora con un movimiento de su cuerpo. Kristen cayó cerca del rio, golpeándose la cabeza y provocándose un desmayo; su lanza fue a parar a la corriente, arrastrandola a la cascada. Rose lanzo flechas para que la titanoboa se alejara de su amiga, pero el monstruo le arrancò el arco de las manos usando sus colmillos y lo escupió cerca de un árbol; la dueña del arma paso detrás de sus compañeros tratando de recuperarla. Nevel bombardeó a la bestia, afortunadamente, le dio justo en la cabeza y, después de sacudirse varias veces, la serpiente cayó debilitada. Sin embargo, cuando ya parecía que tenían la victoria, Zack golpeo la cabeza del monstruo con su hacha en el momento en que este llegaba al suelo, despertándolo del trance por la droga que contenían las bombas.

La titanoboa mordió el hacha de Zack, arrojándolo cerca de Kristen. Rosé recuperó su arco y mandó más flechas a la criatura que movió su cola empujándola junto a la otra chica, haciendo que se golpeara con una roca en la pierna. Jacob sacó sus dagas y comenzó a lanzarlas, causándole heridas al animal, pero estas cayeron al suelo.

- ¡Jacob, ven, ayúdame con ellas! - le grito Zack desde el otro lado, y el chico corrió a cargar con sus compañeras.

Solo quedaban Alex y Nevel en la batalla. El liderazgo intentó clavar su espada en el cuerpo del gigante, pero tuvo que retroceder cuando los colmillos estuvieron cerca de él. Mientras tanto, Zack y Jacob llevaban a las chicas heridas a un bote de madera que se encontraba atado a una roca.

- ¡Chicos, por aquí! - grito la fuerza al par que aún estaba intentando matar a la criatura. Sus amigos se volvieron y corrieron a la balsa sin pensarlo; Nevel subió mientras Zack desataba la cuerda. Alex miro a la titanoboa que serpenteaba detrás de ellos con la intención de comérselos, y en un reflejo repentino, lanzò su espada con tanta fuerza y exactitud, que atravesó la garganta del monstruo. Este dio un alarido de dolor y cayó muerto en el agua cuando Zack aun no acababa de librar el bote.

La corriente apenas se ponía pacifica de nuevo, cuando Alex logro ver la cascada de la que Otira les había advertido y a la que caerían.

-Sujétense bien. - exclamo aferrándose más fuertemente a los bordes de la pequeña embarcación.

-Por si no lo notaste, eso es justo lo que estamos haciendo. - le reclamo Nevel.

-Resiste, Kris. - susurro Jacob a su compañera malherida, rodeándola con un brazo y sosteniéndose con el otro.

 

Capítulo 15: CINCO MINUTOS EN ALERIAS



La caída fue de lujo, el bote dio impacto en la corriente, empapando a los elementos más de lo que ya estaban, dejando la lancha hecha pedazos. Los chicos nadaron como pudieron hacia la orilla, jadeando, tosiendo, con la ropa escurriendo de agua y con heridas por todas partes. Kristen caminaba débilmente con un terrible dolor en el cuerpo apoyada en Jacob.

- ¿Estas bien? - le pregunto la lealtad. De haber estado bien, Kristen le hubiera contestado algo como ‘’sí, me encanta que las titanoboas me lancen seguido ‘’, pero el dolor le impidió hablar, Alex lo hizo por ella.

-Dudo que ambas estén aptas para seguir. Siendo francos, todos estamos muy mal. Pasemos aquí la noche, mañana seguiremos el camino hacia Alerias.

- ¿No deberíamos ir con Otira para decirle que vamos a seguir con la misión? - dijo Rosé mientras Zack la recostaba con suavidad en el suelo.

- ¿Quieres regresar, de verdad? - rezongó Nevel.

-Bueno, no nos han dado la pista

-Nos resignaremos a que nos haga falta. - suspiró Alex.

- ¿Como puedes decir eso? ¿Acaso no quieres regresar a casa? - le reclamó Zack. - Necesitamos esa pista para terminar TU prueba.

-No voy a poner a mi equipo más en riesgo, mucho menos a ellas dos. - le espeto Alex con firmeza. - ¿Que no ves como están, Zack?

Se quedaron en silencio un minuto.

-Supongo que tendremos que valernos en lo que sea que le hayan dicho a la inteligencia para encontrar la pista. - dijo Zack para desgracia de Nevel. - por cierto ¿qué pasó con eso, amigo?

-No quiero hablar de ello por ahora. - respondió el aludido, tratando de evitar el tema.

-Oye, Zack tiene razón, lo que te hayan dicho en esa casa es lo más parecido que tenemos a la pista. - le dijo Alex con mucha calma.

-Alex, créeme, este no es el momento. - fue lo último que dijo Nevel antes de quedarse dormido.

Magnus se volvió, y se dio cuenta de que los demás también estaban echados en la tierra, muertos de cansancio.

-Has que no sea en vano, Nevel - dijo Alex antes de recostarse y perderse en el cielo estrellado.

Ya entrada la noche, con los ruidos nocturnos al rededor, cuatro adolescentes dormían plácidamente, recuperándose del largo día que habían tenido; el quinto se había despertado y notó la ausencia del sexto. No tuvo que buscarlo mucho, Alex estaba sentado en la orilla, contemplando el agua que corría y brillaba bajo la luz de la luna llena.

- ¿Qué piensas? - le preguntò Zack colocándose a su lado. Si hubiera tenido un trabajo, seguramente hubiese sido psicología (por su tendencia a terapear a los demás, por si no te has dado cuenta).

- ¿No te parece que este mundo nos está utilizando?

- ¿Tú por qué lo piensas?

-Nosotros vamos a salvarlos, nosotros somos los que estamos pasando por las pruebas mientras ellos se lavan las manos de la situación como si no fuera SU mundo, y ni si quiera se preocupan por las condiciones en las que estemos los héroes.

-Alex, amigo, vamos a pasar aquí un largo rato, acostúmbrate a que no se preocupen por tu bienestar.

-Pasé dieciséis años de mi vida en el mundo real, es difícil el cambio en el trato a las personas importantes. Allá no era nadie, pero si quiera me preguntaban cómo estaba; ahora que soy el líder de este equipo, nadie (a excepción de ustedes y Tauro) me han tratado con el respeto que se merece una autoridad.

- ¿No crees que eso suena algo narcisista? - le dijo Zack intentando acabar con el tema.

-Tal vez. - susurro Alex. - pero no es una mentira.

-Bueno, amigo, supongo que los lideres de este mundo no están muy acostumbrados a convivir con personas más poderosas que ellos, mucho menos cuando se trata de humanos que ni si quiera han cumplido la mayoría de edad. - le contesto Zack para darle consuelo. - el rey es tan orgulloso, que no inclinaría la cabeza ante nadie, ni aunque la vida de su hija dependiera de ello, lo se.

-Tú tienes una relación cercana con la princesa ¿no?

- ¿Como lo sabes? - preguntó el interrogado.

-Te hemos visto conversar varias veces con ella.

- ¿Hemos?

-Vamos, Zack, no esperabas que se mantuviera en secreto, era bastante evidente. Incluso Tauro lo sabe y posiblemente ahora que no estamos es noticia por todo el reino.

- ¿Y qué opina el entrenador al respecto? - cuestionó la fuerza con cierto miedo de que pudiera estar prohibido. Alex solo se encogió de hombros sin quitar la vista del agua.

-No le da mucha importancia, o al menos eso dice, pero se ve en su mirada cierta preocupación. Es como si no estuviera mal pero no fuera lo conveniente ¿entiendes?

-Si, supongo. - dijo Zack un poco aliviado. - Pero no es como que tenga intenciones de ser el futuro rey ¿sabes? - bromeó - no entiendo por qué estaría angustiado.

-Yo tampoco. - dijo Alex, aun sin verlo.

- ¿Te da celos? - pregunto su acompañante, algo incomodo. Alex lo miro como si hubiera dicho una de las más grandes tonterías de Jacob.

-No, no. Para nada. – respondió. - dudo que sienta algo por alguien… o más bien algo estando aquí, seria ‘’de fantasía ‘’ comprendes, ¿no?

-Claro, comparto tu idea.

-Entonces, ¿Tarot y tu no son...?

-No, no. - le interrumpió Zack.

-Pero ¿qué piensas de ella?

-Que es linda. - le respondió Zack con una sonrisa torcida, consiguiendo que su amigo lo mirara para reírse con él.

-Deberíamos ir a dormir. - dijo Alex después de una breve pausa. - viví lo suficiente en este lugar para intuir lo que nos espera mañana.

-Si. - fue la corta respuesta del otro.

Pero no se puede decir que descansaron lo suficiente, porque apenas amanecía cuando un fuerte y tenebroso sonido los hizo despertar a todos al mismo tiempo.

-Creo que estos ruidos se van a convertir en nuestras alarmas diarias. - dijo Nevel incorporándose, como si ya se hubiera acostumbrado a ser atacado por una bestia diferente cada día.

-No es gracioso, Nevel. - le reprendió Rose, con los nervios de punta.

Cuando el ruido volvió a escucharse, se levantaron de un salto y apenas les dio tiempo para tomar sus armas antes de que una cosa pasara volando sobre sus cabezas. Corrieron hacia la arboleda que estaba cerca, sin saber a dónde iban exactamente, lo único que les importaba en ese momento era huir de otra terrible bestia que, como las otras, los atacaba como si quisiera evitar que cumplieran su misión, impedir que llegaran vivos al siguiente pueblo; y aunque siempre lo lograban en una sola pieza (a veces con ayuda) aun no podían asegurar que no morirían en medio de un ataque.

- ¿Ahora quien quiere asesinarnos? – dijo Rosé casi sin aliento y con la pierna aun adolorida.

-Otra de las muchas criaturas que hay en este mundo, supongo. – le respondió Nevel mientras corrían.

- ¿Podrías dejar de fingir que esto es normal? – le gritó Ros.

El ruido aun sonaba detrás, incitándoles a correr más rápido; conforme avanzaban, el cielo se iba haciendo más claro. Como aún estaban muy cansados por lo del día anterior, no tenían energía para correr, pero lo hacían ya que su vida dependía una vez mas de ello. Kristen y Rosé avanzaban con dificultad, y, a pesar de aun estar lastimada, la creatividad ya había recuperado su aire de “amiga nerviosa” que tanto la caracterizaba.

Quien sabe cuánto tiempo estuvieron corriendo, pero después de varios kilómetros, el cielo ya estaba prácticamente azul. Desde que salieron de la cascada, el terreno se había vuelto cada vez más seco, hasta que la corriente desapareció y el suelo estaba cubierto de arena y unos cuantos pastos muertos. El mapa volvió a brillar, indicando que habían llegado a Alerías. La nueva ciudad era casi un desierto, y se veía bastante desorganizada; parecía fácil que hubiese peleas constantes ahí, ya que en un solo sitio se encontraban pirámides egipcias, templos mayas, casas chinas, y por todos lados volaban o se arrastraban criaturas bastante diversas para pertenecer a una misma cultura.

Pero los fugitivos no se detuvieron a observar eso, seguían poniendo los pies en polvorosa, pues la desconocida bestia estaba justo detrás de ellos; se lanzaron a tierra para evitar que los descalabraran, cuando el monstruo fue herido por un khopesh que salió volando delante de ellos. Asombrados, los chicos se volvieron a lo que los perseguía y que ahora estaba en el suelo, revolcándose; era la cosa más extraña que habían visto hasta ese momento: una serpiente de cuatro patas, alas, y cabeza de cocodrilo; su cuerpo era de muchos colores chillones, como amarillo, azul, rosa y verde; además, su piel parecía tatuada naturalmente con códices que no lograron identificar de ninguna parte.

Después de un rato en agonía, la quimera se disolvió en polvo dorado, quedando en el suelo únicamente el arma egipcia que lo había matado. Los elementos se dieron la media vuelta para ver a su salvador: un hombre apuesto de cuerpo marcado, con una larga y espesa cabellera, tenía las extremidades muy velludas, usaba taparrabo y capa verde. A pesar de su apariencia, figuraba a un tipo amigable. Error.

- ¿Quién es usted? – preguntó Alex aun en la arena.

-Saludos, elementos de la magia, yo soy Fenrir, descendiente del dios Wotan. Que gusto que visiten Alerías.

Fenrir. Nombre conocido de alguna parte.

-Gracias por salvarnos. – le dijo Kristen mientras su líder la ayudaba a levantarse.

-No fue nada, señorita Maxwell.

- ¿Cómo sabe mi nombre?

-Niña, a estas alturas deberías entender que los anfitriones de cada pueblo ya saben de nosotros; quien sabe cómo, pero lo saben. – dijo Jacob terminando de sacudirse el polvo de la ropa.

-Así es, joven Carol, estamos enterados de su existencia (aunque preferiría no mencionar como) y los estábamos esperando. – respondió Fenrir.

A Nevel le pareció algo peligroso que los seres poderosos supieran que estaban a punto de llegar a su pueblo, y se limitó a dejar una mirada de desconfianza al nuevo conocido.

-Me parece que esto es suyo, Kristen. – dijo el hombre extendiendo el arma que tenía en la mano.

-Mi lanza. – exclamó la chica gustosa de recuperar su instrumento.

- ¿Qué era esa cosa que nos venía siguiendo? – dijo Jacob.

-Alebrije, cultura mesoamericana. Aquí encontraran criaturas de todas las regiones del mundo, bienvenidos a Alerías, hogar de las culturas extranjeras.

Ahora el desorden del pueblo tenía explicación, miles de culturas conviviendo en un solo valle, seguramente no era fácil llegar a acuerdos.

-Y… supongo que tú lo gobiernas. – comentó Rosé.

- ¿Gobernar?

-Bueno, hasta donde tenemos experiencia, el “líder” del pueblo es quien nos salva y nos… da la pista.

-Ni si quiera son las pistas, solo historias que parecen tener una idea de lo que es el séptimo elemento.

-Es en parte cierto, señor Byrne. Sin que se hayan dado cuenta, en cada pueblo suceden cosas que les otorgan una característica de lo que debería ser el séptimo elemento, pero no necesariamente son los gobernantes de las ciudades quienes los reciben, si no personas que por la magia fueron o serán destinados como importantes en su historia. – fue la respuesta de Fenrir. – a algunos se los encontrarán por casualidad, mientras que otros si los estarán aguardando.

-Creo que tiene sentido. – dijo Alex.

-Muy bien, ahora es momento de que me acompañen a un lugar especial en el que les mostraré cómo proseguirá su misión. – los chicos soltaron un bufido de cansancio. Esa ya se la sabían, tendrían que caminar otro largo pedazo de desierto. – usaremos un antiguo artefacto griego: la gema de Hermes; la usaba para transportarse más rápido en el olimpo debido a que era el mensajero. Solo tengo que hacerla girar sobre esta vara dorada, e instantáneamente apareceremos en la pirámide de Rá.

 

 

Capítulo 16:  LA ÚLTIMA PARADA DE NEVEL



Dicho eso, puso a girar la gema tal y como había dicho. Se produjo un intenso brillo morado que cegó a todos, y cuando volvieron a abrir los ojos, estaban en un alta, obscura, y exageradamente amplia estancia, iluminada únicamente por antorchas que se encontraban en las paredes. Kristen dio un brinquito cuando una llama se encendió justo al lado de ella. Frente al grupo, se extendía un puente recto que llevaba a un piso cuadrado justo en el centro de la supuesta pirámide, el resto de sus lados también se encontraban conectados con puentes iguales formando una cruz.

-Adelante. – dijo Fenrir, esperando que sus invitados pasaran antes que él.

Los elementos avanzaron con inseguridad, temiendo caerse hacia el profundo vacío. Cuando por fin llegaron al cuadro, se percataron de que éste estaba casi vacío, salvo por un cofre en forma de prisma rectangular a las orillas.

-Joven Alex, observo que usted no porta un arma. – dijo el hombre cuando estuvieron juntos en el centro del suelo.

-No, la perdí en el rio cuando peleamos con una titanoboa.

-No se preocupe, creo que las lavanderas la encontraron y la guardé en aquella caja. Permítame un minuto para buscarla. – Alex solo asintió.

De pronto, sintió vibrar algo en su sudadera, en cuanto lo sacó, el mapa estaba brillando de nuevo. Fenrir seguía de espaldas a ellos, buscando la espada del liderazgo, quien volteó confundido hacia sus compañeros, ellos se mostraron igual de asombrados.

- ¿Qué pasa? – susurró Kristen.

-No lo sé, el mapa trata de decirnos algo. – dijo Alex examinando el papel.

-Préstamelo. – dijo Nevel extendiendo las manos. – Esto no debería de estar pasando, estamos en Alerías, ¿Cómo es qué señala que llegamos a Jenastras?

- ¿Qué?

-El mapa está brillando en un pueblo, pero lo hace cada que…

-Cada que acabamos de entrar a un pueblo nuevo. – completó el líder, aturdido ante el descubrimiento.

-Un momento. – intervino Zack. - ¿Cuál dijo que era su nombre?

-Fenrir. – contestó Rosé.

-Oh, no. – suspiró Jacob con preocupación.

- ¿Qué pasa? – soltó Kristen. Algo en su memoria le decía que los demás tenían razones suficientes para actuar de esa forma, pero no lograba entender qué.

-En una clase de mitología, el señor Kirke nos enseñó sobre la cultura nórdica. Wotán es más conocido como Odín, uno de sus hijos es el dios de las mentiras, y este tuvo tres descendientes: Midgard, Hel y… - la explicación de Alex quedó en el aire, su amiga la terminó con una mirada de terror detrás de sus lentes redondos.

-Fenrir.

-Si esta pirámide es lo que pienso, él no es quien debía recibirnos en Alerías. – dijo Nevel.

- ¿Nos quiere hacer daño? – preguntó Rosé alarmada.

-Veamos, hijo del dios Loki, un tipo mucho más alto y fuerte que nosotros, nos trajo a Jenastras cuando deberíamos estar en Alerías, nos tiene encerrados en esta pirámide falsa, criatura mitológica con super poderes…

- ¡Bueno ya! Creo que es obvio que sí. – Rosé levantó mucho la voz, y tuvieron que taparle la boca para que Fnerir no sospechara nada, aunque fue inútil, él podía escucharlos a la perfección y pensaba “son más astutos de lo que esperaba”

-Aquí está, señor Magnus. – exclamó el semidios, levantándose en la espada en sus manos. – veo que es una hoja muy fina ¿podrá matar dioses?

-Gracias… - dijo Alex con el rostro muy serio. – es un buen filo, pero no estoy seguro de que pueda acabar con la existencia divina, en realidad Tauro no me aclaró eso.

- ¿Tauro? ¿El entrenador?

-Si. – el líder tenía miedo de revelar más información de la necesaria para acabar con ellos.

-Tauro los entrenó, como a todas las generaciones anteriores, ¿cierto?

-Si

-Entonces les contó toda la historia de por qué están aquí y les habló sobre sus elementos.

-Si, o una parte.

-Supongo entonces, que les habrá dicho de las condiciones de los elementos. – dijo Fenrir mientras rodeaba a los chicos con la mirada en el suelo y los brazos cruzados.

- ¿Condiciones? – dijo Ros. – No, de eso no nos habló.

-SI. Si un elemento desaparece, pero no por voluntad de la magia, todo se viene abajo. – pero no pudo decir de qué forma, a sus espaldas se abrió una pequeña puerta hasta entonces invisible.

- ¡Señor, necesitamos ver los planos! – dijo un hombree regordete desde la entrada.

-Discúlpenme un momento. – dijo Fenrir haciendo una falsa reverencia, y se encaminó hacia donde lo habían llamado, dándoles más tiempo para hablar a los jóvenes.

-Dudo que eso de las “condiciones” sea verdad. – comenzó Zack tan pronto su anfitrión estuvo lejos de escucharlos. – digo ¿qué nos hace confiar en él?

-Que lleva en este mundo muchos milenios más que nosotros. – le contestó Kristen. – O sea, sabemos perfectamente que no deberíamos hacerle caso, pero al Tauro no decirnos nada, nosotros nos vemos obligados a escuchar todo lo que los demás nos digan porque puede ser que de esa forma nos evitemos una catástrofe.

Catástrofe. Evitar. Nevel debía decirles en ese momento, ya no habría otra oportunidad, lo sabía.

-Chicos, hay un tema importante en cuestión. – comenzó. – cuando Otira me apartó de ustedes, fui a ver al oráculo de Delfos, una criatura que proclama profecías, recuerdo sus palabras exactas… - Después de repetir tan rápido y entendible como pudo la profecía, les dijo que ese era el momento en el que debían saberlo.

- ¿Por qué siento que eso de “uno padecerá” se relaciona con las condiciones? – dijo Alex, dándose cuenta de lo que sucedería a continuación. En ese momento, la puerta se cerró y Fenrir regresó con ellos.

Se detuvo en seco, pero con una traviesa mirada de satisfacción cuando los vio tomar sus armas con más fuerza.

-Tranquilos, jóvenes. – dijo entre risas avanzando hacia ellos. Aunque su cara mostraba lo contrario, sus movimientos eran amenazadores. – si hacen lo que quiero, no tendremos que lastimarnos.

- ¿Qué quieres de nosotros? – le preguntó Alex.

-Verán, la magia elige a ciertas personas o criaturas para representar a los elementos, pero si lo consideran necesario, el puesto se le puede otorgar a alguien más sin condición alguna. – respondió el semidios, mostrando su ambición por pertenecer al equipo.

-Quieres que te cedamos un elemento. – dedujo el líder.

-Yo creo que Kristen no tendrá problema por abandonar el suyo.

- ¡Calla, Jacob! – bramó la aludida. – esto es serio.

-No solo uno, señor Magnus. – los ojos del hijo de Loki desprendían malicia. Los chicos estaban más preocupados que sorprendidos, pero no tenían ganas de luchar, hasta que el semidios volvió a hablar. – ¡Los quiero todos!

- ¡De ninguna manera vamos a entregarte todos! – estalló Rosé. - ¿Para qué los necesitaría alguien como tú?

-Es una gran pregunta, señorita Peterson. – su adversario parecía complacido de responder. – el poder de los elementos es demasiado fuerte, por eso se separan; pero, si un hombre los contuviera todos, sería capaz de dominar tanto el mundo de fantasía como el real.

-No te los vamos a entregar, ¿Entiendes eso? – la decisión de Zack era real, aunque no muy evidente.

- ¡Los voy a conseguir, por las buenas o por las malas! – rugió Fenrir al tiempo que se agazapaba, entonces comenzó lo peor. El descendiente de Wotan se transformaba en el lobo gigante que realmente era. Su obscuro color, sus ojos inyectados de sangre y su tamaño descomunal, bastaron para que los chicos temieran por la muerte; si a eso le agregamos que tenían poco espacio para huir si caerse, la situación era realmente letal.

- ¡Tranquilos! – gritó Jacob. – cree que en esa forma cederemos, pero ni si quiera así logrará convencernos.

- ¡¿Eres tonto o te haces?! – aulló Kristen. - ¡Nos quiere muertos! Solo así logrará absorber el poder.

El lobo volvió a rugir y se abalanzó sobre ellos, el grupo saltó hacia enfrente y lograron salir ilesos, pero eso no duraría mucho tiempo. Nevel lanzó sus bombas, pero eran diminutas a comparación del enemigo, y no le provocaron daño alguno, Alex atacaba con la espada, pero solo le provocaba rasguños, lo mismo que con la lanza de Kris, el arco de Rosé, el hacha de Zack y las dagas de Jacob. La serpiente a la que se habían enfrentado antes era la mitad del tamaño de Fenrir, sería doblemente difícil matarlo.

Entonces, a Nevel se le ocurrió una idea; era más patética que inteligente, pero si quiera tendrían algo de ventaja. O no.

- ¡Hay que descubrir cómo abrir esa puerta! – trató de hacerse oír.

-Bueno, Nevel, y en el hipotético caso de que lo logremos, ¿Cómo llegaremos allá? Es misión imposible atravesar el puente sin morir en el intento: o nos caemos, o nos devora. – reclamó Rosé arrojando flechas al aire.

-Por eso nos trajo aquí. – dijo Zack. – es bastante fácil morir en esta cosa.

- ¡Chicos, Nevel tiene razón! – exclamó el liderazgo. – si conseguimos salir, será más sencillo ganarle en terreno abierto.

- ¿Y cómo hacemos eso? – clamó Kristen.

-Debe haber una palanca. – dijo Nevel mirando a todos lados, como si tuviera un radar en la cara que le permitiera ver dónde se encontraba la supuesta palanca. - ¿Qué no vieron películas?

-Entonces el plan es ¿tirar de todas las antorchas para descubrir cuál abre alguna salida? – preguntó Rosé.

-Si, eso mismo. – le respondió Alex después de provocarle un rasguño más al lobo gigante; este reaccionó, y, al moverse para gruñirle a quien lo había herido, regó el cofre en el suelo dejando ver su contenido: armas viejas, gemas (posiblemente falsas), mapas y cuerdas.

-Rosé, usa las sogas y tu arco para tirar de las llamas. – dijo Zack. La chica solamente asintió y se deslizó a las cuerdas.

Los demás continuaban hiriendo al monstruo, intentando causarle daños mayores, pero no pasaban de rayones ligeros en su cuerpo. Rosé jalaba las antorchas, pero todas caían al profundo vacío; pronto el lugar se comenzó a quemar, Ros pensó que tenía que parar.

- ¡No te detengas! – le gritó Nevel mientras luchaba con una garra que intentaba atravesarle el pecho. La chica siguió tirando, hasta que no quedó nada.

- ¡Alex! No hay palancas que abran la puerta. – chilló Rosé.

- ¿Qué? Debe haber otra forma.

- ¡Nooooooo! – gritó Jacob.

En ese momento, Fenrir arrojaba a Kristen por el aire, afortunadamente, no cayó al fuego, si no en frente de la puertecilla, y cuando se levantó, la roca se deslizó hacia arriba dando acceso a la salida.

- ¡Eso es! – vitoreó Nevel. – necesita peso para abrirse.

- ¿Cuál es el plan? – dijo Zack.

-Lo principal es huir. – respondió Alex. – parece que tendremos que llevar a cabo la “misión imposible”. De alguna forma tenemos que llegar allá sin morir y escapar mientras la puerta esté abierta.

-Pero Fenrir debe estar distraído para que no nos persiga. – comentó Ros.

-Por eso uno debe quedarse. – dijo Nevel saliendo del agarre de una pata.

-No, no es una opción viable. – lo regañó su líder.

-Si uno no lo entretiene, todos moriremos.

-No se va a conformar con un solo elemento, él quiere más, así que no se detendrá con uno, irá por los que están huyendo y entonces sobreviviremos menos.

-Alex, creo que tú sabes qué es lo correcto. Quizá no salga perfecto, pero hay que intentarlo. – sería difícil que Nevel los hiciera entrar en razón, pero si el líder lo aprobaba…

-Si. – le respondió Alex desde los cuartos traseros del lobo. – en todo caso, yo me quedaré. Soy el líder, será un sacrificio por ustedes, quiero que vuelvan a casa.

-Alex, no servirá de nada; saldremos de este lugar hasta que TÚ completes las pruebas. Si mueres aquí, no tendremos forma de regresar. – le dijo Rosé.

La bestia volvió a atacar, pero se agachó demasiado y Zack le metió un golpe con su hacha en la cabeza, dejándolo aturdido un momento. El techo comenzó a caerse, el fuego lo consumía todo, la pirámide falsa caería pronto.

- ¡Chicos! – se oyó el berrido de Kristen desde la salida. La puerta se estaba cerrando, si se quedaban más tiempo, no lo lograrían. La bestia volvió a rugir, y el eco provocó que la estructura se derrumbara con velocidad, grandes pedazos de techo y paredes caían destruyendo los puentes y el camino a la salida.

- ¡Corran, corran, corran! – nadie necesitaba que Jacob lo repitiera, era ahora o nunca. El grupo corrió a la salida con Fenrir a sus talones.

Pero justo antes de que Nevel pudiera atravesar, el camino a la puerta se fragmentó, dejando un espacio bastante grande entre un borde y otro.

- ¡Nevel! – gritó Alex. – quédate allí, ahora vamos por ti.

-Alex, la puerta se cierra. – le dijo Kristen detrás.

- ¿Qué me quede aquí? – dijo Nevel con una sonrisa. – lo que el líder diga.

Lanzó su bomba más grande hacia arriba, provocando que el resto del techo se terminara de desplomar y partiera en pedazos la base en la que se encontraba con Fenrir, y le aventó las bombas sobrantes a Alex diciendo:

-Es hora de aceptar mi destino.

- ¡No! – exlamó el líder mientras atrapaba las armas de su compañero. Jacob tiró de su ropa llevándolo hacia afuera justo cuando se cerró la puerta y el puente terminaba de caerse en frente de él.

Capítulo 17: ESPERANZAS

- ¡Hay que alejarnos! – dijo Jacob cuando la pirámide comenzó a crujir. Corrieron escaleras abajo de la réplica de la pirámide de Rá, hasta que un temblor (señal de que todo se venía abajo) los hizo caer de espaldas al suelo.

Desde ahi, el grupo vio caer la construcción en llamas; el horrible ruido del edificio al destrozarse por completo se oyó en varios metros a la redonda, y las escaleras frente a ellos también se derrumbaron, hasta no quedar más que rocas. Afuera, el atardecer iba llegando.

- ¡Nevel! – exclamó Rosé entre sollozos mientras se levantaba con ganas de buscar a su amigo de entre los escombros. Zack la detuvo. - ¡No, déjame!

Pero el chico no la soltó, la sostuvo fuerte en un abrazo de consuelo y la hizo apartar la vista de las ruinas. Ros trató de contener el llanto, pero llegó inevitablemente; trató de esconderlo porque era la única que lloraba, pero no la única que sufría. Los demás permanecían callados, intentaban ser fuertes, pero claro que les dolía perder a un miembro del equipo, un miembro que los salvó en varias ocasiones, que había entregado su vida por ellos, y que les haría mucha falta.

Todo había pasado tan rápido, y a la vez había transcurrido como una terrible agonía; los recuerdos taladraban sus mentes agotadas, llegando como tristes visiones que los lastimaban, les hacían perder la noción del tiempo a tal grado que pasaron toda la tarde y buena parte de la noche digiriendo lo que acababa de pasar.

-¿Qué vamos a hacer? – susurró Kristen con mirada inexpresiva.

-No lo sé. – respondió Zack – Nevel… - la voz se le empezó a cortar al recordar las palabras de Thinos: “deberías considerarte afortunado de que no has perdido a nadie de tu equipo” – Solo hay que procurar no perder a nadie más, cuidarnos entre todos. Ya solo falta un pueblo, aguantemos un poco.

-La cantidad de cosas que pueden pasar en un pueblo. – dijo Kristen.

-No sé con que cara vamos a regresar con Tauro a decirle que perdimos un elemento. – dijo Rosé con voz casi inaudible y lágrimas humedeciendo su cara.

- ¿Con Tauro? – se indignó Zack. - ¿Qué le diremos a su familia?

-Si es que logramos volver a verla.

“Somos un fracaso” pensaba Alex “soy un fracaso”. El pobre líder se quemaba en su interior, las lágrimas que no caían en sus ojos ahogaban su corazón; no decía nada, pero maldecía por dentro el echo de no haber podido hacer nada al respecto. Miró la bolsa que sostenía entre sus débiles y temblorosos dedos, los ojos se le inundaron y se apartó del grupo.

- ¿Alex? – lo llamó Jacob, pero él no hizo caso, siguió caminando hasta topar con una maya metálica de rombos a muchos metros lejos de su equipo, clavó sus dedos en los orificios y respiró con furia, molesto consigo mismo por dos cosas: por dejar morir a Nevel, y no poder demostrar que estaba herido ante ello. Entonces, una mano amistosa le tocó el hombro (trata de adivinar quién fue).

-Alex, amigo… - la voz se le quebró; siempre sabía cómo alentar a las personas, pero esa vez, su fuerza no era suficiente, estaba rota.

- ¿Cómo se supone que deberíamos seguir? – Alex se volvió molesto, tratando de contener la furia y las lágrimas. – Que estemos aquí es mi culpa, que Nevel esté muerto es mi culpa, que la misión falle será mi culpa, ¡que no podamos regresar a casa será mi culpa!

-Si eres nuestro líder, pero eso no significa que tengas que cargar con toda la culpa. – le decía Zack casi en un susurro. – Somos un equipo, todos pudimos haber hecho algo por él, porque estamos trabajando juntos para volver a casa.

-¡¿Por qué yo el líder?! ¡No soy un buen dirigente! ¿Acaso he hecho algo bien?

-Alex, no siempre se pueden salvar todos.

- ¡Actúas como si no te importara! ¡Esta misión será patética si morimos uno por uno!

-Oye, míranos. – dijo Zack. - ¿Tu crees que nosotros nos sentiremos felices continuando sin Nevel? – hizo un alto y se apartó un poco del campo de visión de Alex para dejarlo ver al resto del grupo. Kristen abrazaba a Rosé para consolarla y Jacob vendaba una gran herida provocada por Fenrir, ahora también muerto, “bueno, al menos vencimos al enemigo” pensó el líder. Miró a su acompañante y se dio cuenta de que tenía las ropas desgarradas, el rostro le sangraba y el movimiento de su pecho al respirar le delataba que se hacía el valiente para ocultar el llanto que quería salir. Luego pensó en Nevel, el chico que terminó atrapado en la pirámide, que les había ayudado tanto con su inteligencia sobrehumana, al que le había dicho “Has que valga la pena”, y que ahora, gracias a ello, se encontraba sin vida en algún punto de las rocas, con el alma quien sabe dónde (porque dudaba que fuera a parar a aquel paraíso en el que creían en la vida real, no porque no lo mereciera, si no porque las cosas allí eran muy distintas). El pensamiento lo aterró.

Finalmente, se miró a él, se dio cuenta de que había resultado casi ileso ¿por qué?, se avergonzó de haber exagerado tanto, y de portarse egoísta con sus compañeros que se habían lastimado bastante.

-Lo lamento, sé que esto es difícil para todos. El peso lo carga el equipo entero, y ahora que no está Nevel, va a ser más complicado – dijo reflexivo mirando al suelo.

-Mira, viejo, lo positivo de esto es que Nevel se sacrificó por nosotros, por la misión y por la magia; supo cuándo era el momento de decirnos sobre la profecía y supo cuándo era momento de aplicarla. – le dijo Zack tratado de tomar fuerzas de sus propias palabras.

-No. – lo interrumpió Alex aún sin mirarlo. – él tenía planeado hacerlo desde antes; por eso Otira le dio la profecía específicamente a él, sabía que Nevel la comprendería al instante y sabría qué hacer. Si hubiera sido cualquiera de nosotros acabaría mal.

Zack parecía sorprendido, tuvo que escoger con cuidado sus palabras.

-Bueno, supongo que si nos hará falta la inteligencia, no porque nadie mas lo sea, si no… - luego suspiró y continuó. – Ni si quiera nuestras mentes juntas lograrán ser la de nuestro amigo, pero hay que intentarlo.

-Si, hay que seguir. La muerte de Nevel no será en vano.

-Muy bien, les diré a los chicos. Rosé va a estar muy delicada por el asunto. – dijo Zack forzando una sonrisa y empezó a trotar hacia sus compañeros.

Alex volvio a mirar la bolsa que pesaba por las bombas que aun contenia; recordo que nunca las habia visto de cerca, asi que la abrió para conocerlas, pero entonces, algo brillante aparecio primero; metio la mano y saco la hoja de jade que representaba la inteligencia, Nevel la habia metido alli por ovbias razones. Alex no supo si sonreír o llorar, decidió que no podía dejar que ese sentimiendo lo hiciera retroceder, mas bien le daria fuerza y le transmitirìa la sabiduría necesaria para ser un buen lider y evitar que accidentes como ese volvieran a ocurrir.

-Tu te entregaste a esta tarea fácilmente aun cuando no te lo pedì. - dijo Alex mirando la hoja. - Seguire, mi amigo, lo hare por ti y por el resto denosotros; porque hisiste que valiera la pena.

Guardó la pieza de jade en la bolsa y ato esta a su pantalon. Camino ahora con animos para reunirse con el resto, aunque no tenia idea de que les diria, espero a que las palabras salieran anturalmente.

-¿Que diria Nevel si estuviera aqui? - les pregunto con rostro serio pero voz divertida. Ahora Jacob curaba a Kristen.

-No lo se. - dijo Rose bajando la mirada. - probablemente alguna queja, pero ya no importa.

-Seguramente un simple ‘’sigamos ‘’, pero ya no esta aquí. - le respondio Kristen.

-Vaya, chicos, tantos meses aqui y aun no saben lo que puede pasar. - todos lo miraron confundidos. - vamos, a las almas de aqui no les pasa lo mismo que a las almas del mudno real.

Ahora mas bien todos estaban esperanzados, como anhelando que les revelara algun ritual de resurreccion, pero entendieron en el acto lo que queria decir.

-¿Quieres decir que...? - Rose dejo la frase inconclusa, interrumpida por el llanto que volvia, pero esta vez lleno de esperanza.

-Solo espero que seal real. - susurro Jacob mirando con compasion a las chicas.

-Y si es real, que suceda. - dijo Zack abrazandose a si mismo.

-Vamos, chicos. - les dijo Alex en un tono sereno. - mientras mas pronto acabemos, mas pronto estaremos en casa.

-¿A cual casa te refieres? - pregunto Rose refiriendose tambien a Fambezia.

-A ambos quizá. - le respondio el lider. Su equipo solo sonrio y comenzo a seguirlo fuera de la maya que delimitaba el area de construccion en la que se habia edificado la piramide falsa.

Al rededor de esta, habia maquinas pesadas de construccion como las de la vida real, no podian creer que existieran en ese mundo de fantasía también.

Capitulo 18: LA AVENTURA DE LA AMISTAD

Entre el llanto y el shok, no se dieron cuenta de que habia amanecido mas rapido de lo normal, y el sol saliendo apenas era la unica tenue luz que les permitia ver la ciudad de Jenastras desde el exterior: parecia una ciudad bastante comun, de echo, se parecia a Chicago.

-No puede ser. - exclamo Ros al contemplar lo que estaba frente a ella.

-No. - compartio Jacob. - imposible que haya una ciudad moderna.

-Pero tampoco podemos haber salido al mundo real. - dijo Kristen.

Alex detuvo todo, lo que decia su equipo era verdad, pero el no tenia comentarios al respecto. Saco el mapa y comprobo que era real, estaban en Jenastras. Era una ciudad normal, pero para ellos podria ser el mas peligroso.

-Para nuestra fortuna o para nuestra desgracia. – dijo. - estamos en el ultimo pueblo.

-No veo cual es la desgracia. - pronuncio Ros.

-La desgracia es, que los habitantes de este pueblo no salen durante el dia, ahora la ciudad esta desierta.

- ¿Y que? - pregunto Zack. - tenemos tiempo suficiente para tomar un descanso, comer y prepararnos, no veo cual es el problema.

-Tal vez debo explicarme mejor. - reconoció el líder. - Jenastras es el pueblo de los mitos modernos, leyendas que surgieron despues de Cristo, y en la noche son lo mas peligroso que hay en este mundo. - respondio Alex esperando que entendieran, pues no queria decirles bien que encontrarian alli, le daba escalofrios de solo pensarlo.

-¿Nos estas diciendo que hay... criaturas de las leyendas del siglo xvl?

-De ahi en adelante en realidad.

-Kristen, no es tu obligacion ir, te puedes quedar aqui afuera y esperar a que salgamos. - dijo Jacob con fingida preocupacion mirando a la chica.

-¿Tu crees que no puedo aguantar?

-Bueno, recuerdo cuando vimos una pelicula de terror en el auditorio de la escuela... - comenzo Zack.

-¿Y?

-Kris, gritabas cada cinco minutos, sinceramente no voy a soportar eso todo el tiempo que estemos alli - le respondio Jacob.

-Esque de verdad eran feas. - se defendio la chica con verguenza.

-Ahora imaginate ser tu la victima de esas cosas que son reales aquí. - le dijo Zack.

-Muchachos, he visto monstruos raros y peligrosos por todos lados durante mi estancia aqui, creo que unos mas no nos harán daño.

-Habla por ti. – dijo Zack.

Alex y Rose intercambiaban miradas de incomodidad y confusion ante la pequeña discusion que se estaba creando, pensando si debian interferir.

- ¿Tú crees que no te afectarà? - se burlo Jacob. - ¿Crees que estas lista para ver a La llorona, a la monja, a Pinhead, al Chuky, a...?

-¡Basta! - exclamo Kristen con una furia tan evidente que Jacob paro por temor a ser azotado contra un arbol. Kristen le dio la espalda y se alejo un poco del grupo.

-Todos, hasta Jacob. - dijo Alex acentuando las ultimas palabras con intensión. - tenemos miedo en algun momento, en especial cuando se trata de este mundo. Esta bien, Kris, estaremos alli para protegerte. Nos cuidaremos entre todos a partir de ahora, lo juro.

Kristen se volvio y lo miro con una sonrisa forzada; confiaba en el, pero con Jacob la situacion cambiaba un poco.

A un costado se encontraba una arboleda, asi que el grupo se dirigio alli a esperar a que llegara la noche. El paraje era realmente lidno, pero no se comparaba con lo hermosa que era Fambezia. Zack y Rose se sentaron en un tronco caido, Alex se recosto sobre un tramo de suave maleza y Kristen intentava mantenerse lo mas alejada posible de Jacob, por más que este tuviera intenciones de acercarse; finalmente se rindió y empezó a adentrarse en un area mas obscura de la arboleda, pero no se aparto mucho al recordar su experiencia en bosques sin luz.

Alex y Ros se quedaron dormidos casi enseguida; Kris estaba sola recostada en el pasto con el antebrazo en la cara y sus lentes reposaban en el cesped. Jacob jugaba con unas florecillas, y Zack seguia sentado en el tronco; ahora sostenía la cadena dorada en sus manos y pensaba en en Tarot, en esa fragil y hermosa princesa que habia estado sola por ya una semana (bueno, Zack, no es como que hubiera estado sola un buen tiempo antes de que tu llegaras) De pronto se concentró en la manzana de oro que centraba el collar. Sabia que significaba algo, que la habia visto en alguna otra parte, que sabia algo de ella pero ¿que?. Se volvio a colgar el collar y se acomodo para tratar de descansar. Jacob aprovecho justo ese momento en el que todos estaban dormidos, se acerco a su ofendida amiga e intento hablar.

-¿Que quieres? - suspiro la chica sin quitar el brazo de sus ojos.

-Sabias que era yo. - declaro Jacob mientras esperaba que Kris dejara verse.

-Eres el unico que continuamente, sin importar como este, invade mi espacio privado. - respondio algo irritada.

-Lo lamento. - le dijo el chico. Realmente sonaba sincero, asi que la chica se digno a mostrar su rostro. Lo miro y Jacob solto una dulce risita.

-¿Que pasa?

-Nada. - contesto su amigo con los labios ligeramente curvados.

-¿Ahora que tengo en la cara?

-De echo es justo lo que no tienes. - le respondio Jacob. Kristen torno su rostro un tanto serio por no entender lo que decia justo cuando no se portaba sarcastico con ella.

-Te ves tierna sin lentes. Diferente, de echo, cambia por completo tu cara.

Kristen se ruborizo, queria responderle con un ‘’gracias‘’ o un ‘’que lindo‘’, pero no, ese no era el tipo de relacion que tenia con el , asi que se limito a darle una sonrisa que decia ‘’gracias, pero ya lo sabia‘’ y le dijo:

-¿Sabes? me acostumbre tanto a tu sarcasmo que cuando eres sincero conmigo no puedo entenderte.

-Perfecto. - suspiro Jacob recostandose sobre su brazo al lado de su amiga. - justo como queria.

-¿A que te refieres?

-Nada. - le contesto mirando al cielo - ¿Disculpa aceptada?

-No tengo de otra. - fue la respuesta de Kristen, quien se acerco mas a su amigo, y sintio como se tensaba.

Capitulo 19: MATAR A UN MUERTO

Les sirvio muy bien ese pequeño descanso que tuvieron, al final del dia tenian suficiente energia para luchar de nuevo con lo que fuera que se encontraran. Llegada la madrugada, caminaron hacia la ciudad de Jenastras que les traia tantos recuerdos de su vida normal. Estaban muy nerviosos, temian encontrarse lo peor, les asustaban mas las criaturas modernas que las clasicas de cuentos de hadas; sera porque ellos estaban acostumbrtados a verlas, pero el cine se las pintaba demasiado peligrosas.

-Hay que reconocerlo, nadie nos va a ayudar aqui. Todos son los villanos en las historias que ya conocemos. - dijo Rose apenas llegaron.

-Rose. - suspiro Alex - no seas pesimista.

-Entendi el chiste, payaso. - le advirtio la chica.

Pero todo iba tal y como habia mencionado Rose, parecia un mundo apocaliptico, y nadie se aparecio como en los otros pueblos, asi que, por muy peligroso que fuera, se adentraron en los edificios, pues no habia nadie en las calles. Se metieron en una construccion que parecia oficinas abandonadas; las luces de algunos pisos estaban encendidas, por lo que pensaron explorarlos todos, lo cual ovbiamente iba a tomar tiempo, y para ahorrarse algunas horas, obligaron a Kristen a usar el elevador que "estaba en malas condiciones" segun la chica. A pesar de los horrorosos rechinidos que soltaba la caja de vez en cuando, el elevador subio a todos los pisos sin problema alguno, sin embargo, eso no fue de mucha utilidad cuando despues de buscar en cada rincon, los chicos no encontraron nada.

-Llevamos una hora entera recorriendo esto, y es solo el primer edificio al que entramos. No vamos a pasar toda la noche buscando a alguien que evidentemente no va a aparecer. - se quejo Jacob cuando ya estaban en el ultimo nivel.

-Me da gracia que en los demas pueblos eran los anfitriones los que nos encontraban, ya ahora henos aqui, buscando a alguien que nos pueda ayudar en el pueblo mas peligroso de todos. - dijo Kristen. - Estamos corriendo hacia el peligro, chavos.

-Tienes razón. - le contesto el lider al primero. -mejor bajemos y vayamos a otros edificios que se vean más habitados.

- ¿Se dan cuenta de que nunca tenemos un buen plan? El arte de improvisar. – dijo Zack.

Entraron una vez mas en el asensor para volver hasta el primer piso, pero despues de cerrarse la puerta e intentar bajar, la caja se atoro y no funciono mas, las luces del techo y los botones se apagaron. Zack solto un bufido y presiono varias veces los controles para que volvieran a funcionar. Nada daba resultado.

-Si esperas que el elevador baje por su cuenta, no va a pasar. - dijo Kristen al ver tantos intentos fallidos que daban lastima. - al menos ya no. Pero como siempre, no me hacen caso.

-Intenta hacer algo tu, genia. - le recrimino su compañero. Inmediatamente despues de que terminara su oracion, se escucho un ruido sobre sus cabezas, como si alguien estuviera cortando los cables que sostenian ascensor, y despues este comenzo a caer.

Los chicos gritaban mientras bajaban a gran velocidad; en algun punto, Jacob se estaba quedando sin aire. El edificio era solo de sesenta pisos, y estaban cayendo a una rapidez vertiginosa, sin embrago, parecia que no iban a llegar al final nunca.

-¡Les dije que era mala idea! - los regaño Kristen al recordar que paso al menos diez minutos suplicando por usar la escaleras, pero por el momento, le tocaba sostenerse lo mas fuerte posible de las paredes.

Por fin, llegaron al final de su caida, chocando con el suelo. Los adolescentes estaban aturdidos, mareados y sin aire. Las puertas del elevador se abrieron, soltando chispas porque claramente se habian hecho mas daño; afuera habia un estacionamiento subterraneo con luces blancas en el techo que parpadeaban.

-¿Deberiamos entrar? - cuestiono Rose.

-A menos de que quieras otra experiencia en "el elevador de la muerte" - le respondio Jacob sin mirarla mientras salia del ascensor y sacaba su daga mas grande del estuche. Entonces las luces se apagaron, y cuando se volvieron a encender, vieron a una niñita vestida de negro frente a ellos; ahora las luces tenian un brillo estable. Por un momento, nadie dijo nada, solo se miraban, hasta que Jacob hablo.

-¿Merlina Adams? - pregunto en tono de burla.

-Bienvenidos a Jenastras, elementos de la magia. - respondio la niña en un tono tan inocente que era casi imposible dudar de ella. - Los traje aqui porque era peligroso que se quedaran alla arriba.

-Bueno,¿Tu quien eres realmente? - pregunto Rose.

-Mi nombre no es importante ahora. Por lo que se necesitan pistas del septimo elemento.

-Si, pero... - comenzo Alex.

-Y ¿Que tal va eso hasta ahora?

-Uf, de maravilla. - dijo Jacob con su caracteristico sarcasmo.

-No sabemos mucho. - comento Zack. - solo que no reencarnara pronto. No nos han dado mucha informacion.

-Si, la mayoria del tiempo solo estamos peleando y huyendo. - añadio Alex.

-Lo entiendo. - dijo la niña sentandose en el suelo. - todas las generaciones pasan por eso.

-¿Las has visto? - cuestiono Jacob.

-No a todas, me tienen encerrada, pero me escapo cuando puedo. - respondio encogiendose de hombros.

-¿Quien te tiene encerrada?

En ese momento, el suelo temblo, cosa que no se parecia a la tranquilidad que habian pasado los muchachos durante todo el tiempo que llevaban en Jenastras.

-Tranquilos. - dijo la niña. - ya estan aqui y estan a salvo, por ahora.

-¿Por ahora? ¿Que quieres decir? - cuestiono Zack.

-Lo verán. - fue la corta respuesta de la niña. Despues cambio de tema. - Tal vez las pistas no parezcan claras ahora, pero al final tendran sentido, como un rompecabezas: juntas arman algo magnifico.

-Ya nos lo habian dicho. - dijo Alex recordando lo que les comento Fenrir sobre las hazañas que tenian en cada pueblo y que, según el semidios, les daban una señal de como seria el septimo elemento.

Los chicos miraban asombrados a la pequeña ¿Como era posible que ella supiera tanto? Y entonces, la niña volvio a hablar:

-Y ahora me toca a mi darles la pista. - el grupo la miro extrañado.

-Y¿Que tenemos que hacer? - pregunto Zack.

-Lo que han estado haciendo desde que llegaron aquí. - respondio la infanta con una sonrisa travieza en los labios. - luchar y huir.

Las luces se volvieron a apagar, y cuando se encendieron, ya no estaba la niña, ahora habia un ejercito de zombies al frente.

-Listo, ya es oficial, odio a los niños. - dijo Jacob con desprecio. Entonces los muertos comenzaron a caminar hacia ellos.

-¡Suban al ascensor! - ordeno Alex, y todos corrieron hacia este, aun sabiendo que estaba descompuesto. El lider presiono una y otra vez los controles pero no funcionaba nada. El equipo comenzo a enloquecer, en especial Kristen. Zack dio un golpe a los botones con su hacha y todo comenzo a carburar de nuevo. Las puertas se abrieron en el primer piso, y los chicos salieron a la calle. Se habian librado de los zombies ¿O no?, la tierra retumbo y brotaron los cuerpos, tal y como en las peliculas viejas.

- ¡¿Y ahora qué?! - grito Kristen. - ¡No los venceremos tan facil! - Todos estaban de acuerdo con la chica, no podian matar a un muerto, esa batalla seria de las mas complicadas.

-¡Hay que hacer lo que podamos! - dijo Alex, pero claramente no tenian ni idea.

El equipo se lanzo contra los zombies: les cortaban las extremidades, los atravezaban, pero nada funciono, los muertos seguian moviendose y parecian multiplicarse. Ademas, los cadaveres tambien peleaban, los jalaban e intentaban morderlos; la pobre Kristen estaba viviendo una autentica pelicula de terror.

-Alex, amigo, no podemos seguir, llevamos mucho tiempo intentando acabar con ellos. - le dijo un Zack ya cansado despues de varias horas escapando.

Alex entro en una desesprecaion enorme ¿Que se supone que debia de hacer? Un zombie lo empujo provocando que cayera contra una pared y se desatara la bolsa de bombas que tenia amarrada a su pantalon, la recogio y entonces se volvio a fijar en la hoja de jade.

-Ayudanos, amigo. - dijo contemplando la insignia. Entonces, el sol empezaba a salir alumbro el objeto, y le dio a Alex una idea exelente. Corrio hacia donde estaba el grupo y grito. - ¡Chicos! Debemos dirigirlos hacia la avenida principal.

-¿Por que? - grito Jacob mientras peleaba con un muerto.

-Las criaturas de esta ciudad solo salen cuando es de noche, si hacemos que les de el sol desapareceran, pero tardara en llegar aca el amanecer.

-De acuerdo. - le dijo Zack - me gusta tu plan, amigo.

El grupo corrio hacia la avenida principal y los zombies los siguieron a toda prisa; llegaron justo cuando el sol baño en su luz la calle, y los cadaveres soltaron alaridos cuando comenzaron a desvanecerse en polvo. El sol habia salido casi por completo y no quedaban rastros de los monstruos, el equipo estaba muy agotado.

-Deberiamos ir a buscar a la niña. - dijo Rose entre gemidos, tratando de recuperar el aliento.

- ¿Cuándo vas a entenderlo? - le contesto Jacob. - no es necesario que les avisemos a todos nuestro estado, ellos saben como estamos.

-Ademas, dijo que lucharamos y huyéramos. - completo Alex.

-Y ¿A donde vamos? - pregunto Jacob.

-A buscar el bote de Thinos.

-Esta en el puerto de Turtòn. - dijo Zack. - ¿Como llegaremos tan rapido hasta alla?

-Bueno, no estamos tan lejos. - Alex reviso el mapa. - Jenastras y Turton son casi pueblos vecinos, el unico inconveniente es la larga caminata que vamos a tener que hacer, pero despues de eso, no tardaremos mucho en cruzar el mar.

-Mientras mas pronto nos vayamos, mas pronto llegamos - declaro Zack.

El grupo camino una vez más, pero el viaje no se les hizo tan eterno. Por fin, llegaron al puerto, y ahi estaba el barco, igual a como lo habian dejado. Se subieron y zarparon de regreso a Fambezia, su recorrido por los pueblos mitologicos habia terminado.

- ¿Sabes? - le dijo Kristen a Alex una vez que ya estaban de camino. - Hace unos mese no me hubiera imaginado que me gustaría pelear, es divertido.

-Hace unos meses estaba viendo peliculas de zombies sin pesnar que pronto me convertiria en el protagonista. - le repondio el lider.

Parecia que todo iria con mas tranquilidad para el grupo a partir de aquel momento.

Capitulo 20: REPORTE DE BIENVENIDA

La corriente los llevo hasta el rio de Fambezia donde desembarcaron por la tarde. Habian estado solo una semana fuera, pero con todo lo que habian visto y hecho les parecieron meses, de modo que ver el primer pueblo en el que estuvieron les causo nostalgia. Tauro los vio cuando aun estaban lejos, y corrio hacia ellos para recibirlos. Se le notaba una sonrisa de satisfaccion tan grande, que a los elementos se les hizo un nudo en la garganta pensando en como explicarian lo de Nevel, pero no tuvieron que decir nada, apenas llegó con ellos, supo lo que habia sucedido, y les dirigio una sonrisa que mostraba compasion y entendimiento.

-Bienvenidos, chicos. Se que fue un camino difícil, pero todo marchará con más calma por ahora. - les dijo.

-Por ahora. - repitio Jacob con ironia que esta vez parecía verdadera. Entonces apareció Otira en el aire, su luz azul se confundia con el cielo.

-Deben estar cansados. Acompañenme, necesitan recuperarse. - y los elementos no respondieron, ni si quiera se quejaron, simplemente la siguieron con las caras bajas.

-No se aflijan, chicos. – les murmuro Tauro mientras caminaba con ellos. – yo sé que ha sido difícil, en especial para el líder; pero créanme, la perdida de Nevel no ha sido en vano.

- ¿Cómo estas tan seguro?

-Aun les quedan dos pruebas. – contestó el hombre, tan seguro de si mismo, que los chicos ya no tuvieron más ganas de dudar.

Cuando llegaron a la torre de entrenamiento, Otira les ofreció copas llenas de algo que parecía leche y los invitó a sentarse sobre troncos puestos en la arena. Una vez todos juntos, el entrenador pidió un reporte de su viaje.

-Algo exagerado para ser el primero. – comentó Zack.

-Con el tiempo se irán acostumbrando. – dijo Tauro bastante relajado mientras le daba un sorbo a su copa, y observo que las bebidas de los demás permanecían intactas. El pensamiento de Nevel habia vuelto a surgir.

-Y ¿A que pueblo fueron primero? - carraspeo Tauro para romper el hielo.

-Arnezia, como nos lo indicaste. - respondio Alex.

-¿Que tal la experiencia?

-Nos recibio tu amiga Abelone. - contesto Kristen algo insegura de decir lo siguiente. - Nos conto sobre tu elemento y... sobre otras cosas.

En efecto, Tauro se puso tenso.

-Pero no fue ella quien nos llevò hasta Turton, mas bien fue su hijastro, Thinos. - añadio Rose.

-¿Te refieres al hijo de Gregos?

-Si

-¿Que tal esta èl?

-Algo destrozado al parecer... - dijo Jacob, pero fue interrumpido por Zack, quien le indico con la mirada que ya era suficiente de hablar sobre Arnezia.

-Bueno... - Alex cambio de tema. - en Turton recibimos la profecia, comimos, nos dimos una ducha y.… peleamos contra una titanoboa. - dijo como si de eso se tratara su rutina diaria.

-Vaya.

-Despues, llegamos a Alerias, pero creo que no estuvimos allí más de cinco minutos. - compartio Zack.

-¿Que? ¿Por que?

-No somos tan astutos como parecemos, Tauro. Fuimos engañados, Fenrir nos llevo a Jenastras sin darnos cuenta. - Y aunque Tauro volvio a inquietarse, esta vez Zack no dejo el tema en el aire, era importante que èl lo supiera.

-Fenrir no era quien los tenía que recibir. - dijo el vikingo limpiandose disimuladamente el sudor de su frente.

-Lo sabemos, pero no quisimos regresar a averiguar si la criatura que realmente nos estaba esperando era mucho peor.

-Sinceramente no encuentro mucha logica en su justificacion, señorita Rose. - le discutio su profesor. - ¿Por qué no tener esa pista?

-¿Quien era el que nos tenia que recibir, Tauro? - interrumpio el lider.

-Ya no importa. - contesto de inmediato el entrenador. - Supongo que si fue una decicion tomada por todos, no debo juzgar. Al final seran ustedes los que carguen con eso.

Los adolescentes ovbiamente se indignaron, pero sabian que protestar no valia la pena, al final les dirian lo mismo de siempre: no importaba por el momento.

-En Jenastras pues...pasò lo que tenìa que pasar. - suspirò Zack.

-Nevel se sacrificò por ustedes, niños. - les dijo Tauro cuando vio lo vacias que se volvian sus miradas por regresar al tema. - De no ser por èl, no estaria aqui ninguno de nosotros, y hay que aprender a valorar eso. Simplemente fue lo correcto. Êl estaba consciente de lo mucho que los necesitamos tanto nosotros como entre ustedes mismos.

-Tu sabias que iba a pasar ¿verdad? Por eso cuando llegamos sin Nevel no parecias tan preocupado. Un elemento muere en cada mision ¿o me equivoco? - preguntò Alex.

-Sabiamos desde un inicio que alguien iba a padecer, pero no sabiamos exactamente quien. Estábamos lo que se puede decir preparados. - respondió Tauro.

-¿Sabiamos? - pronunciò Kristen con toda la intencion de poner incomodo al hombre. - ¿Tu y quien mas?

-El rey, la princesa y yo. - contesto el vikingo dandose cuenta de las intenciones del grupo, pero no se permitio estallar.

-Por eso Tarot estaba tan nerviosa el dia que partimos. - dijo Zack en voz baja, pero todos lo escucharon.

-Pudiste habernos dicho algo. - demandò Rosè con una voz demasiado tranquila para la dura mirada que proyectaba en direccion al entrenador.

-La mision iba a perder sentido. - respondio el atacado muy friamente.

-¿Importaba mas eso a que uno de nosotros muriera? - Zack casi gritaba ante la frustracion del momento. - Solo quieres reprocharnos el hecho de que nuestro objetivo principal era salir de este mundo, ¿Piensas de verdad que lo seguimos haciendo por nosotros? Lo que nos muestras ahora es que lo unico que te importa es salvarte a ti. Alex tenia razon, tu y tu mudno solo nos estan usando.

-No, Zack. - intervino el lider. - ¿No entiendes? eso es justo lo que tenia que pasar.

-Claro. - se rio el aludido. - la niñita que estaba llorando en las ruinas de Jenastras ahora justifica la muerte de un integrante de su equipo. ¿Que quieres decir Alexander?

-No estoy diciendo que me alegra que Nevel no vaya a regresar a casa ¿Esta bien?, pero no lo estamos viendo todo, èl tenia que pasar por eso, de otra forma nosotros no ibamos a lograr nada mas.

-Es correcto, Alex. - lo apoyo Tauro. - La magia ya lo tenia predispuesto. Uno tenia que morir en la primera prueba para que el resto del equipo triunfara en las siguientes. Pero no se preocupen, el elemento reencarnará...

-Por supuesto. - resoplò Jacob. - eso es lo que nos preocupa.

-Pero ¿Que no eramos la ultima generacion? Ya no puede volver a reencarnar. - dijo Kristen.

-Bueno, seórita Maxwell, mientras la magia siga necesitando ese elemento, seguira reencarnando no importa cuantas veces muera su representante.

-¿Osea que la inteligencia pasarà de una persona en otra hasta que terminemos las misiones? - cuestionò Rosè.

-Asi es. Quiero que entiendan una cosa, sì hay una ultima generacion, pero no todos ustedes formaràn parte de ella, algunos pueden morir...

-Que optimismo. - suspirò Rosè con sarcasmo.

-O decidir que ya no quieren seguir. - añadio Tauro para cubrir su respuesta anterior, pero incluso le fue peor.

-¿O sea que si podiamos negarnos a este trabajo desde un inicio? - preguntò Jacob.

-No, para fortuna nuestra y desgracia de ustedes, el representante de un elemento solo puede renunciar hasta despues de la segunda prueba.

-Supongo que esperaremos a que pase eso para retirarnos, señor Tauro. - anuncio Rosè fingiendo tragedia en su tono. - y lamentamos mucho si no somos suficientes para llegar a la tercera prueba.

-Mi punto es, señorita Peterson, que alguien mas puede ocupar el lugar de la inteligencia para que terminen sus pruebas como un equipo, pero hay que elegir con cuidado.

-Bueno, no se si sea del todo cierto, señor, pero Fenrir dijo que podia otorgarse a otra persona sin condicion alguna. - comento Zack. - Pero no conocemos a nadie con la inteligencia de Nevel.

-La informacion que les dio ese semidios no es falsa. - respondio Tauro. - Supongo que reemplaza a los datos que tenia preparados Alerias para ustedes, pero en este caso, señor Byrne, la magia es la que escoge al sucesor porque fue su voluntad que Nevel dejara el equipo.

-Pero tambien nos dijeron que podía tenerlos un solo hombre. - comento Kristen mirando a Alex.

-Lo cual seria muy peligroso, señorita Maxwell - criticò Tauro.

-Yo solo decia, que tal vez Alex sabria cuidar de ellos mejor que cualquiera de nosotros. - No sabia cuanta esperanza se romperia en aquel comentario varios años despues.

-Entonces. - dijo por fin Rose. - ¿El elemento de Nevel se le dara a alguien mas?

-Si, pero hasta que la magia lo necesite. Por ahora ya cumplieron su primera tarea, deben descansar mucho hasta que llegue la segunda, que es la mas dificil.

- ¿Traerán a otro mortal de la Tierra?

-No lo sé, Rosé. – dijo Tauro poniéndose de pie ya estallando de tantas dudas que lo hacían sentir el peor entrenador del mundo. – Por ahora deberían concentrarse en cuáles son las pistas para que aparezca el séptimo elemento.

Vio que todos lo miraban desde sus asientos con una expresión que no reflejaba ningún sentimiento, ni si quiera rencor o confusión.

-Nos vemos después. – exhaló caminando a la salida.

- ¿No iras a la cena? – preguntó Rosé, pero solo obtuvo como respuesta un portazo.

Capítulo 21: ROMPECABEZAS

En el castillo, llego la noticia de que los elementos habían regresado, y el rey estaba muy atareado con los preparativos de la Cena de Bienvenida, tanto, que no pudo atender a Tauro cuando llegó para comentarle lo ocurrido en la torre.

-Ahora no puedo. - le decía caminando a toda prisa hacia el comedor. – Ve con Tarot, ella te ayudará.

- ¿Tarot?

- ¿Algún problema?

-No, majestad, es solo que creo que aun es muy joven para entender…

-Ella también esta involucrada en esto, Tauro; y ya es lo suficientemente mayor para comprender el alcance de estas cosas. – El vikingo solo suspiro, aceptando que el rey tenía algo de razón. – Yo no voy a vivir para siempre, ella tiene que aprender a manejar esto sola.

El monarca continúo dando órdenes, y Tauro no tuvo mas remedio que buscar a la princesa para hablar con ella sobre un tema difícil de tratar. La encontró en la biblioteca, hojeando por milésima vez “El libro de Afrodita”

- ¡Tauro!, que gusto me da verte. – exclamó la princesa cuando lo vio entrar en el salón y corrió a saludarlo, pero era evidente que algo le preocupaba. - ¿Sucede algo?

-Quería hablar con tu padre, pero me temo que esta algo indispuesto para mí en estos momentos.

-Tal vez puedas esperar a que se desocupe.

-Sinceramente no son noticias excelentes. Necesito que este de buen humor para digerir todo.

- ¿Quién fue? – pregunto Tarot preocupada, pero se tranquilizó un poco al escuchar la respuesta de “Nevel”. – En definitiva, no era buena idea planteárselo a mi padre ahora; esta muy satisfecho de que regresaran tan rápido, si sabes lo que te conviene, no le estropees esta noche y déjalo disfrutar de nuestra victoria temporal.

-No es eso lo que me preocupa. - contesto Tauro apartando la mirada. – Ya estaba enterado de lo que pasaría, no tengo que informarle nada si es capaz de observarlo.

- ¿Entonces que sucede?

La expresión de Tauro cambio a una bastante seria y algo entristecida hasta donde la princesa pudo observar.

-Quisiera poder decirles todo…

- ¡No, Tauro! - exclamó Tarot. - Lo tenemos prohibido. Debemos permanecer pacientes, con el tiempo entenderán todo, son muy inteligentes para su edad.

-Y por primera vez en siglos, me gustaría que no fuera así. – la interrumpió el vikingo. – Están descubriendo mas cosas de las que deberían a estas alturas; les surgen muchas dudas que, mucho me temo, están destinadas a ser contestadas dentro de un largo tiempo y de la peor manera.

-Oh, Tauro. – dijo la chica. - ¿Qué te preocupa de eso? Deberías alegrarte, significa que la segunda prueba será fácil para ellos.

-Lo que realmente sucede es que no pueden entenderlo. Cada día aprenden mas sobre sus elementos, y no pueden comprender lo que significa eso. – respondió Tauro. – Y si no lo hacen, no tendrán las herramientas necesarias para completar la segunda prueba.

-Tienes que aprender a ver ventajas en todo esto. – le dijo la princesa. – La parte buena es que ya tienen la idea, solo falta que la hagan suya, y esa es tu tarea.

-Pero también puede ser algo en nuestra contra. – El semblante de Tarot cambio de uno optimista a uno serio. – Cuando lo entiendan serán capaces de todo.

-Es un equilibro, Tauro. – suspiro la princesa. – Tiene que haber un mal por cada bien que consigamos, hasta que haya plenitud entre ambos mundos.

Mientras en el palacio se llevaba a cabo esta conversación, en la torre se hablo de otra cosa después de que Tauro salió. Era increíble cuanta información les habían ocultado, y cuanta aun no les revelaban. Sin duda, todo hubiera sido más sencillo de haber sabido esas cosas desde un principio. Si bien no podrían evitar la muerte de Nevel, al menos podrían entenderla mejor.

-Bueno. – inicio Zack mientras dejaba su copa llena en la arena. – Supongo que deberíamos armar el “rompecabezas”.

Silencio.

- ¿Con que piezas? En todos lados solo nos dejaban descansar, pelear, información del pasado y es todo. – dijo Kristen.

-Te equivocas. – la interrumpió el líder. – Si esperábamos que cada pueblo nos diera un pergamino donde estuvieran escritas las pistas, no entendimos el propósito de la primera misión.

-Alex tiene razón. La primera prueba era para enseñarnos a trabajar en equipo, y que aquí las cosas no son tan fáciles como de donde venimos. En el mundo de la mitología, cada acción tiene un por qué. – completo Jacob.

-Fenrir y la niña nos dijeron que en cada pueblo pasaba algo, en cada escena tuvimos como equipo una cualidad del séptimo elemento.

-Entonces ¿Armaremos el rompecabezas con eso?

-Así es, solo hay que pensar a fondo en como actuamos.

-Bien. El primer pueblo fue Arnezia, donde nos contaron historias bastantes largas, que parecen vacías e innecesarias, pero seguramente al séptimo elemento le hubiera gustado conocer eso.

-Descubrimiento – dijo Kristen.

- ¡Exacto! Primera pista encontrada.

-En Turtòn, además de la profecía de Nevel, tuvimos nuestra primera victoria contra una criatura, trabajamos como equipo. – dijo Alex.

-Dedicación. El séptimo elemento es muy dedicado.

- ¡Eso, Rosé! – exclamo Jacob.

-Lo más importante de Alerìas fue el sacrificio de Nevel.

-Pero el sacrificio es un elemento que actualmente está eliminado, así que no puede ser una pista.

-Correcto. Debe haber algo más profundo.

-Decisión, quizá. – dijo Zack. – Nevel tomo la decisión de sacrificarse, de hacer algo difícil que solo los valientes harían.

-Muy bien, equipo. Sinceramente creí que sería mas difícil. -vitoreo Alex.

-Ahora la ultima pieza. – dijo Kristen. – En Jenastras fue la última pelea, en la que nos entregamos hasta vencer.

-Pasión. – concluyó Rosé. – Eso es algo que todos los elementos deberíamos tener como guardianes de la mitología. Cada representante debe proteger a este mundo con pasión, como si de su propio hogar se tratara.

En ese momento, las insignias de los chicos que llevaban en el pecho comenzaron a parpadear con un brillo tan potente que la estancia pareció obscura de pronto. La luz se volvió cegadora, obligando a los chicos a taparse los ojos, y cuando los volvieron a abrir, observaron algo increíble que se llevaba a cabo sobre sus cabezas.

Sus insignias estaban flotando en el aire con un brillo resplandeciente que nunca habían visto en ellos; formaban un círculo, y, en el centro de este, apareció un nuevo símbolo: un ojo con sencillo diseño, hecho de diferentes piedras preciosas en un mosaico increíble. Las insignias se alinearon perfectamente para que al atravesar por estas el sol, en el suelo se viera la palabra “dadisoiruc”

- ¿Qué significa eso? – pregunto Rosé.

-Deben estar revelándonos al séptimo elemento.

-Pero no nos están diciendo nada, Alex. – observó Kristen.

Las insignias rompieron la formación, haciendo que la palabra desapareciera. Cada una volvió suavemente al pecho de sus portadores, y el nuevo objeto se posó sobre la sudadera de Alex, exactamente en una etiqueta donde decía el lugar donde fue adquirida.

-Nueva York. – leyó Jacob, cayendo en cuenta igual que sus compañeros. – El representante del séptimo elemento está en Nueva York.

-O sea que si es un mortal… - concluyó Alex.

-Pero eso no es lo que necesitamos. – exclamó Zack. – Lo que queríamos saber era cual es el elemento.

-Quizá Tauro sepa que significaba esa palabra. – dijo Kristen. – Le preguntaremos en la cena.

-De hecho, lo conveniente sería ANTES de la cena ¿O quieres quedar como tonta frente al rey? – comento Jacob.

-Bien. – cedió Kristen. - ¿Entonces vamos a buscarlo?

-Él vendrá. – dijo Rosé preparándose para dejar el ruedo. – Lo mejor será que subamos a descansar un rato, hace mucho que no tenemos momentos para nosotros.

Y sin decir nada más, los muchachos se dirigieron cada uno a su cuarto, buscando un momento de descanso pleno, por fin después de algunos días. Todos llegaron a su habitación para echarse en la cama y tratar de dormir lo que no pudieron en varias noches. Aunque eso no duró mucho, las hadas llegaron a tocar la puerta de cada uno para decirles que se alistaran para la cena.

Capítulo 22: PROTAGONISTAS

Realmente era temprano para la hora de la cena, y los chicos no pensaban arreglarse tanto, pero las hadas los llevaron al rio Osiris para darse un baño, y los vistieron con ropajes que ellos nunca habían usado, por lo que se sintieron como si solo tuvieran telas encima.

Cuando llegaron al comedor del palacio, lo vieron muchísimo mas hermoso que cuando entraron la primea vez a husmear. La alargada mesa estaba cubierta de un brillante mantel dorado, y sobre esta había exquisita comida elegantemente preparada; las cortinas estaban abiertas y caían con gracia en el suelo perfectamente limpio. Estaban a punto de entrar a engullir todo, cuando Tauro los llamo desde unos pasos más atrás. El entrenados también se había arreglado: llevaba el pelo peinado, vestía una túnica blanca debajo de la pulcra y liviana armadura y su piel se veía extremadamente fina y lisa.

-Se ven brillantes. – comenzó a decir. – La ropa moderna será más cómoda para los viajes, pero la vestimenta de aquí los hace ver poderosos y elegantes.

-Gracias. – dijo Kristen con una sonrisa.

-Hablando de brillo, queríamos preguntarle algo… - dijo Jacob.

-Claro, sobre qué.

-Sobre el séptimo elemento. – respondió Zack, y la sonrisa de Tauro desapareció inmediatamente.

Los hizo seguirlo a la biblioteca donde podrían hablar con mas seguridad, y los chicos le contaron con detalle todo lo que había pasado con las insignias en el ruedo; Tauro los escuchaba atento y asombrado. Cuando Alex finalizo diciendo que la insignia se había posado sobre él, el equipo esperaba una respuesta de alarma por parte del vikingo, en vista de que no parecían haber descubierto nada (o al menos nada útil), pero su receptor mostro una reacción muy satisfecha.

- ¡Es increíble, muchachos! – exclamo. – Se les ha revelado información innovadora sobre el séptimo elemento.

-Supongo, pero ¿Cuál es el elemento? ¿Qué no era eso lo que importaba? – pregunto Zack.

-Claro, pero conocer la procedencia del futuro representante también es de utilidad.

-Entonces ¿Tendremos que esperar mas tiempo a que nos revelen el elemento por partes?

-No, Jacob. Ya se los han revelado. – contesto Tauro. – La palabra que apareció en el suelo fue “dadisoiruc”, está en un antiguo idioma que actualmente solo se utiliza en el pueblo de Jenastras; es el lenguaje Sever, significa que la palabra se escribe y se pronuncia al revés de lo normal. Hagan la prueba.

-Dadisoiruc al revés es… - Rosé comenzó a ordenar las letras hasta que la palabra tuviera sentido. - ¡Curiosidad! El elemento es curiosidad.

Todos celebraron intercambiando sonrisas de satisfacción.

-Muy bien hecho elementos, estoy muy orgulloso de que lo hayan logrado. – les dijo Tauro con una sonrisa de oreja a oreja. – Ahora vamos a celebrar como es debido. Acompáñenos al comedor real, por favor.

Por fin, habían encontrado cual era el séptimo elemento, pero no sentían nada en especial; ni orgullo, satisfacción, alegría, preocupación, nostalgia, emoción, ansiedad, nada. Solo estaban aliviados. Un poco. Se sentían un más relajados por haber concluido la primera misión sin tantos problemas como se lo imaginaban, pero estaban asustados; asustados porque la segunda prueba sería más difícil, porque quizá no la pasarían, porque Tauro nunca les aclaro si era cierto que en cada prueba moría alguien; porque querían renunciar, pero quizás no podrían.

Tauro entro en la enorme estancia, pero Otira detuvo a los niños en la puerta:

-Héroes como ustedes merecen una entrada especial. – les dijo con una sonrisa mientras desaparecía en el aire.

Detrás de la puerta, los muchachos escuchaban el sonido las trompetas antes de anunciar la entrada del rey, la princesa, Tauro, Otira, el líder de la guardia real, y otros invitados importantes. Entonces, escucharon como un elfo soltaba cierto discurso a cerca de ellos antes de presentarlos.

- “Ahora, es un privilegio para mí, poder presentarles a seis jóvenes, que siglo con siglo regresan para salvarnos…”

-Bueno. – dijo Alex volviéndose a su equipo. – Es nuestro turno de alzar la cabeza y ser importantes.

- “… seis héroes que sacrifican su vida por salvar un mundo ajeno a ellos…”

- Valdrá la pena el esfuerzo de no comer bien durante días para poder disfrutar esta cena. – dijo Kristen.

- “… con quienes estamos eternamente agradecidos por sus constantes luchas y muestras hacia nosotros…”

-Mejor aún, por fin podremos vernos protagonistas.

- “… Recibamos a quienes acaban de regresar victoriosos de su primer viaje, con las herramientas necesarias para poder salvarnos una vez más”

-Gracias por compartir esto, chicos. Fue difícil, pero juntos es mejor.

-No podíamos dejarte aquí para que murieras solo, Alex. – espetó Jacob. – Espero que valores todo lo que estamos haciendo por ti.

-Reconócelo. – dijo Kristen colocándose junto a su amigo más sarcástico. – te va a gustar recibir esta atención.

-No se compara con la comodidad que tendría en estos momentos su estuviera en el mundo real, Kristen. – le respondió a la chica. – pero supongo que tendré que conformarme con pasar esta noche a su lado.

- ¿A su…?

- “Con ustedes, los seis elementos de la magia y fantasía.” – se escuchó del otro lado, y la puerta se abrió frente a ellos para dejarlos pasar al comedor donde todo el reino los aguardaba. Los elementos se tomaron de la mano y caminaron por la sala con la cabeza bien en alto, contemplando como incluso el rey inclinaba su cabeza cuando pasaban.

Disfrutaron mucho la noche, reían como no lo habían hecho en mucho tiempo. Al final de la cena, Alex levanto su copa y llamo la atención de todos los presentes.

-Habitantes de Fambezia, quisiera hacer un brindis en el nombre de todo mi equipo. – Sus colegas lo miraron agradecidos desde sus asientos. – Fue un camino difícil sin duda, aun esta siendo complicado para nosotros aceptar el hecho de ser los responsables de que su mundo se encuentre a salvo; pero entendemos lo que significa para ustedes, y

al ponernos en su lugar, nos damos cuenta de que no hay tesoro mas grande que el sentirse seguro y vivo. – hizo una pausa, tratando de tomar fuerzas para su siguiente dialogo. – Y hablando de vida y muerte, quisiera brindar en especial por un amigo nuestro que no ha podido llegar hasta este momento con nosotros. Nevel Marshall, que en paz descanse si es que este mundo se lo permite, y que todas las tierras lo reconozcan como el maravilloso ser humano que era. Agradecemos sus ovaciones, pero sin él no es lo mismo, y nos encantaría tenerlo en esta cena, celebrando con nosotros; por ahora, solo queda hacerle honor a su nombre y a su sacrificio. Por eso quisiera decir ¡Por los héroes que no están presentes (tanto los que ya se fueron, como los que llegaran)!

- ¡Salud! – corearon todos.

-Que satisfactorio es para todos verlos llegar hasta aquí. – clamo Tauro. – Pero créanme, nadie se siente mas orgulloso y satisfecho que yo. No por el hecho de que el entrenamiento que les di fue suficiente, sino porque me han demostrado que son capaces de enfrentarse a lo peor y seguir adelante. Orgullosamente les digo: Misión primera ¡Completada!

Todos los invitados estallaron en vítores, y los chicos que nunca habían sido el centro de atención de nada ni nadie, sintieron que se llenaban de motivación. Aquellas criaturas estaban agradecidas con ellos, y eso les bastaba.

Capítulo 23: RESPIRANDO HONDO

Los días siguientes a la fiesta, los chicos pudieron llevar su vida con más calma, sin entrenamientos intensivos, sin horarios complicados, sin sobresaltos en medio de sueños, sin peleas con monstruos; pero la fama se había vuelto parte de sus vidas, así que ya no podían bajar al valle sin ser interrogados y perseguidos por todos, solo se quedaban en la torre, y de vez en cuando visitaban el palacio.

Estaban descansando, si, pero no lo estaban sintiendo como vacaciones; sabían en que mundo estaban, sabían contra que estaban luchando, y sabían que en cualquier momento podrían solicitar su apoyo. Simplemente estaban alerta, con el guardia en alto.

Tauro los llamo al día siguiente de la fiesta.

-Se que les hubiera gustado concluir esto y descansar, sin embargo, debo informarles a cerca de lo que pasará a continuación.

-Vamos llegando, Tauro, no querrás mandarnos a la siguiente prueba sin preparación ¿o sí?

-Calma, Jacob. El rey me ha autorizado un tiempo determinado para que vuelvan a entrar en acción, y por ahora no habrá mas trabajos suicidas.

-Entonces todavía no necesitamos la información sobre la siguiente prueba.

-No les explicare los detalles de esta, solo necesito que se preparen psicológicamente para lo que les voy a pedir.

- ¿Qué tan difícil puede ser, chicos? – dijo Rosé - ya superamos otras cosas juntos, no dudo que sea la excepción.

-Me alegra que se sienta confiada, señorita, pero no debemos dejarnos llevar por los sentimientos del momento.

-Bueno, ilústrenos entonces con lo que hemos de atravesar en un tiempo.

-La segunda prueba, como ya les había comentado, es mas bien a cerca del líder, de cuanta es su capacidad para vencer cuando su equipo le haga falta, averiguar si realmente puede contener todos los elementos.

- ¿Está diciendo que si le cederemos a Alex todo el poder?

-No, Kristen, eso esta estrictamente prohibido por La Ley de Magia. – le contesto Tauro. – Pero como saben, un buen líder tiene que poseer todas las cualidades para dirigir a un grupo; y, en este caso, para protegernos de un enemigo muy poderoso. La segunda misión consiste en una serie de pruebas y exámenes que se le realizan al líder con la intención de

conocer cuanto sabe a cerca del mundo que tiene que defender. De esta forma, podemos evaluar si será capaz de enfrentarse a los siguientes retos o si necesita más tiempo, pero no puede apoyarse en su equipo esta vez.

-Y ¿Cómo son esas evaluaciones? – pregunto Alex.

-Anteriormente las aplicaba el rey Aeneas, pero desde que la bruma se volvió mas densa, ha sido necesario el apoyo de un ser algo mas poderoso que su majestad… Resulta que requerimos a alguien que pueda ver la bruma e informarnos cuanta va a ser la dificultad de los elementos para enfrentarla. – Tauro hizo una pausa antes de dar la noticia con un rostro ligeramente preocupado. – Ustedes serán la primera, única y última generación que evalúe Delaney.

- ¿Quién es Delaney? – pregunto Kristen, aunque algo en su interior se movió diciéndole que no era alguien de bien.

-Delaney es el ser más vetusto que existe en Fambezia, fue de los primeros seres que habitaron este mundo después de haber sido creado por Alejandro Magno. Ha vivido en el Bosque Negro desde que llego, y todos le temíamos al ser la bruja más poderosa de todas. Pero cuando Aeneas descubrió lo que era capaz de hacer, decidió encararla, y resulto no ser la malévola criatura que decían que era; solo es algo lúgubre y reservada. En fin, el rey solicito que fuera ella misma quien aplicara la prueba. Delaney acepto, pero nos advirtió que no sería nada fácil.

-Corres el riesgo de ser vaporizado si no te esmeras, amigo. – dijo Jacob.

-Tranquilo, Alex. – dijo Kristen mientras enterraba su codo en las costillas del otro. – te ayudaremos en lo que este en nuestras manos.

-De hecho, señorita Maxwell, nosotros nos encargaremos de que no sea así.

- ¿Qué? ¿A que te refieres? – exclamo la chica, esperando que Tauro estuviera bromeando.

-No es algo que nos guste hacer, pero son medidas que tomamos para que la segunda prueba sea superada correctamente. Tendré que quitarles sus elementos un tiempo.

- ¿Y eso de que forma ayudara a Alex? – reclamo Rosé. - ¿Qué no se supone que los necesita?

-Si, pero no de esa forma. – respondió el entrenador. – Siempre es en la segunda prueba cuando los elementos empiezan a manifestarse con mas fuerza en sus representantes, pero casualmente, es la única ocasión en donde no se necesitan; así que, para evitar problemas, Delaney ha solicitado que abandonen sus poderes tan pronto como empiecen las preparaciones para la segunda prueba.

- ¿Así que no podremos usar nuestro elemento en su momento de mayor fulgor?

-Así es, Zack.

-Bueno, yo supongo que no tendrá nada de malo descansar un poco de eso. – suspiro Jacob. – te apoyaremos “desde las gradas” ¿esta bien? – se dirigió a Alex.

-Gracias, amigo, lo necesitare demasiado una vez que empiecen… ¿las preparaciones?

-Si. – contesto el vikingo. – El líder necesita mucho acondicionamiento antes de sus evaluaciones. Para esto, el rey y su servidor creamos un curso que Alex empezara cuando este cerca la segunda misión. Lo que haremos en estos cursos, será enseñarle mas historia sobre este mundo, tácticas de guerra, alianzas entre pueblos y armas utilizadas por los gobernantes a lo largo del tiempo para que pueda aplicarlo en el campo de batalla. Pero… creo que ya es suficiente información por ahora… ¿estas bien, Alex? Te veo algo pálido.

-Estoy bien, Tauro. – respondió el aludido tratando de disimular su mareo. -Gracias. Aunque para ser sinceros, preferiría no pensar en eso por ahora.

-Esta bien, señor Magnus, aun falta tiempo para que llegue la segunda prueba, solo queríamos que tuvieran ligeramente contemplado como será la siguiente tarea.

Lo primero que hizo Zack al día siguiente, fue ir al palacio para ver a… bueno, a ella. La princesa se mostro muy emocionada de ver a su amigo; solo había sido una semana, pero se habían extrañado demasiado.

-Me da gusto verle de nuevo, Zack Byrne. Me hizo mucha falta un amigo con quien hablar de mis preocupaciones estos días.

-Bueno, ya estoy aquí, y como ve, no he muerto, su collar si es de la suerte. ¿Qué es lo que la tenia tan preocupada?

-Ustedes, si no qué, pero como dice, parece que usted se encuentra de maravilla.

-Quizá de maravilla no, pero dentro delo que cabe bien, He regresado con traumas ¿Sabe?

-Si, me temia que fuera a ser demasiado para ustedes. Solo son mortales.

-Le agradezco su interés en nosotros, pero casi nada se salió de control.

-CASI nada. – recalcó la princesa.

-Si, bueno, tampoco somos perfectos… usted entenderá eso.

-Claro que lo entiendo; de hecho, los felicito por haber concluido la primera misión de la mejor forma que se ha visto en siglos.

- ¿Los demás acababan todos muertos? – bromeo Zack.

-Solo digamos que en el primer viaje ya no querían ayudarnos. Se rendìan muy fácil.

-Nosotros también queremos acabar con esto lo mas pronto posible, Tarot. – respondió el chico. – Pero nos quedaremos para averiguar como nos resulta la segunda prueba.

-No saben lo agradecidos que estamos con ustedes. – le dijo Tarot.

-Tal vez no lo sepa, pero puedo comprender como se sienten.

La princesa guardo silencio mientras contemplaba como su compañero se paseaba por los bordes de la laguna sin temor a caerse.

-Lamento lo de Nevel. – dijo.

-Ya nos han dicho que no debemos lamentarlo. – pronunció el héroe con la mirada muy seria. – Es como si estuviéramos siendo mal agradecidos con él. Se sacrifico por nosotros, y lamentar su muerte es lo equivalente a decir “no me importa, pero gracias” Algo muy cruel de nuestra parte.

-Zack, no pueden ocultar para siempre su dolor, solo acéptenlo y ya.

-La verdad es que preferimos no tocar el tema y listo. Así no sufrimos nosotros y no lo ofendemos a él.

- “Yo no te diré que hacer” – cito Tarot.

Se quedaron callados un largo rato, simplemente sintiendo la fría brisa en su rostro, disfrutando de la tarde, hasta que Tarot volvió a hablar:

- ¿Cuándo empezara Alex sus lecciones para la segunda prueba?

-No lo se. Espero que no sea pronto.

-Pero Tauro les ha hablado de eso, ¿no?

-Si, menciono que el líder requiere una larga preparación para poder cumplir la segunda misión, pero Alex insiste en no meterse en eso por ahora, quiere un descanso, y es entendible.

-Bien, solo… recuérdale que es de verdad difícil esa preparación, tiene que ocuparse con tiempo.

-Esta bien, princesa, no se preocupe, Alex lo tiene todo bajo control. Ahora que podemos, solo queremos respirar.

-Claro. – suspiro la chica. – Respiren cuanto quieran y mientras puedan.

-Eso no ayuda mucho ¿Sabes? – riò Zack.

-La segunda prueba llegara más rápido de lo que creen.

Capitulo 24: EL DESCANSO MERECIDO

Mas de tres meses en el mundo de la fantasía se hicieron muy cortos para ellos. Empezaban a pensar que realmente no les molestaba estar ahí, era divertido. Poco a poco se fueron recuperando del primer viaje, y la muerte de Nevel ya no parecía dolerles tanto.

Sin embargo, no había día en que Alex no pensara en la segunda prueba; la veía lejos, pero, cuando llegara, ¿Qué iba a ser de èl? Realmente no tenia ganas de enfrentarse a todo aquello, cuando llego a Fambezia, e incluso cuando le dijeron que él era la causa de todo eso, nunca se imaginó que tendría exámenes para exponerlo ante las criaturas que supuestamente gobernaba. Al final dejaba todo eso de lado, y trataba de distraerse como sus compañeros, pero no era fácil, ellos no tendrían de que preocuparse en un tiempo.

-Tu propuesta es muy ambiciosa, Tauro. – dijo Aeneas. – Me parece que será lo más amigable que habrás hecho por tus estudiantes.

-Como ya le había dicho, majestad, soy capaz de observar el interior de mis alumnos, y conozco sus necesidades. Creo que eso es lo mejor que podemos hacer por ellos después de que arriesgaran su vida con tan solo dieciséis años y volvieran con más herramientas que generaciones pasadas.

-Sinceramente no entiendo tu obsesión con esos chicos. – soltó el rey. – Espero que no tenga nada que ver con Aries.

-No se preocupe, señor. Le aseguro que todos mis planes por ahora están fijados hacia el bienestar común.

-Bien. – contesto el monarca después de analizar a Tauro de pies a cabeza. – Supongo que no hay razones para negarme a que se lleve a cabo este trabajo. Si estas completamente dispuesto a encargarte de la obra tu solo, autorizo el “proyecto para bien común”

-Gracias, alteza; no sabe que felices estarán de recibir la noticia. – el vikingo ya se encaminaba a la salida, pero el otro hombre lo llamo.

-Solo asegúrate que puedan estar a tiempo para las preparaciones de la segunda prueba.

-Aeneas. – suspiro el guerrero. – Me gustaría poder encargarme también de eso, pero le encomendaste esa terrible tarea a Delaney, ¿No lo recuerdas? Yo no adivinare cuando es momento de iniciar con las lecciones para el señor Magnus, pero en cuanto me indiques que es momento de su regreso, yo enviare por ellos.

-No espero nada mejor de esto, viejo amigo; solo que tu segunda prueba salga tan bien como la primera.

Dicho esto, Tauro salió del palacio y entro corriendo al ruedo de arena donde se encontraban jugando los chicos.

- ¿Qué sucede? Pareces exaltado. – dijo Rose cuando lo vio entrar.

- ¡Niños! Tengo algo que decirles. – contesto el entrenador mientras recuperaba el aliento. - ¡Se van de vacaciones!

- ¡¿Cómo?! – los chicos obviamente resultaron sorprendidos, ¿en ese mundo también se les permitían las vacaciones?

-Hable con el rey Aeneas, me ha permitido llevarlos a un oasis en Alerias donde reposaran hasta que sea momento de iniciar con las preparaciones para la siguiente prueba. Van a salir unas semanas de Fambezia.

- ¡Guau!

-Si, guau. – cito Tauro con el aire un poco mas regulado. - ¡Los llevare mañana mismo!

-No se trata de una etapa para pasar a la siguiente misión, ¿verdad?

-Vamos, Zack, confía un poco en tu maestro. – tarareo Kristen. – Hasta los héroes tienen derecho a un pequeño respiro. ¿Qué hay de malo con ir a ese Oasis? Suena bien.

-Bueno, mientras no ataquen monstruos, todo bien.

-No, no, Jacob. – dijo Tauro. – El oasis al que pienso mandarlos en un verdadero paraíso. Esta lleno de palmeras y arboles frutales, el agua de sus lagunas y ríos esta siempre en el mejor punto, los pastos son siempre verdes, los frutos son jugosos sin importar la época del año, ahí se ven las mejores puestas de sol en todo el mundo, y lo mejor, será solo para ustedes seis durante algunas semanas.

- ¿Lo hicieron por nosotros? – pregunto Rose.

-No, realmente ese paraje fue creado por las hadas para una muy hermosa reina en el pasado, pero desde que ella murió, nadie (a excepción, claro, de los animales) ha vuelto a vivir ahí.

- ¿Qué reina fue?

- ¿Acaso necesita esa información para aceptar su estancia ahí, Zack?

-Bien, bien. No es obligatorio dármela. – dijo el chico. – Pero ya ni si quiera buenas noticias nos pueden dar sin que tenga un misterio adentro.

-No se preocupen por la seguridad. – continuo Tauro haciendo caso omiso del comentario de Zack. – el oasis está rodeado por una barrera mágica parecida a la de los pueblos, solo que esta tiene una protección especial en contra de dioses.

- ¿Por qué querrían una barrera en contra de dioses?

- ¿Seguirá cuestionando mi regalo, señor Byrne?

-Oh, vaya.

- ¿Tu regalo, Tauro? – cuestiono Rose.

-Le pedí al rey que me dejara agradecerles su esfuerzo y sacrificio en la prueba pasada, ninguna otra generación había logrado tanto como ustedes, les debemos una.

-Pues, gracias, de verdad. – dijo Kristen. – Nos ayudara un poco despejarnos de este reino. No es que no nos guste, pero es irritante tener que caminar por ahí con animalitos detrás de ti.

Tauro soltó la carcajada.

-Así que te marchas.

-Aja

-Otra vez

-Aja. Pero en esta ocasión no es una prueba, Tarot.

-Vaya, es que parece que solo te quieren alejar de mí. – suspiro la princesa. - Sinceramente me sorprende la facilidad con la que mi padre les permitió salir de Fambezia, naturalmente hubiera dicho un “no, para nada, deben estar aquí para cuando la bruja diga que ya es hora” -

-Pero mientras haya accedido, nosotros aprovecharemos. Tu padre nunca dice que si tan fácil, como ya lo has dicho.

-Supongo. – Tarot se sentó en el balcón. – Entonces, que lo disfruten. Aprovechen el tiempo que tienen juntos.

-Oye – (¿crees que debería dejar de hablarte de Zack?) – Solo venia a despedirme para tomar libremente mis merecidas vacaciones, pero creo que ahora también tengo que recordarte que estaré bien. – dijo acariciando la manzana que colgaba de su cuello.

-Lo sé, Zack. – una sonrisa se produjo en los labios carmesí de la chica. – De verdad me da gusto por ustedes. Igual que mi pueblo, estoy orgullosa de ustedes.

-Bien, entonces… Nos veremos dentro de un tiempo.

Y el chico salió de la alcoba columpiándose por las lianas hasta llegar al suelo; corrió hacia la torre, donde un grupo de jóvenes de su edad lo esperaban para planear que tanto harían en su lago (o al menos eso esperaban) descanso.

A la mañana siguiente, Tauro y los chicos se encontraban donde se habían despedido para salir del reino la primera vez; solo que, en esa ocasión, en lugar de armas llevaban sus mochilas listas para disfrutar el verano que en su mundo les hubiera costado un semestre. Subieron al barco de Thinos que ahora usarían para transportarse con mayor facilidad todos los habitantes de Fambezia mientras Tauro y algunos elfos disponían las maletas por babor.

-Espero que gocen de este descanso, jóvenes. -exclamo el vikingo. -porque posiblemente sea el ultimo que tengan en mucho tiempo.

-Procura que la bruma no avance tan rápido ¿Sí? – dijo Rose. – Quiero relajarme de ser un elemento por un largo largo tiempo.

-Está bien. – sonrio Tauro. – Pero recuerden que su estancia en el oasis todavía no está muy bien determinada, tengo estrictas ordenes tanto del rey como de La Aplicadora de traerlos de regreso en cuanto tengan que empezar las preparaciones, no importa que solo hayan pasado ahí una semana.

-Que no va a ser así, ¿cierto?

-Esperemos que no, Jacob.

-No te preocupes. – dijo Alex – estoy seguro de que nuestro mundo sabrá contenerse un tiempo.

Y así, Tauro vio alejarse el barco que abordaban sus héroes hacia uno de los pocos rincones existentes donde la paz aun reinaba y todo era como en los cuentos de hadas. No se imaginó con cuanta premura se le cumpliría el sueño de volver a verlos, pero dejaría que las cosas llegaran a su tiempo, eso lo sabía. Mientras tanto, pondría manos a la obra en el nuevo proyecto que tenía pensado para cuando volvieran. Estaba casi completamente seguro de que cuando regresaran, los elementos disfrutarían mas su estancia en Fambezia y su entrenamiento dentro de la torre, él haría que así fuera.

Entro de nuevo a la fortaleza de entrenamiento, subió hasta el último cuarto en el último piso, y, abriendo la pesada puerta de metal y madera que se mantenía a la derecha, se sumergió en una búsqueda frenética por ese libro que Aeneas casi quemaba: “Remodelaciones de primera mano para casas antiguas”

Capitulo 25: COLORIN COLORADO, ESTA HISTORIA VA INICIANDO

Un grito me despertó del trance en el que Otira me había metido. Era la voz de mi padre que venia desde afuera de la habitación.

-Creo que es hora de irte. – anuncio mi amiga.

- ¡No! Pero… - mi papá volvió a gritar mi nombre, su reunión había terminado. – ¿Cómo acaba eso? Lo que me dijiste no puede ser toda la historia.

-Claro que no, todo tiene un inicio y un fin, y como ya me lo has dicho, esta historia no ha terminado.

- ¿Me dejaras solo con eso? ¿No piensas contarme más?

-Desgraciadamente, el tiempo funciona de manera diferente en tu mundo, Marlet Robinson. Me temo que tendrás que esperar un poco para conocer la segunda parte.

-Pero…

- ¡Marlet! ¿Dónde has estado, cariño? – exclamo mi progenitor cuando la magia de Otira me arrastro hacia la puerta. - ¡Esa es una zona prohibida! ¿Qué hemos dicho sobre las reglas? Te traería al museo, pero tendrías que obedecerme.

-Lo siento papá. – alcancé a susurrar. - ¡Espera! Mi cuaderno se quedó allá adentro.

-Oh, Marlet. – papá me soltó y yo salí disparada hacia la sala de “solo personal autorizado”, donde más que recoger mis cosas, quedaría con mi amiga para que me siguiera contando.

- ¿Cuándo puedo volver a verte? – me di cuenta de que había sonado como el desesperado que quería quedarse con la protagonista en las películas de Disney Chanel.

-Desconozco cuanto tiempo voy a estar aquí.

- ¿Puedo venir mañana?

-Si tienes tiempo pues…

-Mañana será. – le anuncie antes de salir. - ¡Nos vemos!

No sé cuál fue la reacción de Otira, no me dio tiempo de voltear a verla, pero le pareciera o no, iba a volver al día siguiente a escuchar el resto de la historia. Sinceramente no estaba segura de por qué me interesaba tanto saber aquello, creo que todo el tiempo estuve esperando a que diera la explicación de cómo había acabado en Nueva York, pero realmente tardo demasiado en llegar a esa parte.

Al poco tiempo, me di cuenta de que todo se trataba de rompecabezas, que, a su vez, se unían entre sí. Mientras intentaba armar las historias de los vikingos, intentaba armar la de Tarot, la de las generaciones pasadas, y… otra más. Pero tratar de acomodar todo no me llevaba a nada con tan poca información; de verdad necesitaba el resto de la historia, algo de todo aquello tendría que ver con el pasado de Otira.

Pase la tarde entera insistiéndole a mi papá para que me llevara al museo al día siguiente, pero un boleto para ese centro no era precisamente barato; además, la entrada a la exposición de “El mundo fantástico” se cobraba a parte y tampoco era algo que costara poco, mi papá los había conseguido en su empresa.

Tenia que pensar en una solución rápida para entrar en esa presentación por la mañana.

-Buenas noches, cielo. – dijo mi padre a las nueve en punto. – Mañana empiezan tus vacaciones, espero que te la pases muy bien con tu mamá este verano. Te amo.

Cierto. Mamá.

-Gracias, papá. – le conteste entrando a la cama. – Yo también te quiero.

Enseguida se apago la luz y se cerró la puerta. Observe enfrente de mi la maleta que había preparado con dos días de anticipación. Al día siguiente mi estancia con papá se acabaría, me iría con mamá para pasar el verano en su casa de Nueva Jersey y estaría lejos de Otira. Aunque podía pensar en pedirle a mi madre que me llevara al museo como ultimo momento en Nueva York, si el hada no acababa la historia, ya no tendría oportunidad de volver después, ¿Qué pasaría con los datos que no tuviera?

No me dormí inmediatamente, estuve al menos dos horas planeando mi regreso al museo para que no se viera tan sospechoso. Al día siguiente me despediría de mi papá, entraría al coche de mamá, y, cuando estuviéramos cerca de la carretera, lo suficientemente lejos para que mi papá no presintiera mis intenciones, le contaría sobre la nueva exposición y le diría la pequeña mentira de “papá no me ha llevado”. Claro que eso podría acarrearme problemas si mi otro progenitor se enteraba, pero mientras tuviera al menos el ochenta por ciento de los datos, no me importaba.

No recuerdo cuando me quede dormida, pero en cuanto empecé a soñar, la primera visión que tuve fueron ocho chicos con los rasgos perfectamente definidos (algo extraño tratándose de mis sueños); a la mayoría no los alcance a distinguir, pero una chica se parecía demasiado a mi compañera Edone, y una más a mí.

Pensé que tal vez se trataba de que había estado pensando en la historia de los elementos toda la tarde, pero el sueño era demasiado real, lo sentía. Estaba un octeto de adolescentes en una ciudad (no podría explicar cual era, pues cambiaba) pero estaban luchando contra algo, y ahí también se encontraba Otira. De pronto empezaron a aparecer mas personajes, y los identifique al instante. Un vikingo rubio, una señorita del cabello color miel, una chica con arco y flecha, un joven musculoso y valiente, un hombre pelinegro con expresión sombría. Eran ellos.

Desperté sobresaltada en algún momento de la madrugada, y tarde unos minutos en darme cuenta de que solo había sido un sueño.

-Cálmate, Marlet. – me dije a mi misma.

Me volví a dormir, esta vez el sueño era diferente, aunque con los mismos personajes.

Caí en cuenta de que no importaba cuantas veces intentara ver otra cosa, en los sueños no dejaban de aparecer ellos. Pensé que solo era un efecto secundario de haberme obsesionado con la mitología, pero más bien era una señal; una señal que me impulsaba a ejecutar mi plan al día siguiente sin importar que, a buscar respuestas en todos lados.

Pero ya estoy muy cansada, mi cabeza me duele de tanto escribir.

Spoiler: Otira si me conto el resto de la historia, si descubrí lo que paso con los chicos en la segunda prueba; pero las páginas ya no me alcanzan para poder describir todo con el detalle que se merece, así que supongo que te contare en la segunda parte, claro, si me lo permites.



FIN