Al
momoxteca don Víctor Vargas, cronista del pueblo
Bien sabido es que tras la caída de la
ciudad doble de México Tenochtitlan y México-Tlatelolco a manos de los tlaxcaltecas,
otomíes, españoles y demás aliados, comienza la reconfiguración del Anáhuac.
Bastión mexica era el altépetl de Tepotzotlán y la mayoría de sus barrios y pueblos,
entre ellos Santiago Cuautlalpan, una de las tres cabezas del señorío junto con
la mencionada cabecera y San Mateo Xóloc. No así Cañada de Cisneros, o bien
Momoxtla (su nombre náhuatl), un pueblo que estaba en la marca entre mexicas y ñathö-otomíes,
en un territorio más bien dominado por estos últimos. Bueno, algo podremos
imaginar el cómo era aquella antigua región apenas 70 años después de la
conquista, gracias a este mapa, depositado en el Archivo General de la Nación,
cuya fecha de emisión es la de 1590 y que marca los linderos entre el pueblo de
indios de Santiago Cuautlalpan y el español Juan Cisneros o Juan de Cisneros,
personaje que ha sido estudiado por el cronista del pueblo, don Víctor Vargas,
eminente momoxtleca-cañadense, a quien hemos dedicado este escrito.
Bien, comenzamos con un largo camino que cicatriza el lienzo de manera diagonal: el camino de Santiago a Chapa de Mota. Nuestro mítico lugar de origen de los ñathö de Ncogüe Tepotzotlán. Nonthë Tepeticpac, luego conocido como Chapa y al que se adicionó el apellido Mota, por el lugarteniente de Hernán Cortés, Jerónimo Ruiz de la Mota, quien recibiera aquel pueblo como recompensa. Ya en el mapa aparece como Chapa de Mota y se marca el camino con el antiguo glifo prehispánico de los pies, en una caminata que va de oriente a poniente, esto es de Santiago hacia Chapa, atravesando los cerros.
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| Jerónimo Ruíz de la Mota |
Santiago, que en el mapa se nombra como
Quatlapa, es reconocible por su parroquia (que sigue en pie) y un conjunto de
casas y edificios pintados a la usanza de la casa o calli preshipánica, con su
sobresaliente pretil y la escalinata de acceso, que las hace contrastar con las
casas españolas del también soldado cortesiano Juan de Cisneros y la viuda de
Lázaro Herrera. Dos “arroyos que bajan de una cañada” hacen su junta casi
entrando al pueblo de Quautlapa y algunas casas se miran en su ribera, cuando
se hace el río que tiende hacia Tepotzotlán.
Caminando,
pues, rumbo a Chapa, como si fuéramos otomites de la época, veremos a nuestra
derecha, atrapado entre los dos arroyos, un gran plan que se marca en un
círculo como una “cabelleriza de tierra” que quiere Juan de Cisneros que sea de
su propiedad. Y aquí habrá que preguntarse, si dichas cañadas que bajan los arroyos,
de verdad quedaron en propiedad del español Juan y entonces se les comenzaría a
llamar las Cañadas de Juan de Cisneros y luego, con el tiempo, Cañadas de Cisneros.
Aunque ahora se diga que el antiguo Momoxtlan sea nada más Cañada de Cisneros. Al
norponiente, en el somonte, vemos la casa de aquel afamado español, con su abigarrada
fachada cuadricular y su gran entrada. ¿Qué habrá sido de dicha casa? ¿Dónde
estaría emplazada? ¿Cerca de la actual parroquia? Las tierras del cerro se
marcan como suyas y se especifica que en ellas se concentra ganado menor.
Al
sur poniente, curiosamente en la punta más pequeña de un cerro de dos jorobas,
vemos una casa menor, aunque también de considerables dimensiones, cuya dueña
es la viuda de Lázaro Herrera, seguramente otro español, del que no tenemos
mayores noticias, ni tampoco de su viuda. Tan sólo que se estaba disputando
lindes con Juan de Cisneros y que muy seguramente perdió ante éste. Y bueno,
hasta aquí nuestro asomarnos al antiguo altépetl de Tepotzotlán y sus
hermosísimos Pueblos Altos, ni más ni menos que en el año del señor de mil
quinientos y noventa.
*Escrito por Juan de Dios Maya Avila, anticronista de Ncogüe Tepotzotlán








