martes, 19 de diciembre de 2017

Heno, Paxtle, ¡Pexthó!


La Tillandsia usneoides no es, como comúnmente se piensa, un parásito de los árboles, sino una hierba de tallos colgantes. No es reconocida entre el común de la gente por el nombre científico que ponemos al principio, sino por el de Heno, principalmente en las zonas urbanas donde en el mes de diciembre es buscada profusamente como “pasto” para los nacimientos e incluso para complementar otros adornos navideños. Pasadas estas épocas la gente de las ciudades se olvida del heno.

Se vende nutridamente en navidad para los nacimientos

Sin embargo en el campo es otro el cantar. En la zona centro del país es común escuchar que al heno se le llama por su nombre en náhuatl: Paxtle. Incluso aquel famoso barrio de la ciudad de Guanajuato que lleva el feliz apelativo de Pastita deriva del náhuatl Paxtitlan, lugar de paxtle. En las zonas otomíes, y más propiamente en las zonas otomíes del municipio de Tepotzotlán, esto es, los Pueblos Altos, se conoce a la Tillandsia usneoides con el musical nombre de Pexthó. Y el Pexthó está presente todo el año haciendo poéticos nuestro senderos, que se visten de melancolía cuando son cercados por encinos tupidos de “barbas viejas” de pexthó. O como alguna vez escuché decir a unos niños: de cabellos de brujas que volaron raso y se enredaron en las ramas dejando sus manojos de greñas.

Como greñas de brujas que se quedan atorados....

Si bien es cierto que en esta época navideña el pexthó es la base de nuestros nacimientos y pesebres y entre sus orlas se tambalean José, María, el niño, los reyes, el burro, la vaca y hasta el mismo diablo se tambalea (nunca se consigue firmeza y estabilidad en tan orlada hierba gris), su uso es común durante todo el año como alimento para el ganado, para fregar trastes o como ornamento. 

Hasta el más sabio o el más diablo se tambalean en el Pexthó

Y el que más me gusta y cuya función me la revelaron mis amigas de San Miguel Cañadas cuando recién tuve a mi hijo: cuando un bebé está muy chilloncito, se le frota pexthó en las sienes y deja de llorar. Así que amigos y amigas de Tepotzotlán, recuerden, nada de heno: ¡Pexthó!


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