Firma de autógrafos del maestro Gaudencio que tuvo a bien regalarle libros suyos a los niños |
RESULTADO
DEL Quinto Concurso de Cuento y Poesía
para Niños y Jóvenes
San Miguel Cañadas 2017
Dedicado
este año en homenaje al cronista municipal Gaudencio Neri Vargas
Por
fin, después de tantas vicisitudes y contratiempos ajenos a nosotros, se pudo
realizar la premiación de nuestro concurso que este año cumplió sus primeros
cinco años de vida. La ceremonia fue por demás emotiva, la presencia del
cronista municipal Gaudencio Neri Vargas fue brillante y los niños y jóvenes quedaron
prendados de él.
La escritora Lorel Manzano, el cronista Gaudencio Neri Vargas y el escritor Juan de Dios Maya Avila |
Gracias pues al maestro y esperamos haya disfrutado este
homenaje que emanó del mismo pueblo al que durante tantos años ha amado.
Gracias también a la maestra Haydé Vergara, creadora del proyecto Tata Teatro,
por de manera espontánea e ilustrativa dirigió tan bonitas palabras a nuestros
concursantes. Gracias al señor David Maya Gutiérrez, fundador de El Sitio Maya,
por apoyar de manera noble y leal nuestro proyecto. De manera muy especial
agradezco la presencia de la escritora Lorel Manzano pues sin su ayuda la
premiación habría carecido de luz. Por último, gracias a todos los niños y
jóvenes que participaron y una especial felicitación a Paola Itzel Lana Maturano ganadora de nuestro
concurso. Disfruten pues de los textos ganadores:
La ganadora del primer lugar, Paola Itzel Lana Maturano, quien a su izquierda está flanqueada por la maestra Haydé Vergara de Tata Teatro |
Primer
lugar
El ánima de la montaña
Por
Paola Itzel Lana Maturano (San
Miguel Cañadas)
Cuentan
qua hace tiempo vivía una familia a las afueras de un pueblo cerca de las
montaña. En esa época hubo una guerra y el padre de la familia tuvo que salir a
pelear y dejó a la familia conformada por su esposa, sus dos hijas, la mayor y
la menor, y su único hijo hombre, el más pequeño de la familia. Aunque tristes
por la partida del padre, salieron adelante. Pasaron los días y pasaron los
días. La hija mayor y la menor ayudaban a su madre en los quehaceres de la casa
y el muchacho se encargaba de cuidar las ovejas. Unos días después pasaron
junto a la muchacha unos soldados. Uno de ellos vio a la muchacha mayor tan
linda y encantadora como siempre y se le acercó e intentó besarla, pero ella no
se dejó. Se enojó tanto el soldado que le dijo que se iba a arrepentir.
Transcurrieron dos días y el soldado regresó. La mamá y la hija menor habían
salido al pueblo y el muchacho se encontraba pastando a las ovejas. Así que la
muchacha se encontraba sola. El malvado soldado aprovechó e hizo de las suyas
pues violó a la muchacha y la joven quedó embarazada y pasaron nueve meses y el
bebé nació. Ella se alegró mucho pero a la vez entristeció pues no sabía cómo
lo iba a tomar su papá, así que decidieron esconder al bebé. Llegó el día
esperado y el padre regresó. Le dieron de comer y beber pero de pronto se
escuchó el llanto de un bebé. El papá se levantó y caminó hacia el cuarto de la
muchacha y vio al bebé. Preguntó de quién era y la muchacha contestó que era de
ella. El padre se enojó tanto que no dejó que le dieran una explicación. Agarró
a su hija y al bebé y los amarró con un lazo y amarró el lazo a su caballo y
los arrastró por toda la montaña hasta que no quedó nada de ellos pues
murieron. Desde entonces se dice que se oyen los llantos del bebé y los
lamentos de la madre. Se dice que es el ánima de los dos mejor conocida como el
ánima de la montaña.
Juan el Peludo
Por
Paola Itzel Lana Maturano (San
Miguel Cañadas)
Era
un niño que desde pequeño era muy peludo. Su mamá no sabía que nombre ponerle
así que pensó ¡Ah, pues le pondré Juan el Peludo! Así pasaron los días, los
años, los meses y por fin fue el gran día. Juan el Peludo fue a la escuela y
ahí conoció muchos niños pero los niños de quitaban sus pelitos y Juan el
Peludo los acusaba con el maestro pero el maestro no le hacía caso. Así era
siempre hasta que Juan le aventó una viga al maestro y su maestro se murió. Y
Juan siguió y siguió creciendo hasta que se hizo un jovencito y lo invitaron a
una fiesta. Llegó a la fiesta y conoció dos muchachos. Un muchacho le dijo “yo
me llamó Cierra Barranca” y le preguntó Juan el Peludo “¿porqué te llamas así?”
Le contestó Cierra Barranca: “Yo me llamo así porque cierro una barranca de una
patada”. Y el otro muchacho le dijo “Yo me llamo Arranca Pino” y le preguntó
Juan el Peludo “¿Porqué te llamas así?” y el muchacho respondió: “Porque arranco
un pino de raíz a raíz”. Y le preguntaron los dos amigos “¿Tú cómo te llamas?”.
Y Juan respondió “Yo me llamó Juan el Peludo porque desde pequeño soy muy
peludo”. Pero como Juan el Peludo no le creía a los muchachos fue con Cierra Barranca y él con una patada
cerró una barranca y luego fue Arranca Pino y arrancó un pino de raíz a raíz. Y
luego Juan el Peludo iba a enseñarles sus pelitos pero en eso llegó un señor todo
de negro y también su caballo era negro y le dijo Juan el Peludo “¿Cómo te
llamas?”. Y el hombre dijo “Yo soy el diablo y quiero invitarlos a una gran
fiesta, va a ser en la mansión encantada”. Y así fue, llegaron a la fiesta y
hubo muchas peleas y el diablo peleó también y ni los amigos de Juan pudieron
ganarle al diablo. El premio para quien ganara las peleas era una doncella.
Pero nadie podía ganarle al diablo. Hasta que al final peleó Juan el Peludo y
le ganó al diablo pues le quitó una oreja y el diablo le dijo “Dame mi oreja”.
Y Juan le dijo “No te la voy a dar hasta que liberes a la princesa y a mis
amigos”. Así fue, Juan le devolvió su oreja y la princesa y Juan se casaron y
vivieron felices para siempre.
Segundo
Lugar
El Diablo
Por
Daniel Morón Quijada (San Miguel
Cañadas)
Había
una vez un señor que siempre iba por su leña como a las cinco de la mañana y se
decía que iba con un caballo cargado de leña y que este señor en realidad era
el diablo. También traía su perro que era grande y que se oía que arrastraba
unas cadenas. Un día un niño se fue a cuidar a sus borregas y se veía que iba a
llover. Por eso el niño se quedó en una cueva para no mojarse. Llegaron sus
tíos a la casa y le preguntaron a la mamá del niño que dónde estaba el niño. Lo
fueron a buscar y no lo encontraron. El niño que estaba en la cueva, se levantó
a las cinco de la madrugada porque escuchó el ruido de unos hachazos y se
asustó y se quedó donde estaba. Después se fue a su casa y llegó aterrado y le
dijo a sus tíos que escuchaba ruidos en el cerro a las cinco de la mañana. Un
día primero de noviembre, día de muertos, se decía que era un día en que salían
las brujas a bailar. Los tíos del muchacho decidieron ir a ver la cueva en la
madrugada y vieron que alguien tumbaba un árbol y fueron donde se había caído
el árbol y allí encontraron a un caballo negro y no se dieron cuenta que el
señor llegó por detrás de ellos y los agarró y los metió a su cueva. Los tíos
vieron que era el diablo y que no se iban a salvar. Cuando no regresaron, el
niño, que se llamaba Casimiro, abandonó el pueblo de San Miguel Cañadas, donde
todo esto sucedió.
Anette Lucero Barreto, ha sido premiada con anterioridad en nuestro concurso. Un gran talento |
Pasa y verás
Por
Anette Lucero Barreto (San Miguel
Cañadas)
Pasa y verás
Un perico cantar
A las orillas del mar.
No te acerques demasiado
Al tigre voraz
Que jamás han podido domar.
Sube a la montaña
Y no creerás
Que hay una laguna
En medio de la luna.
Sube más, más arriba
Pero no intentes llegar a la cima
Que te estrellarás con la aurora
boreal.
Ya sientes ese respirar
O es la campana repicar
Ya es la hora de cenar
Corre que las perderás.
Tómate un buen vaso de tequila
Bajo la luna brillarás.
Suena el grillo,
El murmullo empieza a cesar,
La noche comienza a llegar,
La paz reinará otro día más.
El sol sale detrás de la montaña,
El gallo ya canta
Otro día más
Que hay que celebrar.
Tercer
Lugar
La maestra Haydé brindó unas tiernas palabras para los terceros lugares |
El Hada de la noche
Por
Yurely Vázquez Rueda (San Miguel
Cañadas)
Hace
mucho tiempo atrás, cuando en la tierra comenzaron a habitar los primero
hombres, ya existían bestias temibles que dominaban la oscuridad y sembraban el
temor a su paso. Por fortuna, también existían seres buenos y compasivos como
las hadas que sirvieron al hombre y le protegieron de todo peligro. Así, para
que los primero habitantes de la tierra no murieran de frío en el crudo
invierno, el Hada de la luz les regaló el fuego. Y para que pudieran defenderse
de los grandes monstruos, el Hada de los metales les regaló espadas y escudos.
Todas
las hadas tenían algo que obsequiar a los hombres, todas menos el Hada de la
noche, que a pesar de ser generosa no podría encontrar un regalo que pudiera se
de utilidad. Un buen día mientras descansaba en la orilla de un río, el Hada de
la noche se encontró con un muchacho que temblaba de frío a los pies de un
árbol. Cuando le preguntó porqué estaba así el triste chiquillo sólo pudo
explicarle que había perdido todo en la vida y que un furioso dragón había
devorado su casa, su caballo y su gato. Con el corazón arrugado, el Hada buena
quiso compensarle con un noble detalle y agarró un trozo de vestido hecho de la
noche más oscura y dibujó con él una silueta exacta del muchacho. Seguidamente
la colocó sobre el suelo y se llenó de alegría al ver que la silueta imitaba
todos sus movimientos. Entonces el Hada de la noche recorrió el mundo entero
regalándole a cada hombre su propia sombra hecha con los retazos de su vestido
para que jamás volvieran a sentirse solos en el mundo.
El niño de la bandera y la invasión extranjera
Por
Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San
Lorenzo Tepaltitlán, Toluca)
Chico, irás al
colegio militar. Te impondrán disciplina rigurosa. Serás un hombre, porque
hijo, aventándose de borracho nadie ha llegado a ser héroe nacional.
Por ella
Por
Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San Lorenzo Tepaltitlán,
Toluca)
Neta, no lo
aguanto ¿cómo te puede gustar? ¡Ah, ya andan! Bueno, allá tú y tus gustos
culeros. No lo critico, es que creo que eres mucho para un imbécil como él.
Bueno, es cierto, no es mal plan. No, sí, me cae gordo. Es que, sí es buena
onda, pero no sé. Hoy me cayó muy bien, es divertido. Sabes, quizá lo juzgué
mal, ya cuando lo tratas es chido. Neta, me cae muy bien, ojalá duren mucho.
¡Ay, es súper lindo tu novio! ¿Ah, ya no andan? ¿Por qué? ¿Hey, no sabes nada
de él? Me ha llamado un par de veces. Ayer lo encontré, platicamos un rato…
¿Sonreír? ¿Yo? Estás loca.
Con Él
Por
Lizbeth Yameli Montiel Pallares (San Lorenzo Tepaltitlán,
Toluca)
Dios mío,
¡santificado sea tu nombre! Gracias por todo lo que tengo
Dios mío, cúmplase
tu voluntad
¡Ay! Dios mío,
ayúdame, por favor, ¡te juro que…!
¡¿Dios mío por qué
me castigas, he cometido algún mal?!
¡¿Dios mío, me
estas probando?!
¡Dios mío, yo no
merezco todo esto!
¡Dios, qué ojete
eres conmigo!
¡Dios, hijo de
puta! Te odio
No, no, no. Ni
menciones a ese cabrón. Esto no fue deseo de nadie, no debía ser así, no es
parte de un plan. Esta miseria tiene nuestro nombre.
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