martes, 5 de noviembre de 2013

Tepotzotlán: tierra de magueyes


La importancia del maguey en la cultura mexicana está plasmada hasta en sus paisajes. No se concibe el mundo rural sin magueyes. Canciones, leyendas, poemas, pinturas y todo tipo de artes han rendido homenaje a esta planta que pertenece al orden de los Agaves. Tal es la profundidad de su significado, que una de las probables etimologías de México es precisamente “En el ombligo del maguey” (Metl, maguey; xictli, ombligo y el locativo co).
Magueyes del maestro José Clemente Orozco
 
            Pues bien, de este culto al maguey Tepotzotlán no es ajeno. Muy seguramente, unos dos mil a tres mil años antes de nuestra era, los antiguos habitantes de nuestro actual municipio, al igual que los del resto del Anáhuac, ya usaban el maguey en distintas formas, principalmente como alimento. Los otomíes y sus hermanos matlatzincas y mazahuas, fueron muy probablemente los primeros domadores de esta portentosa planta y por ende los descubridores del pulque, el producto más conocido (y paradójicamente más desconocido, por ignorancia) del maguey. Ya para la consolidación del estado teotihuacano encontramos al pulque totalmente divinizado o relacionado con los mitos originales. Al ocaso teotihuacano, las diferentes escisiones llevan consigo a sus nuevas ciudades el culto al maguey y al pulque, sólo basta recordar el mural de los bebedores de Cholula o el importantísimo papel que juega en la derrota del sacerdote Ce Topiltzin Quetzalcoatl a manos de los señores o del señor Nahual (Tezcatlipoca) en la leyenda tolteca (ampliamente conocida en el Tepotzotlán toltequizado).
Detalle del mural de Los Bebedores hallado en el templo mayor de Cholula, Puebla
 
            Para cuando los aztecas-mexicas, a mediados del siglo trece de nuestra era, conocen el pulque, los otomíes llevan centurias trabajándolo y a diferencia de los mexicas, lo toman sin restricciones. Son los mexicas quienes pondrán una serie de censuras a la bebida sagrada y también son ellos quienes crean al personaje Mayahuel, primero la mujer y luego la diosa. Aunque una de las deidades más antiguas del pulque es el llamado Dos Conejo, que seguramente proviene de la cosmogonía otomí, pero que fue ampliamente conocido entre los nahuas con el nombre de Ometochtli y cuya simbología, como nos lo recuerda la conseja que se cuenta hasta hoy día, es netamente lunar. De su culto en Tepotzotlán queda testimonio en el paraje serrano conocido en documentos antiguos como Ometochco (Lugar de Dos Conejo).
Dos Conejo en una luna que casi semeja una olla de pulque
Mayahuel, símbolo poderoso, casi mágico
 
            Los magueyes no sólo producían el pulque. Es más, la base del pulque, el aguamiel, fue (y es) un importante suplemento alimenticio y medicinal. También eran apreciados los magueyes en el mundo mesoamericano porque de sus fibras se obtenían vestimentas, amén de que varios de sus elementos se usaban en la gastronomía, de tal suerte que las recetas eran muchas, entre ellas el mixiotl, mexiotl o mixote. Las espinas eran usadas para rituales de perforación y autosacrificio. Desde tiempos muy antiguos, como lo ilustra el códice-techaloyan Tepotzotlán Tzontecomatl, se usó para deslindar terrenos, como cerca y principalmente para hacer contenciones en las milpas, lo que servía para captar más óptimamente la humedad y evitar la erosión de la tierra.
Terrazas así aún se pueden ver en pueblos como el de Los Dolores, enclavado en la Sierra de Tepotzotlán
 
            A la llegada de los invasores hispanos y tras la sangrienta conquista de México, los españoles adoptaron al maguey con todo y pulque incluido, al grado de que la bebida sagrada ocupó un lugar importante no sólo en la mesa de los indígenas y mestizos, sino también de criollos y peninsulares, sucediendo que hasta el virrey e incluso los obispos no hacían remilgos a la bebida. Asimismo, la asimilación de la planta no escapó al mestizaje y así comenzó a tener otras funciones en el mundo de los nuevos mexicanos, así habrán nacido las distintas clases de barbacoas.  
Los hornos de barbacoa de El Sitio Maya están hechos a la manera tradicional tepotzotleca
 
En la actualidad, muchos de los usos que antiguamente se le daban al maguey en nuestro territorio, aún se pueden registrar, principalmente en las zonas más serranas, donde todavía se hallan en uso terrazas prehispánicas, lo que da fe de lo dicho anteriormente. Desafortunadamente, ya no son muchas. El maguey, no sólo en nuestro municipio, sino en todo el país… está tristemente extinguiéndose. Las causas son varias: las plagas que lo han diezmado, que se dejó de usar su fibra como textil, el descredito ilógico e irracional hacia el pulque que afectó a sus productores, alimentos como los gusanos de maguey se encarecieron al grado de que sólo algunos cuantos los pueden comer y una de las principales razones es que los actuales barbacolleros y mixioteros destazan indiscriminadamente a la planta para obtener sus hojas y el problema está en que no siembran más. El argumento para no sembrar actualmente maguey es que su tiempo de maduración es demasiado (de siete a diez años); dicen, además, los adultos, que los jóvenes no se interesan por el maguey y que ellos ya son muy viejos como para llegar a un nuevo ciclo de siembra. Así pues, será un lástima que, de no tomar medidas al respecto, se pierda la gran variedad de magueyes (como ya ha sucedido con algunas especies) que hay en el país, entre los que destacan el chalqueño, el matonas, el ayoteco, el tlacametl ( “Hombre maguey” de tlacatl, hombre y metl, maguey) y el misterioso maguey cimarrón que sólo se da en el monte y ninguna mano humana tiene que ver con su crianza (tan sólo la mano de Mayahuel).
Maguey cimarrón en plena barranca de Los Cuandones, San Miguel Cañadas, Tepotzotlán
 
Es de vital importancia que en municipios como Tepotzotlán, cuya tierra y altura es ideal para la producción del maguey, cuyo sabores se distinguen del resto de la geografía mexicana (por ejemplo el pulque es totalmente distinto al de Hidalgo o Puebla o Tlaxcala), definan programas para la conservación y difusión de la panta en el ámbito económico, social y cultural. Un óptimo ejemplo de este esfuerzo es la Feria Regional de Gastronomía Tradicional. Tepotzotlán, sabores y saberes de su historia (que tiene a bien organizar la entusiasta María Concepción Vázquez Vargas) y la atinada decisión de dedicar este año su temática al maguey, y aún más allá —casi cual si se tratara de fiesta patronal—: menta al último símbolo del maguey como divinidad prehispánica: Mayahuel. La Feria no sólo permitirá acercarse al aspecto gastronómico de la planta (que incluye las mentadas barbacoas, mixiotes, chinicuiles y un largo etcétera), sino que pondrá sobre la mesa su historia, su peso cultural y sobre todo, nos permitirá idear las maneras de rescatarlo de la desaparición total mediante la generación del debate y el análisis informado.
María Concepción Vázquez Vargas (primera de derecha a izquierda) representa el esfuerzo de alguien que ama a Tepotzotlán
 

   Pues bien, como cada año, tu casa El Sitio Maya te invita a visitar la Feria Gastronómica que comenzará el domingo 10 de noviembre y concluirá hasta el 1 de diciembre. Además de la muestra gastronómica, se disfrutarán eventos artísticos y pláticas acerca del maguey. El Sitio Maya participará en orgullosa representación del pueblo de San Miguel Cañadas y ofrece a los visitantes a la feria su exquisita receta de mixiote de carnero, así como chinicuiles, caracoles, chapulines, acociles y dulce y pay de calabaza. Esperamos su asistencia para que degusten de los manjares que se elaborarán con todo el amor para que sean dignas piezas de un tlatoani. Y recuerden que también nos pueden visitar en nuestro balneario-pulquería-salón de eventos-campamento ubicado  sobre la carretera a Arcos del Sitio s/n, zona de balnearios de San Miguel Cañadas, Tepotzotlán. Adelante de la capillita de San Miguelito. Para mayores informes marcar al 0445554140253 o al 62963757
 

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